La guerra abierta entre la libertad y
la esclavitud que se libra en la gran mayoría de las naciones no ha tenido un
solo día de descanso durante esta pasada semana. Especialmente intensa sigue
siendo la batalla legal contra el fraude electoral sucedido en el que sin
ninguna duda es el frente más importante de esta guerra, los Estados Unidos de
América. Porque, aunque el rancio antiamericanismo izquierdista anidado en
Europa e Hispano América, que ve imperialistas yankees a la vuelta de cada
esquina, pretenda negarlo, la influencia
que los Estados Unidos han proyectado sobre la civilización occidental desde
los años 40 del pasado siglo XX, con sus luces y sombras, se ha traducido en una
corriente de libertad que ha servido de muro de contención frente a los totalitarismos
que desde entonces hasta hoy han tratado de conquistar no pocas naciones que se
debaten frente a los movimientos globalistas que tratan de gobernarlas. Y el
globalismo de Soros y ciertas élites saben que si logran minar los cimientos de
la nación norteamericana, la caída de nuestra civilización tal y como la
conocemos estará más al alcance de sus manos que nunca antes.
La batalla legal que se libra en USA supondrá un desenlace casi definitivo de triunfo de la libertad o la esclavitud. Para una mayoría de los ciudadanos, mucho más en Estados Unidos que en otros países como la débil y sumisa España, lo que se dirime en estos históricos momentos es de vital importancia. Frente a los valores de fe, patriotismo, democracia y libertad que Donald Trump y su equipo defienden sin dar un solo paso atrás, el frente globalista que apoya al impresentable dúo Biden / Harris no aporta otra cosa que las estrategias populistas que ya han arruinado social y económicamente a una larga lista de naciones.
Así, durante esta pasada semana, los medios de comunicación americanos pro Partido Demócrata han seguido insistiendo en la desinformación más escorada y en ocasiones más infantil que, además, ha seguido arrastrando a muchos medios europeos hacia el descrédito y el ridículo que merecen. Noticias y notas de prensa, como la que aclaraba que la ex fiscal Sidney Powell no era parte del equipo legal de Trump, han sido exageradas hasta términos ridículos que, en algunos casos han llevado a publicar a unos cuantos exaltados diarios que D. Trump la había despedido por serias desavenencias, cuando la realidad no era otra que la publicada en esa nota de prensa: Powell no forma parte del equipo legal de Trump aunque en ocasiones puntuales ha colaborado en algunos términos. Sin embargo, la realidad que tratan de ocultar estos medios, tanto dentro como fuera de Norteamérica, es que la acumulación de evidencias de fraude electoral se sucede a diario en los estados donde el fraudulento proceso electoral ha resultado ser más sospechoso desde los primeros momentos del conteo de votos. Como ya apuntábamos hace días, el sistema Dominion ha sido desenmascarado junto al corrupto entorno que le rodea. Existen probados vínculos de esta empresa con el chavismo de los años 2000 en una Venezuela que ha resultado ser la principal exportadora de revoluciones socialistas hacia otros países, como es el caso de España. Hace años lobbies izquierdistas afines al Partido Demócrata lograron introducir Dominion y Smartmatic en los procesos electorales americanos que ahora también se hayan bajo sospecha; el fraude cometido en estas últimas elecciones puede haber alcanzado varios millones de votos, y algunas compañías de comunicaciones y redes sociales anti Trump han quedado en evidencia al aparecer relacionadas en esta gigantesca trama liberticida que ha adulterado el proceso electoral.
En contrapartida, el equipo legal de Trump ha advertido hace unas horas que llevará a los tribunales a cualquier comisión que certifique falsamente resultados electorales, en una clara alusión a los comités electorales de estados como Arizona o Wisconsin que mostraron una llamativa prisa en certificar resultados a favor de Biden mientras impedían a los delegados republicanos asistir debidamente al conteo de votos en muchos distritos electorales. Las malas artes y la estafa democrática cometida por el Partido Demócrata están siendo tan evidentes, que el senador republicano por Kentucky, Rand Paul, ya ha hablado públicamente de “fraude estadístico” en no pocos de los estados donde Trump perdió. Por otra parte, Sidney Powell sigue avanzando posiciones contra el fraude electoral y presentará evidencias de fraude ante el mismo juez que ayer domingo ordenó no borrar datos ni reiniciar la memorias de las máquinas de votación usadas en el estado de Georgia. Es este proceso jurídico están acusados Brian Kemp, gobernador del estado de Georgia, Brand Raffensperger como secretario de estado de Georgia y todos los miembros de la junta electoral del estado, a quienes en conjunto se les ha exigido presentar inmediatamente el contrato con Dominion y se les prohíbe “alterar, destruir o borrar o permitir la alteración, destrucción o borrado del software y datos de las máquinas de votación suministradas por Dominion” en varios condados del estado de Georgia.
Los patriotas no dan cuartel en esta guerra contra el fraude y la corrupción del Partido Demócrata y su entorno. Cuentan con el apoyo de buena parte de los ciudadanos americanos.
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