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Julio de 2018. Madrid.
Durante el rato que hemos caminado
hacia la cafetería-restaurante, apenas
20 minutos, la temperatura ha subido tanto que antes de llegar al
establecimiento ya hemos decidido que comeremos en el interior. “No puedo
entender cómo los turistas se ponen a comer fuera, aunque sea a la sombra, con
la que está cayendo”, dice mi amigo conforme nos acercamos a la gran puerta de
entrada del local. Lo cierto es que tampoco yo acierto a comprenderlo. Pero ahí
están, heroicos, un buen número de asiáticos deseosos de asimilar todo el
ambiente callejero de Madrid aunque ello les valga un buen desmayo causado por
golpe de calor.
“Elijan ustedes la mesa que quieran, que
ahora les atenderán”, nos dice un camarero mientras deposita en la barra los restos de
las consumiciones que ha recogido de la terraza.
Es casi la una de la tarde. El comedor,
francamente cómodo y acogedor, está separado de la cafetería por un precioso
biombo de cuatro cuerpos y dos macetones con plantas de unos dos metros de
altura que, si no son naturales, desde luego lo parecen. La temperatura en el
local es perfecta para mí. Fresca, con ese frío al entrar que luego se va
acomodando hacia un bien estar que te hace plantear si no te quedarías a vivir
ahí todo lo que resta de un mes de julio en el que las calles de Madrid, cuando
el calor sofoca en la sombra y abrasa en el sol, se van quedando paulatinamente
desiertas hasta que recuperan su ritmo de vida habitual hacia finales de
agosto.
Antes de sentarme a la mesa he pasado por
el servicio de caballeros. Al volver, mi amigo está tomando una cerveza
mientras examina el menú. Me ve llegar desde su posición, de espaldas a la
pared, dominando un comedor todavía vacío. Señala una Coca-Cola con hielo al
lado del salero, extendiendo el dedo índice de la misma mano con la que
sostiene su cerveza. “Ya he pedido yo por ti. Ya veo que sigues sin beber otra
cosa que no sea eso. Eres de gustos fijos”, bromea. Aparto la mirada de la
lista de platos combinado para contestarle: “A veces bebo Pepsi para la gente
vea que sé cambiar cuando es necesario”.
Se acerca el camarero a tomar nota. Pido
un plato combinado que causaría pesadillas a un vegetariano, mientras que mi
amigo se decide por otro con ensalada y variedad de pescados a la plancha.
Mientras esperamos se enciende la
televisión del comedor y vemos imágenes de un noticiario en el que aparecen
unos manteros corriendo por las ramblas de Barcelona. Parece una grabación echa
con un móvil. Los manteros se pierden entre la multitud, corriendo en direcciones
diferentes. El vídeo vuelve a enfocar el lugar desde el que provenían y hace
zoom. Dos agentes de la Guardia Urbana caminan tranquilamente en la misma
dirección por la que huyeron los manteros.
.- ¿Y para qué van a correr tras ellos? ¿Para
verlos al día siguiente vendiendo en el mismo lugar? – señala, mientras echa un
vistazo rápido al móvil que tiene en la mesa. – Yo no lo haría si fuera uno de
ellos; y menos con la alcaldesa que tienen allí ahora. A ella cualquier cosa
que perjudique al turismo y a la imagen de Barcelona le va bien. No interesa tocar ni a
manteros ni a okupas. Y si te excedes en tu trabajo, o te defiendes, te cae un
expediente de suspensión de empleo y sueldo tres meses. Ésos no trabajan por
amor al arte. Están ahí porque tienen buenos sueldos y muchos días libres al
cabo del año. Ya sabes lo que hay en algunas policías locales por toda España.
Al cabo de un rato se acerca el camarero
con nuestros platos combinados.
.- ¿Alguna cosa más, los señores? –
pregunta.
.- Todo está bien; gracias. – le digo
mientras comienzo a cortar el filete, que está tan poco hecho que sangra.
.- ¿El filete está a su gusto? - se interesa.
