El corrupto sistema de partidos se ha
repartido el poder en Vascongadas y Galicia para los próximos cuatro años, pero
una de las principales preocupaciones de ciertos representantes de partidos
mayoritarios ha sido llamar al pueblo a no abstenerse, porque al punto que
hemos llegado, votar es certificar con una papeleta que autorizas a quienes no
has elegido ni conoces para que sigan vaciándote los bolsillos con absoluta
impunidad.
El PNV consigue 31 de un total de 75 escaños
y EH Bildu, la marca blanca de ETA, incrementa los suyos hasta los 22, con lo
que se certifica que el nacionalismo/independentismo, sin importar si es de
corte ultraderechista (PNV) o comunista (ETA y sus marcas blanqueadas por el
sistema) sigue siendo la opción preferida por un enorme porcentaje de población
que ha comprendido desde hace décadas que vivir bajo un especial sistema de
impuestos que expolia al resto de la nación española, conocido como “cupo
vasco”, es mucho más práctico que pretender realmente una independencia que
obligaría a lo que ellos llaman ridículamente Euskadi a vivir por sus propios
medios y sin recibir privilegios económicos ni prebendas políticas de un Estado
central a cambio de apoyar a los diferentes gobiernos del PP, PSOE y
PSOE/Podemos. Si no hay sorpresas, los 10 escaños del PSE, la marca PSOE Vasca
tibia con el independentismo, revalidará su apoyo a los racistas y
supremacistas del PNV, hijos del perturbado Sabino Arana, para volver a formar
gobierno de coalición. Otro gobierno más en el que unos casi nazis de chapela
se apoyarán en estos socialistas que pusieron tantos muertos en matanzas de ETA
ante la impasibilidad de esos mismos nacionalistas vascos que llamaban
“nuestros chicos” a los etarras de bomba lapa y tiro en la nuca.
Por lo mismo, es decir, porque ya hay
bastante independentismo ultra de ambos lados, Podemos pierde la mitad de sus
escaños. En una región donde el independentismo estalinista tiene tantos
cabestros adeptos, otro partido comunista como el de Pablo Iglesias está
condenado a desaparecer, como a buen seguro sucederá de aquí a cuatro años.
El PSE pierde 5 escaños, quedándose
en diez; y no somos pocos los que coincidimos en que el descalabro de estas dos
últimas formaciones también se debe a la imagen de ineptitud y corrupción que
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han transmitido desde mucho tiempo antes de
formar gobierno en Madrid. Como el infame Zapatero en su ocaso, estos dos
lamentables personajes se han convertido en la peor propaganda para sus propios
partidos en ciertas regiones.
Si el PP ya era un partido residual
en Vascongadas por empeño, obra y gracia del traidor Rajoy, auténtico factótum
del hundimiento de su partido, la unión con Ciudadanos ha demostrado ser una
estupidez mayor sobre la que algunos advertíamos desde hace mucho tiempo. El
Partido Pusilánime jamás levantará cabeza en Vascongadas porque el capital
humano que tuvo hace 20 años y que Rajoy asfixió para librarse de los
aznaristas no se repetirá entre las jóvenes generaciones de blanditos peperos
seguidores del globalismo de Soros. Y Ciudadanos… Ciudadanos ya no ofrece otra
imagen que la de formación política en liquidación que busca su sitio a ciegas
para que sus gerifaltes no pierdan sus abultados sueldos salidos del bolsillo
de los contribuyentes. En semejante situación, el partidito naranja no parece
tener otro futuro que ser tragado por el PSOE o por cualquier otro partido que George
Soros disponga.
La revelación del día la protagonizó
Vox consiguiendo un escaño. Reconozco el valor de apoderados, candidatos y asistentes
a los mítines de este partido en un ambiente tan hostil, pero no pierdo de
vista que Vox es precisamente otro partido más del sistema que ya ha demostrado
en muchas ocasiones el verdadero fondo de sus líderes, entre los que la
libertad ya comienza a ser una palabra incomoda y para quienes la nostalgia de
un tiempo pasado brilla más cuanto más se radicaliza el discurso de su
creciente sector falangista. La nueva diputada de Vox tendrá que demostrar a
diario las agallas que le faltarán a tanto diputado cómplice con la sangrienta
y trincona mafia vasca del terror y el expolio, y eso la honrará. Pero flaco
favor hará a España participando de un sistema en el que ni un solo partido
está por la verdadera democracia y en el que los problemas que más acucian a
nuestra nación se ignoran mientras las castas privilegiadas siguen siendo las
grandes favorecidas.
En Galicia el Partido Popular, otro
de los principales pilares en los que se apoya la partitocracia corrupta que
parasita a la nación bajo las órdenes del sector financiero, institucional y
religioso, ha obtenido 41 sobre 75 escaños. Mayoría absoluta de nuevo; con lo
que el nacionalismo apenas disimulado de Feijoo, que aborda la segregación
lingüística del mismo modo que en otras regiones lo hacen los independentistas
catalanes y vascos, mantendrá en pie el teatro del engaño en el que tanto
militante y simpatizante pepero se entretiene creyendo que un partido
conservador y español gobierna en Galicia, mientras el independentismo
encubierto de Feijoo y la agenda globalista del aborto y la corriente LGTB
avanza a paso firme. Tal es la paradoja gallega, donde tantos votantes dicen
sentirse españoles, y en realidad no disponen de opciones dentro del corrupto
arco político que pueda garantizarles que ser precisamente españoles en su
tierra pueda ser algo normal y natural.
El PSOE gana un escaño, situándose en
15, y los no disimulados nacionalistas/independentistas gallegos del BNG
alcanzan los 19. Un tremendo incremento que se traducirá en mayores
subvenciones de dinero público para mantener a sus nuevos parásitos en el
parlamento local.
Y más aún que en Vascongadas, los
votantes de este circo de la corrupción han terminado por admitir que, habiendo
ya suficiente izquierdismo e independentismo en Galicia, otro partido
sanguijuela como Podemos está de sobra absolutamente. El Partido de Pablo
Iglesias ha perdido toda representación. Dicho de otro modo, a Iglesias le han
echado a patadas de Galicia. Un precedente del que deberíamos tomar nota en el
resto de España.
Así es como ha quedado repartido el
poder corrupto en ambas regiones, y ésos son los partidos que en cada una de
ellas esquilmarán a los ciudadanos mientras ellos no pongan coto a los desmanes
de sus políticos. La cifras definitivas de la abstención marcan un 41,12% en
Galicia y un 47,14% en Vascongadas. Porcentajes esperanzadores de insumisos al
voto del sistema de partidos corrupto.
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