Puede escuchar el texto al final del artículo
Pepiño Blanco anuncia que se retira de la
política. Veamos:
Estoy absolutamente convencido de que uno
de los muchos recursos con los que cuentan los gobernantes para seguir
manipulando a las masas, legislatura tras legislatura, es que tienen comprobado
desde hace mucho tiempo que la masa social sufre de una desmemoria tan enorme
como pequeño el interés por tomar iniciativas. Es por esto que tanto indeseable
se mueve libremente por la política y los círculos de poder sin tener que
rendir cuentas ante los ciudadanos y la justicia por los desmanes que haya
podido hacer y las calamidades que haya podido provocar con su gestión.
Es habitual que los políticos que han
alcanzado los puestos de mayor poder e influencia, al retirarse de la vida
pública, reciben como premio a su gestión un puesto en algún consejo de
dirección u órgano similar de las grandes empresas. ¿Cómo reacciona la
ciudadanía cuando eso sucede? Unos con indiferencia, otros con indignación,
hasta los hay que justifican tales prácticas. Pero no parece que muchos se
pregunten por qué un exministro encuentra acomodo en una empresa de energía,
cobrando cientos de miles de Euros a cambio de servicios de “asesoramiento”. Ni
parece que nadie reflexione sobre la posibilidad de que ese exministro haya
beneficiado durante su mandato a la empresa que años más tarde le contrata en
condiciones tan generosas.
Esto se ha convertido en algo tan común,
que a estas alturas los políticos retirados y favorecidos en semejantes
cambalaches no tratan de disimular estos posibles intercambios de favores. Este
tipo de corrupción, que no es la de meter la mano en la caja sino la del tráfico
de influencias y el uso ventajista de información, no es privativa de ningún
partido concreto. Todos, Tanto PSOE, como
PP, como Izquierda Unida en su momento, han colocado a los suyos en la
banca, las eléctricas y otras grandes corporaciones. De hecho, en muchos casos
no ha sido necesario haber llegado a ser ministro ni presidente de gobierno. Un
cargo de diputado con las suficientes relaciones y contactos, una presidencia
autonómica, una alcaldía importante, son las llaves que abrirán las puertas de
acceso a un puesto bien remunerado en cualquiera de las empresas que basan
parte de sus negocios en apoyo de influencias de alto nivel.
Felipe González, un ejemplo demoledor de político metido a "asesor" |
Uno
de los ejemplos más característicos de este tipo de personajes que se pueden
encontrar en la actualidad es José Blanco, más conocido en los ambientes
socialistas como Pepiño Blanco. De preparación académica inexistente, sí
destacó por su capacidad para la intriga dentro del partido, hasta el punto de
ser uno de los jefes del partido en la sombra. Llegó a ser uno de los hombres
de confianza del infame José Luis Rodríguez Zapatero, quien lo puso al frente
del ministerio de Fomento; ministerio en el que demostró su absoluta ineptitud
para la enorme responsabilidad de una de las carteras más importantes el
gobierno de España. Como tantos y tantos otros socialistas, en el momento en el
que comenzó a gozar de posición desahogada, pasó a vivir como un auténtico capitalista
de esos a los que tanto había criticado. Los escándalos en ese sentido fueron
ampliamente publicados por algunos medios mientras él fue ministro, pero
ninguno de tales escándalos acabó en manos de la justicia. El final de su
carrera política en España vino marcado por el descalabro socialista al final
de la segunda legislatura de Zapatero
(2011), y el descubrimiento por parte de algunos periodistas de los
chanchullos del impresentable Pepiño, todo un ministro del Gobierno, y sus
tratos con ciertos empresarios que a su vez favorecían al Partido Socialista. Y
como tantos políticos de épocas anteriores cogidos con las manos en la masa, su
partido le presentó a las elecciones europeas y lo aparcó en Bruselas,
campamento de caraduras del que más de uno de esos bien pagados parásitos
debería dar con sus huesos en la cárcel.
Ahora
Pepe Blanco anuncia que se retira definitivamente de la política y marcha hacia
el sector privado. ¿Qué puede ver en semejante personaje cualquier empresa? ¿Su nula preparación académica?
¿Su inexistente experiencia laboral? ¿Su más que cuestionada honradez? Él no
puede ofrecer nada de eso, y lo saben los responsables de la compañía que ahora
le contrata como director ejecutivo, Acceso Asuntos Públicos. Lo único que este
elemento, quien fuera cínico y prepotente ministro de Fomento, miembro de uno
de los equipos de gobierno más nefasto y traidor a los españoles que se haya
dado en los dos últimos siglos, puede ofrecer a una compañía de esas
características es su agenda repleta de contactos hechos durante su época de
gobierno. Lo único. Porque, seamos serios, un don nadie intelectual como él,
que fue capaz de declarar en una rueda de prensa que no había ido a visitar a
Obama a Estados Unidos para no eclipsarle ni alterar el curso de las elecciones presidenciales, no
puede ofrecer más que una inmensa cara dura y una capacidad para la gestión de
favores entre políticos y empresarios fuera de toda duda.
Nadie
podrá decir que Pepe Blanco nos dejó un legado político encomiable. Al contrario,
la historia real le recordará como uno de los desalmados secuaces de aquel
equipo de ministros de Rodríguez Zapatero que sumió a España en la ruina moral,
social y económica que luego se encargó de continuar y certificar Mariano Rajoy
y su banda de traidores y expoliadores, y de la que no nos hemos recuperado.
La
vida pública pierde a uno de sus más significados personajes de la pasada
década. Dudo que nadie le eche de menos. Hay tal cantidad de trepas similares,
más o menos encumbrados en el poder, que la cantera de “talentos”, de la que se
nutren las empresas que deben devolver pasados favores y las que esperan
aprovechar la influencia ganada por estos vividores, es inagotable. Pero que
nadie se preocupe, porque tanto el PSOE como otros partidos se han preocupado
de que el relevo de Pepiño Blanco no defraude a nadie. No hay peligro de que
los españoles nos quedemos un solo día sin escuchar idioteces y falacias
provenientes de la clase política. Sobran candidatos.
0 comments:
Publicar un comentario
Cualquiera es libre de opinar aquí. Pero quien opine será responsable de sus palabras.