.- Está perfecto para mí. Solo le falta
echar a andar. Muchas gracias.
Mi amigo le observa alejarse hasta que
desaparece por el fondo, tras el biombo. Después, me mira con un cierto asco.
.- ¿Pero cómo puedes comerte la carne
así? Un día vas a coger lo que no tienes y acabarás con una infección de
caballo. – me riñe mientras desbloquea la pantalla de su móvil para enseñarme
algo.
.- La Coca-Cola me inmuniza y me mantiene
joven – le digo mientras miro lo que pienso que iba a ser alguna foto y que
resulta ser una lista de nombres en un archivo PDF. Leo los primeros mientras
mastico. La carne está realmente sabrosa. De los cinco primeros que aparecen en
la pantalla, solo conozco al tercero. Incluso le conocí en persona cuando aún
no peinábamos canas, aunque solo cruzamos un par de frases. Un reportero
gráfico que se las daba de intelectual escribiendo artículos para revistas
generalistas. Alguna vez apareció en alguna tertulia de televisión para no
aportar nada. Pongo la pantalla entre su plato y el mío, de modo que podemos
leerla los dos con comodidad mientras seguimos comiendo.
.- El tercero, - le comento mientras él ataca
una pequeña sepia a la plancha moteada de perejil – Éste me suena mucho. Era un
empresario del espectáculo que se codeaba con famosos que salían a todas horas
en televisión. Les promocionaba y hasta les hacía de camello trayendo farlopa
desde Marrakech a España. Le trincaron los polis marroquíes por lo que tenía
toda la pinta de ser un chivatazo y le tuvieron un mes en un calabozo sin que
pudiera ver a un abogado ni comunicarse con nadie. ¿Qué fue de él?
.- Cuando volvió a España había perdido
unos quilos y un par de dientes. Los dientes se los puso en seguida. De los
kilos perdidos dijo que se había hecho una lipo en Marrakech. Desde su regreso
se dedicó a espiar a los del mundillo de la farándula y sus conexiones con
políticos e industriales para Marruecos. Todos sabemos que hay famosas, y algún
famoso, que se prostituyen para engordar sus cuentas corrientes, y sus clientes
van desde millonarios discretos hasta píos personajes del Opus, pasando por
todo el arco político mediático nacional. Pero este tipo era tan idiota que le
trincaron en seguida. Poco después comenzó su sonada ruina económica, hasta que
le dio un ictus que se lo llevó por delante unos días después.
Entiendo. Durante mucho tiempo, y puede
que aún hoy día, Marrakech ha sido uno de los lugares favoritos de los turistas
españoles real o pretendidamente adinerados. Como en otros tiempos Tánger o
Casablanca, Marrakech ha dado para mucho. Tiene una ciertamente potente
actividad económica para lo que es en sí Marruecos y, en otros aspectos, es una
ciudad de alrededor de un millón de habitantes en la que puedes encontrar
habitualmente algunos hombres y mujeres de negocios belgas, franceses,
alemanes, españoles, italianos, rusos…, que han ido a pasar unos días de
asueto, si por tal entendemos el buscar privacidad para ciertas perversiones que
van desde el consumo de sustancias hasta las fiestas privadas sexuales más
variadas. Y de vez en cuando, como le ha sucedido a más de uno (y una)
en Cuba, éstos vuelven a sus hogares europeos para recibir tiempo
después la visita de alguien que les entrega un pendrive con sus más
variopintas andanzas sexuales en vídeo y la promesa de que si no obedecen, sus
aventuras se harán públicas, desencadenando un infierno de consecuencias
profesionales y personales fatales. Y curiosamente, los servicios marroquíes no
son los que más partido sacan de ello. Son agentes de otros países quienes se
desplazan también como turistas para este tipo de trabajos. Y aunque alguien
puede pensar que esta clase de “trampas” se pueden tender en cualquier otro
país de Europa sin necesidad de seguir a nadie hasta el norte de África, no es
menos cierto que hay ciudades y países donde es más factible, mucho más barato
y mucho menos arriesgado usar a menores prostituidos para arruinarle la vida a
cualquier degenerado sin escrúpulos.
