No pasa una sola semana sin que los partidos
políticos demuestren con sus propios hechos que no son otra cosa que
gigantescos fraudes ideológicos, sociales y económicos.
El reciente nombramiento de una perturbada con
antecedentes judiciales como Isa Serra para el cargo de portavoz del partido del machito alfa no es sino la
constatación de que a los mandamases y mangantes de Podemos lo que menos les
importa es respetar aquellos principios que tanto reclamaban defender desde que
aparecieron en el panorama nacional.
Para Pablo Iglesias, el que presumía de ser
hijo de terrorista cuando no era parte del gobierno de España y que se ofende
si se lo recuerdan ahora que es vicepresidente mendigante, no debe haber
persona más idónea para ser portavoz de partido que una condenada por un delito
de atentado a la fuerza pública. Se cumple así la máxima de Podemos. Acoger a
todo indeseable sospechoso o responsable de todo tipo de delitos para conformar un partido al que pueda votar el lumpen social carente de
cualquier escrúpulo. Muy atrás queda ese código ético del partido del que
presumía otro condenado por la justicia: el bufón Echenique, que no aporta nada
que no sean comentarios estúpidos y sectarios.
Así que no perdamos el verdadero foco del
asunto. Lo que es más importante respecto a la realidad de Podemos. ¿Es un
partido de impresentables? Sí. No hay más que escuchar a sus líderes para salir
de dudas. ¿Es un partido instalado en la demagogia? Por descontado. No hay más
que repasar lo que declararon en el pasado y compararlo con lo que ahora hacen.
Pero la realidad es que Podemos es un partido al que han votado casi 3.100.000
españoles a los que les atrae el mensaje del odio y la confrontación antes que
la prosperidad de su propia sociedad. En realidad, Podemos es uno de los muchos
tumores que afectan a la salud de la nación. Pero no dejemos de lado la
realidad. El principal mal de España es el pueblo español, y no hay más que ver
lo que vota para darse cuenta de ello. En este caso, millones de votantes
ayudan a un grupo de caraduras a acceder y parasitar del poder. Esos mismos
millones de votantes que desprecian a los demás partidos por corruptos.
No deja de ser algo tan estúpido como paradójico.
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