En apenas minuto y medio Iker Jiménez da una
lección de gallardía al declararse liberal en lo económico y pronunciar sin
reparos conceptos que todo liberal que se precie tiene meridianamente claros: desconfía de los gestores del Estado, desconfía del
Estado, desconfía de cómo se gestiona el dinero público y está harto del
parasitismo social. Nunca ha creído en el Estado y siempre ha creído en el
individuo.
Es reconfortante que alguien famoso se atreva
a romper el muro de corrección política progre a cuya cima se suben
habitualmente actores, políticos y otra gente de dudosa honradez para gritar a
los cuatro vientos sus apoyos sin reservas a las ideologías dictatoriales que
la agenda globalista pugna por imponernos a diario.
Es reconfortante, no solo por una cuestión
estrictamente moral o ética.
Es reconfortante, porque el solo hecho de que
un famoso abra una pequeña brecha en ese muro que amalgama a la ideología de género,
al feminazismo, al aborto, a la pedofilia, a la memoria histórica progre y a la
ley de violencia de género, y cuyo cemento suele ser la búsqueda de la subvención
o directamente el expolio del dinero público, muestra un ejemplo que, aunque
otros no quieran seguir por cobardía, deja bien patente que las personas de
pensamiento verdaderamente independiente no temen mostrar su opinión y
planteamientos en público.
Lo habitual, desgraciadamente, es lo
contrario. Toda una recua de indeseables progres del mundo del espectáculo, de
los medios de información y de la política son los que profieren sus soflamas
contra todo aquello que no se ajuste al pensamiento único promovido por la
agenda globalista. Y son mayoría. Son mayoría porque cuentan con el respaldo de
las instituciones, de los medios de comunicación, de las grandes corporaciones
y de los partidos políticos en general. Todo lo que se salga de esa dirección
impuesta es “fascista”. Y quienes se atreven a alzar la voz en contra de este imperio de la degeneración y la
corrupción son señalados y apartados, como ha sucedido con personajes como
Loquillo, Frank de la Jungla y otros.
Así que, cuando
llega una ocasión como esta, en la que alguien con decenas de miles de
seguidores habla sin intenciones políticas y expresa sin temor su rebeldía
frente al estado intervencionista en el que vivimos y su rechazo a quienes lo dirigen, no
puedo por menos que felicitarle y darle difusión.
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