Voy desplazando la lista. Hay unos
treinta nombres de hombres y mujeres. Me detengo en otro. Un cantamañanas
integral de la política que tuvo su momento de gloria durante unos pocos años y
se confesó partidario de la alianza de civilizaciones de Rodríguez Zapatero,
con lo que dejó con la boca abierta a muchos de sus compañeros. Como por arte
de magia desapareció de los medios directo al olvido cuando un periodista
desveló sus andanzas empresariales al amparo de su cargo de influencia.
Lo señalo en la lista con la punta del
cuchillo.
.- ¿Y éste, que ha hecho? No es el de las
movidas aquellas de alguna ONG con escándalo económico?
.- ¿Éste? Pues ahí donde lo ves es un
gran amigo de personas influyentes en Argelia. Se quemó en Marruecos. Pero no
lo quemaron los marroquíes. Lo quemaron un par de periodistas de los que van de
independientes, que le investigaron durante un par de años e hicieron una serie
de reportajes que, si se hubieran publicado, le hunden a él, a su familia y a
algún otro personaje público en la más absoluta miseria. ¿Sabes lo que pasó al
final? Que la serie de reportajes nunca se publicó. El director del medio en
cuestión recibió dinero y un auto nuevo, lo mismo que los dos periodistas. Así
que el público nunca se enteró de nada, el personaje en cuestión desapareció de
la primera línea de titulares e informativos. Ahora hace años que está de
subdirector encubierto de una de tantas ONGs que asiste a los pateros. Igual
lleva unos diez años en eso. Gana mucho dinero y le permiten seguir con sus
negocios. Precisamente éste es al que quería que llegaras.
.- ¿Y tan importante era este hombre para
el sistema, como para eliminar los reportajes, o todo fue para proteger a
alguien más?
Para de masticar un segundo. Traga, da un
sorbo a la cerveza y me contesta mientras mira hacia el biombo del fondo.
.- Ya te lo imaginas. Resulta que ese
imbécil habla mucho cuando se pasa de copas. Y lo suyo es pasarse de copas cada
vez que bebe. Si hubiera sido por él solo, le habrían dejado caer. Pero ¿y si
se ponía a largar antes de llegar al suelo? Así que le buscaron acomodo después
de darle un buen susto, y ahí le tienes. De desapercibido subdirector de una
ONG de las que apenas sale en los medios, viajando a Argelia varias veces al
año. Hace sus negocios, y de paso supervisa los campamentos donde se reclutan
los pateros para lanzarlos al mar.
Mi filete casi ha desaparecido ya del
plato. Voy por lo demás antes de que escape. Con la comida no hago prisioneros.
Seguimos solos en el comedor. El camarero asoma por el biombo y se acerca para
ver si queremos alguna cosa más antes del postre, al tiempo que mi amigo
bloquea el móvil. Le pido otra Coca Cola bien fría. Él, otra cerveza. Antes de
que vuelva con las bebidas, mi amigo sigue contándome sobre el personaje.
.- Pues este tío es el responsable de que
haya conservas de algún banco de alimentos que se desvían desde España hacia
Argelia. Yo no sé quién está más arriba de él en esto, pero el caso es que hay
familias necesitadas que pasan con lo justo
mientras un buen montón de pateros comen carne de primera guisada con
patatas y enlatada con el logotipo de ciertas marcas que están donando esos
alimentos pensando que hacen una buena obra sin saber que alguien les utiliza
para alimentar a estos otros.
Le hago un gesto con la mano, para que
pare. Cuando el camarero se aleja después de dejarnos las bebidas, le pregunto
directamente.
.- Una excooperante me contó que en
ciertas pateras siempre hay tres o cuatro individuos que en cuanto llegan a
tierra desembarcan de los buques de rescate, sacan sus móviles y hacen unas
llamadas. Quiero saber si esos teléfonos con tarjetas en uso son suyas, como
pasa con los pateros que llegan desde marruecos, o si se las proporciona alguien
desde Europa ya en los campamentos antes de hacerse a la mar.
