Puede escuchar el texto al final del artículo
El pasado 1 de junio publiqué, en base a
dos conversaciones mantenidas el día antes con unos militantes de Ciudadanos en
Madrid, que dicho partido se enfrentaba a partir de ese momento a una crisis
que bien podría desembocar en una escisión liderada por algunos de los
fundadores y principales personajes de la formación.
En aquellos días iniciales de junio la
directiva del partido que se mantenía fiel a Albert Rivera trataba de contener
las posibles filtraciones a los medios de información, en medio de un clima de
desconfianza interna y una división en dos bandos de opinión que, por resumirlo mucho, se caracterizaban por
su preferencia en pactar con el PP o con el PSOE a la hora de formar un
gobierno o bloquearlo, dependiendo de la coyuntura derivada de posibles pactos
post electorales. No faltó algún usuario de redes sociales que me acusó de
inventar un fake para ganar visitas a este blog.
Apenas
un par de semanas después, y tras de haber conversado vía teléfono con un
miembro de Ciudadanos de Barcelona, advertí en otro post que Albert Rivera
podría haber cometido un error fatal para su partido al haber “importado” de
Francia a Manuel Valls, ex primer ministro, quien podría acabar siendo un tiro
en el pie de Rivera, como luego se vio claramente cuando Valls obtenía escaño
en el ayuntamiento de Barcelona e inmediatamente marcaba distancias con sus
compañeros de partido en el consistorio y apoyaba sin reservas a la comunista e
independentista Ada Colau, con lo que él tiraba por tierra su mensaje electoral
defendiendo la unidad de Cataluña con España, y aumentaba así la imagen de Ciudadanos como
un partido veleta que giraba con demasiada facilidad a impulsos del viento
dominante.
Hoy,
en el momento apropiado para sus intereses y los de Soros, Manuel Valls ha comunicado
a ciertos medios que da el salto a la política nacional con algunos fundadores
de Ciudadanos y ciertos críticos del PSOE. Es decir, otro grupo de centro
izquierda más que tratará de arañar su parte del pastel en un arco político
quizás ya saturado en esa tendencia.
Valls
se acompaña de personajes ciertamente interesantes, tales como Nicolás Redondo,
Arcadi Espada, Los hermanos Rubén y José María Múgica, Andrés Trapiello, Félix
Ovejero y otros. Por el momento, todos ellos han constituido una plataforma constitucionalista
con la que pretenderán en breve presentarse en la política internacional con
una ideología clara de centro izquierda que, así lo aseguran todos ellos, constituye
en principio un sector de izquierda muy crítico con las políticas de Pedro
Sánchez. Además, y como no podría ser de otra manera con Manuel Valls y sus
antecedentes globalistas y masónicos, la dirección a seguir de esta plataforma
y su posible partido político -que
tratarán de tener listo para las próximas elecciones catalanas- será netamente europeísta. Nada nuevo para un
nuevo partido, bien se podría decir.
¿Será
esta nueva formación la puntilla definitiva para un hoy muy debilitado y
dividido Ciudadanos? A mi entender, no es casual en absoluto que Valls aparezca
de nuevo y con fuerza en los titulares justo ahora que Rivera aparece machacado
en las encuestas, como no creo que haya sido en absoluto casualidad los ataques
mediáticos que el de Ciudadanos ha venido sufriendo durante todo el verano, con
la excusa de su relación con una cantante famosa, y que le ha hecho objeto de continua
persecución y críticas desde que decidió desobedecer las órdenes de George
Soros en cuanto a pactar con Pedro Sánchez para formar gobierno de coalición.
En
Ciudadanos hay quien teme que se materialicen los verdaderamente catastróficos
resultados que auguran todas las encuestas a la formación naranja para las
elecciones generales del 10-N. Una debacle que bien podría colocar al partido
en manos de Valls y que enviaría a sus casas a no pocos de los que disfrutan puestos
políticos en los que pastar cómodamente, a semejanza de lo que sucede en otros
partidos. De hecho, si Valls continúa haciendo suyo el discurso de Ciudadanos,
insistiendo en términos en los que Rivera lleva años insistiendo, tales como la
referida integración en Europa, la lucha contra la desigualdad y la oposición
frontal a los nacionalismos, bien podría suceder que los votantes que le queden
a Rivera tras las elecciones comiencen a mirar con mejores ojos al francés quien,
al fin y al cabo, ha sido ex primer ministro, disfruta de un prestigio del que
Rivera no dispone, y podría proyectar al nuevo partido no solo al parlamento
catalán, también al europeo, donde se sirve mejor a los intereses de Soros y,
al fin y al cabo, se cobra más.
Pero
Atención. No perdamos de vista uno de los puntos en los que el nuevo partido de
Manuel Valls más insistirá y en el que Ciudadanos ha pasado de puntillas para
no chocar con la supuesta defensa de la nación española que en alguna ocasión
ha enarbolado tímidamente: el enfrentamiento hacia cualquier deriva
“identitaria”, o dicho en otras palabras, la oposición frontal a cualquier
partido patriota, tal y como hace Soros contra los gobiernos y partidos que
defienden sus naciones contra la agenda globalista, como son los gobiernos
ruso, norteamericano, chino y húngaro.
En
definitiva, son intereses externos los que nos cuelan un nuevo personaje
globalista con antecedentes masones. No veo otra utilidad en ello que reforzar
el amplísimo espectro político de partidos fieles a la agenda globalista en
España, y un remedio anticipado a la desobediencia del líder de Ciudadanos. Rivera
debería haber sido más listo. El tiempo ha demostrado que traerse al francés
para dar un golpe de efecto mediático podría acabar, como así ha sucedido, como
un tiro en el pie.
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