Puede escuchar el texto al final del artículo
El pasado 28 de octubre compartí en este blog
una reflexión acerca de lo que yo considero una aberrante manipulación contra
las más elementales libertades individuales. Manipulación que, sin embargo, la
mayoría de la sociedad acepta sin ningún reparo, como no puede ser de otra
forma cuando esa misma sociedad está formada por individuos a quienes les
atemoriza la libertad, les disgusta la disidencia, pero les tranquiliza
grandemente saberse aceptados por la corriente del pensamiento único.
En aquella reflexión, que titulé EL DELITO DE
ODIO. LA MORDAZA PERFECTA (link), quise plantear al visitante de este blog si
ese ya tipificado delito de odio no sería, en realidad, un modo encubierto de
censura y una vuelta al antiguo delito de opinión que durante la dictadura del
general Franco tanto amordazó la libertad de expresión de no pocos periodistas.
Mi conclusión particular fue afirmativa al respecto. Legislar para convertir en
punible el sentimiento de odio de cualquier persona no deja de ser una forma de
dictadura y censura contra el pensamiento y la libertad de expresión, y más aún
cuando una gran mayoría de las denuncias admitidas a trámite apuntan siempre en
la misma dirección.
La excusa del odio y de generar odio con
ciertos contenidos es el motivo perfecto al que aducen no pocos políticos,
curiosamente los que más trabajan para alienar derechos individuales, así como
medios de comunicación y redes sociales. En una sociedad como la occidental, en
la que los sistemas educativos, los medios de información y el poder en general,
han adoctrinado a las personas durante muchas décadas para que se sientan
ofendidas y agredidas por casi cualquier cosa que vaya en contra de sus ideas y
modo de pensar, hasta el mensaje más
blanco en sus formas que critique lo establecido y aceptado socialmente es
susceptible de sufrir censura. Una censura que, y esto tendría su gracia si las
consecuencias no fueran tan oscuras, trata de proteger a las personas contra
todo y contra todos los que pretendan levantar el telón que oculta las
verdaderas intenciones de la corrección política que desde el poder se impone
como una losa. Una losa cuyo peso, de un modo revelador, solo alcanza a quienes
sufren la dictadura de lo políticamente correcto, pero nunca a quienes tratan
de imponer tal dictadura.
La censura que el nuevo orden mundial está
imponiendo sirviéndose no solo de los mass media; también de los gobiernos y
castas políticas y económicas de todo tipo, ya ha superado las antiguas etapas
en las que se prohibía la libertad de expresión sin más. El NOM es consciente de
que es mucho más difícil prohibir el pensamiento. Ése es uno de los motivos por
los que desde los años 60s, y cada vez más forzada y aceleradamente, trata de
modificar lo que no puede censurar directamente: el pensamiento crítico y
libre. De modo que aquello que no ha podido frenar, trata de dirigirlo en la
dirección apropiada a sus intereses. Y lo ha conseguido en gran parte. Hoy día,
ni siquiera en la calle prácticamente nadie se atreve a expresar sinceramente
su disconformidad con ciertas corrientes de imposición de pensamiento por temor
a verse señalado y excluido.
Y ante el avance de tan nefasta imposición, el
nuevo orden mundial sigue dando pasos para lograr legislar, y por tanto
prohibir, actitudes tan naturales en el ser humano como pudieran ser el negarse
a dar por válida una realidad que no es tal. Un ejemplo gráfico de semejante
aberración es lo que algunos políticos canadienses están empeñados en convertir
en ley -cosa que no será complicado en
un país entregado al progresismo de género sin apenas resistencia- que no es ni más ni menos que la posibilidad
de que un ciudadano pueda ir a la cárcel por el mero hecho de no reconocer que
otro hombre que se dice mujer sea realmente una mujer. En otras palabras. Quien
no quiera reconocer la falsedad como verdad, podrá ser enjuiciado y
encarcelado.
Hoy se ha conocido otro caso de censura en las
redes sociales que no hace más que corroborar lo antes expuesto: que la
dictadura del pensamiento único y de lo políticamente correcto puede catalogar como
ofensiva cualquier información y opinión que no siga las líneas maestras de las
ideologías paralelas y complementarias de la gran estrategia de imposición del nuevo
orden mundial. Hoy día, informar y opinar sobre la inmigración ilegal, las
atrocidades del islam, la imposición de la ideología de género sobre la
infancia, los desastres provocados por la ola masiva de abortos, o la denuncia
de cómo ciertos políticos apoyan la pederastia abiertamente, puede tener como
consecuencia inmediata la censura por parte de los administradores de las redes
sociales y los medios de comunicación.
Así, el canal de Youtube LaContraTV ha sido
censurado durante 48 horas, en las que ha estado deshabilitado por decisión de
lo que yo he llamado en alguna ocasión como “tribunal del santo oficio de
Youtube” (link) Los motivos vienen explicados en el
siguiente vídeo. Afortunadamente, LaContraTV seguirá activa de nuevo, aunque
todos los temas que se tratan en sus informaciones sean blancos potenciales de
la fijación de los administradores de esta plataforma por limitar la libertad
de expresión e información de quienes no compartimos las corrientes de
pensamiento único actuales.
LaContraTV vuelve a emitir. Pero que nadie se
engañe. Esta suspensión por 48 horas tiene todos los tintes de ser un aviso.
Quién sabe si a no tardar este canal acabará por desaparecer ante la impunidad de
los que pretenden enseñarnos a pensar como dicta el poder al que la gran
mayoría de nuestra sociedad está sometida por voluntad propia.
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