Una de las respuestas a mi tweet del pasado 28 de
septiembre sobre Baltasar Garzón llamó especialmente mi atención.
Era un mensaje de Marcos Molinero, director de
Abogados Penalistas Madrid y miembro de
MBM & Asociados, así como colaborador de
CONFILEGAL.
Molinero me hacía llegar el enlace a un artículo
suyo, publicado en CONFILEGAL, que leí con atención
He creído oportuno e interesante enlazarlo aquí
también, porque no está de más contar con otra perspectiva a la hora de
intentar comprender qué sucede con la corrupción de la justicia y el resto de
instituciones, que no pocas veces acaban siendo herramientas al servicio de
oscuros intereses personales, políticos, y en definitiva criminales.
La instrucción y posterior resolución judicial de
la trama “Gürtel” siempre estuvo acompañada de polémica, de sospechas y de
indicios que apuntaban a una cacería de políticos de la derecha, sin perjuicio
de los delitos que hubieran podido cometer todos o parte de los acusados.
Como suele suceder en estos casos, el linchamiento
de los acusados en los medios, especialmente los de ideología afín y bolsillo
dependiente de la izquierda, fue continuo, sistemático y encarnizado.
Ahora, tras desvelarse en algunas grabaciones del
impresentable excomisario Villarejo y su colega, el no menos detestable exjuez
Baltasar Garzón, que ambos, en compañía del nefasto socialista Pérez Rubalcaba, hoy exministro de Interior y
exvicepresidente de Gobierno de Rodríguez Zapatero, idearon un plan de acción antes de que el propio Garzón admitiera a trámite el
procedimiento, queda aún más en el aire la credibilidad de la instrucción de
Gürtel por dicho exjuez y la posterior resolución del caso. Como dije en un
tweet posterior, todo el trabajo realizado por Garzón en la Audiencia Nacional
hasta el momento de ser inhabilitado, debería ser examinado con minuciosidad,
por razones obvias.
Marcos Molinero fue uno de los abogados de la defensa
en el caso Gürtel, y aquí está su artículo.
0 comments:
Publicar un comentario
Cualquiera es libre de opinar aquí. Pero quien opine será responsable de sus palabras.