Me mira con un trozo de gamba en su
tenedor y sonríe asintiendo con la cabeza.
.- ¿Pero tú no estabas retirado de todo
esto, para estar tan enterado? – me pregunta con sorna, trazando arabescos en
el aire con el tenedor.
.- Soy un hombre sencillo que a veces es
infiel a Coca Cola y se va con Pepsi, y que come carne casi cruda con salsa
barbacoa, si te parece. - Sonrío yo
también – Los móviles. ¿Quién se los pasa a los pateros argelinos? La
excooperante me contó que en una ocasión vio a un tripulante de un barco de
salvamento entregar cuatro móviles con sus cargadores a cuatro tipos que no
parecían pobres desvalidos precisamente. Ropa deportiva cara. Bien alimentados.
No puede ser lo mismo que los marroquíes que compran en Tánger móviles nuevos
baratos u otros caros, robados en España y Portugal. Entre el tráfico de
inmigrantes de Marruecos y el de Argelia hay demasiadas diferencias y las
infraestructuras también son distintas.
Asiente y me contesta.
.- Alguien detectó en Italia que algunos
móviles decomisados a los pateros en Lampedusa tenían números de serie y
códigos de barras cuya trazabilidad correspondía a terminales que habían estado
a la venta en España y que fueron robados en alunizajes en tiendas de Madrid,
Zaragoza y Barcelona. Claro que los alunizajes no eran responsabilidad de las
mafias argelinas. Pero esos móviles llegaban a Argelia en los mismos envíos de
alimentos, ropa, medicinas y dinero que atracaban en el puerto de Argel y que
luego seguían la ruta de reparto hasta Orán, como te comenté antes en la
terraza. Ya venían con la SIM instalada y dada de alta en prepago, con 300
Euros de saldo y roaming activado para llamadas internacionales. Un tío
avispado de la AISE lo detectó y lo investigó. Es parte de la información
compartida para todos los servicios europeos. Además el italiano tuvo suerte,
porque el patero al que siguió e interceptó en Lampedusa, además de un Smartphone
completamente instalado, con saldo y mapas europeos, llevaba encima 500 dólares
americanos y 1500 euros para ir tirando las primeras semanas. Parece que
trataron de rastrear la procedencia de algún billete, pero no me ha llegado más
información sobre eso.
.- ¿Las SIMs estaban activadas desde
España?
.- Sí. Todas en la misma tienda de
telefonía del extrarradio de Madrid. Una que cerró hace unos meses y que
llevaba funcionando 18 años. La SIM se identificó en 2016, y tirando de ella
pudieron fichar un total de 35 de varios operadores que se activaban con el
mismo saldo y con roaming disponible. Lo curioso es que cuando estos pateros de
élite, bien alimentados y mejor vestidos, eran trasladados definitivamente a
Italia con algún contingente, las autoridades italianas les perdían el rastro.
.- Alguien me comentó – le interrumpo - que uno de ellos ya estaba marcado desde antes de
salir en patera hacia Lampedusa, y que eso coincidió más o menos en el tiempo
con el hecho de que el agente de la AISE descubriera a otro patero con dinero y
Smartphone.
.- Sí señor. Ése fue marcado por un
cooperante español que fue de “vacaciones” a Omán y le permitieron entrar a un
campo para ayudar como enfermero cuando mostró su tarjeta de una ONG. Resulta
que este muchacho, además de cooperante y enfermero, trabajaba para un servicio
de información español. Un tipo muy preparado. Hablaba muy bien alemán, inglés
y francés. Y lo que casi nadie supo nunca, porque no lo demostraba, es que
también hablaba árabe con soltura, hasta el punto de distinguir acentos y todo.
Era el par de orejas perfecto para un trabajo así en un área como ésa. Ya
sabes. Un europeo con remordimientos por ser blanco y del primer mundo que se
hace enfermero y cooperante y ayuda lo que puede con su ONG en el Magreb. Y
como los magrebíes dan por sentado que ningún europeo habla árabe, largan
tranquilamente de sus cosas delante de enfermeros y demás personal.
