
Elena espinosa, recién estrenada ministra de medio ambiente, ha tenido que enfrentarse al primero de los muchos marrones con los que se va a encontrar en esta legislatura. Y no me refiero a las manifestaciones de los ganaderos, que también piden el cumplimiento del programa electoral del PSOE del año 2004.
Sus titubeos e incertidumbre a la hora de explicar que el trasvase del Ebro hacia Barcelona no es tal trasvase han transmitido tal sensación de inseguridad y desconcierto, que más parecía estar deseando encontrar una enorme piedra bajo la que esconderse antes que seguir hablando con los periodistas.
El nuevo equipo de Zapatero empieza su gestión como era de esperar: mintiendo. Ya pasó la resaca de la victoria y la euforia de la foto de este nuevo gobierno guay aunque escasamente preparado. Tenemos “Ministr@s” que ya demostraron anteriormente su incapacidad. Otr@s que se significaron claramente en el pasado contra España y defendieron su catalanismo independentista y algun@ con una hoja de méritos absolutamente gris pero bien engrosada a base de mentiras y otr@ con diligencias abiertas por prevaricación.
Ahora veremos cómo caen, una a una, las promesas populistas hechas durante la pasada legislatura.
El trasvase del Ebro, uno de los debates más politizados de la última década, dejará cadáveres políticos por el camino. Será la primera piedra de toque para comprobar hasta qué punto algunos de los defensores y detractores lo han sido por convicción o como buscadores del voto falto de criterio. Pero ya está demostrado que el gobierno catalán esta dispuesto a cobrar pronto los favores electorales concedidos a Zapatero. No hacen falta explicaciones. Ni siquiera planteamientos maniqueístas. Se apropian cuando les da la real gana de lo que negaron para los demás y Ferraz calla la boca, mientras ordena a El País que rellene sus portadas con cualquier tontería que suceda en la oposición para no tener que informar del trasvase en primera plana.
En conclusión: Que el minitrasvase, la aportación puntual de agua, el desvío estratégico de caudales, o como quieran llamarlo, es el globo que le ha estallado en la cara al equipo de gobierno. Aunque pueden estar relativamente tranquilos porque, o la oposición se pone a trabajar, o Zapatero y sus asesores de propaganda sabrán darle la vuelta al asunto para minimizar los daños en su imagen. En eso son verdaderos expertos y tienen la ventaja de que la derecha española está aun tan llena de complejos que no sabe reaccionar como sería mejor para los intereses del país. ¿Renovación interna? Desde luego que hace falta. Y cuanto antes.