Sucia política, sucias conciencias: Ahora los proetarras son malos.

Semana horrible para ETA, para sus votantes y para el PNV.

ANV, Gestoras Proamnistía y PCTV han sido ilegalizadas por el Tribunal Supremo. La queja de los portavoces del Partido Nacionalista Vasco no se ha hecho esperar, como era fácil prever.

Estuvo acertado quién, hace ya mucho tiempo, describió la situación política del País Vasco como un nogal que los asesinos y partidarios oficiales removían, mientras los nacionalistas “moderados” esperaban bajo las ramas para recoger las nueces. Que a nadie le quepa la menor duda que tal descripción es real, si nos remitimos a los hechos de las pasadas décadas. A Ibarretxe no le conviene en absoluto que los asesinos se queden sin brazos políticos. La táctica de colgar al cuello de los batasunos el cartel de violentos para poder enarbolar él mismo la pancarta del victimismo y la moderación, que siempre ha funcionado bien para el PNV y que le ha permitido vivir en la poltrona desde el reestablecimiento de la democracia en España.

Con estas tres organizaciones fuera de juego, sus representantes en los ayuntamientos y parlamento vasco lo tendrán ahora más difícil, sí; pero dependerá también de que el PNV acate la ley – cosa que aún está por ver – y no les tienda la mano a sus amigos asesinos, como ya sucedió en un pasado reciente, para mantenerles a flote y poder contar con sus votos a la hora de apoyar los incansables y persistentes planes de secesionismo de Ibarretxe y compañía.

Otra consecuencia de estas últimas ilegalizaciones debería ser - utopía – que los ciudadanos recordaran, reflexionaran, y tuvieran el valor de poner en su sitio a quienes, por mero interés político, facilitaron la presencia de estas organizaciones etarras en las instituciones. Esto no significa necesariamente que yo esté pidiendo el voto para el Partido Popular, como pensará más de un “etiquetador” de esos que piensan que quien critica a uno debe ser necesariamente del otro. Solo trato de llamar a la reflexión sobre la calidad política y humana de quienes han mentido y manipulado reiteradamente, traspasando cualquier límite ético y moral, con el fín de conseguir el poder y perpetuarse a cualquier precio.

Durante estos pasados años se ha puesto de manifiesto la cada vez mayor politización de la justicia y su consiguiente manipulación partidista. Quienes acusaron a otros de hacer eso mismo, han demostrado sobradamente hasta dónde han estado dispuestos a llegar. Y esta legislatura acaba de empezar, con el peor ambiente de crisis que el mundo vive desde hace muchísimo tiempo y que en nada contribuirá, más bien todo lo contrario, a enrarecer más aún el teatro político español.

Ni el Presidente Rodríguez Zapatero, ni Conde Pumpido, Fiscal General del Estado, ni Pepe Blanco, insultador profesional del Partido Sectario Oportunista del Euro, Ni Fernández Bermejo, Ministro de ¿Justicia?, ni ninguno de los que, en una u otra medida, participaron en la maniobra de ocultación de la negociación con ETA y la estrategia paralela de aislamiento y culpabilización de la oposición, con el coste de convivencia que ello a traído desde entonces, aguantarían un examen de hemeroteca de los últimos cuatro años. Todos ellos han quedado como absolutos farsantes.

Recientemente una encuesta desvelaba el hecho de que la confianza de los ciudadanos en gobierno había caído muchos puntos, debido al comportamiento del Presidente y los vicepresidentes, entre otros, intentando desesperadamente negar la existencia de una crisis que todos hemos podido ver crecer a diario, pero que parecía no traspasar los límites del perímetro de la Moncloa.

Me pregunto qué opiniones reflejaría una nueva encuesta sobre estas cuestiones. Aunque también soy consciente de que no conviene hacerse ilusiones…