.- Y eso es lo que sucedió. – adivino - El
cooperante marcó a un tío alojado en uno de los campamentos porque le oyó
hablar y notó su acento….
.- Sí. Resultó que el tío era egipcio. ¿Qué
carajo hace un egipcio como patero en Argelia? El cooperante contactó con la
antena correspondiente y desde España avisaron a los italianos para que
estuvieran sobre aviso.
.- Vale. El cooperante le pilló por
algunas consonantes diferentes que pronuncian los egipcios. Está claro.
.-
¿Aún te acuerdas algo del árabe, tú?
.- Apenas dos palabras, - contesto mientras trato de enfocarme en el
hilo principal de esta charla – ¿Entonces, de los pateros que luego se perdían
por Italia, fue localizado alguno?
.- No me consta. Parece que el gobierno
Italiano era tan indiferente a este problema que no hacía caso de las
informaciones que le enviaba la AISE. Más o menos la misma actitud que los
gobiernos de Zapatero y Rajoy cuando recibían dosieres importantes sobre
ciertos temas. Alguien leía esos dosieres y decidía archivarlos con el permiso
de quien dirigía el cotarro de verdad.
.- ¿Y crees que algún patero más ha sido marcado
antes de llegar a Europa?
.- Me comentaron, pero no sé si es
cierto, que había uno entre los 620 o 630 que desembarcaron del Aquarius en
Valencia el 17 de junio. Todos eran pateros recogidos frente a las costas de
Libia, pero provenían de Argelia. Pero ya te digo que no sé si es cierto. Lo
que sí tengo claro es que el experimento del Aquarius ha tenido un rotundo
éxito.
.- ¿Éxito? ¿A qué te refieres? ¿A la
crisis internacional? Porque eso les ha salido redondo.
.- A eso mismo. Fíjate. Con 600 tíos
pasando hambre e incomodidades en un barco que busca puerto donde amarrar, que
es una historia que tiene mucho de montaje y mucho de completa farsa, han
logrado enfrentar a media Europa contra la otra media y ya de paso, comprobar
el aguante del gobierno de Sánchez, y la disponibilidad de los medios españoles
para vender propaganda y victimismo. Y seguro que han tomado buena nota.
Le doy la razón. Tristemente, la
propaganda progre ha triunfado. Los medios han dirigido a la gente a recibir a
los emigrantes como héroes. Es el mejor modo de cortar las críticas que puedan
surgir después y de descalificar a los que se muestren en desacuerdo con lo
sucedido.
.- Ahí viene el camarero. ¿Tú que vas a
pedir de postre? - pregunta mi amigo
dejando la servilleta a un lado y bloqueando de nuevo la pantalla del móvil para
ocultar la lista de nombres.
Me encojo de hombros. Me estoy
preguntando qué ha sido del cooperante del servicio de información. Le pregunto
cuando el camarero se aleja.
.- No tengo ni la menor idea. Le habrán
retirado de la zona en cuanto dio el cante, supongo. No lo sé. Pero lo que sí
te puedo decir es que los Hermanos Musulmanes están tratando de infiltrar más gente
suya discretamente en Europa, aprovechando que nuestras estúpidas autoridades
comunitarias aún no han caído en el pequeño detalle de incluir a esos chiflados
de las pirámides en el listado de organizaciones terroristas yihadistas. Solo
Rusia y algún país más lo han hecho. Así que son los mejores candidatos ahora
para llegar hasta Europa por el sur sin peligro de estar tan vigilados.
.- ¿Quieren colocar más egipcios en
Argelia y Libia? ¿La yihad tiene problemas para entrar a Europa vía Turquía o
más al norte?
Sonríe arqueando las cejas. Y mientras
hace un ligero gesto con la cabeza señalando al camarero, que aparece al fondo
del comedor con los postres, me contesta bajando la voz:
.- La yihad tiene ahora un par de
problemas en aquella zona que se llaman ISA y MOSSAD.
Continuará.
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