Siendo cierto que la elección definitiva
de presidente en Estados Unidos está en el aire, no es menos cierto que la
acumulación de evidencias de fraude ha tomado desde hace días tales
proporciones que, si la justicia decide tomar en serio la instrucción de las
causas que los equipos legales de Trump y de Sidney Powell están preparando, el
estallido legal y mediático derivado de tales escándalos bien podría llevarse
por delante a significados políticos y diversos personajes del entorno progre
en Estados Unidos y otros países.
En Arizona, uno delos estados de la
unión donde más controversia existe sobre el fraude electoral de los
demócratas, los abogados Rudy Giuliani y Jenna Ellis – del equipo legal de D.
Trump – se presentaron ante los legisladores del estado en audiencia pública y declararon
disponer de testigos creíbles que aseguran haber comprobado que la verificación
de firmas en las papeletas de voto se validó sin que existiera la coincidencia
necesaria en las firmas, y que llegaban vehículos llenos de papeletas cuando ya
había expirado el plazo de admisión de votos. Como consecuencia de esto, Mark
Finche, como representante del estado de Arizona, ha pedido formalmente que sean
retenidos los votos del colegio electoral ante la evidencia suficiente de fraude
como para invalidar los votos del estado.
Paralelamente a lo anterior está siendo
documentado, también para presentarlo ante un juez, que la tecnología de
Dominion Voting System utilizada para cometer este gigantesco fraude electoral
tiene vínculos con Indivisible, sobrenombre con el que se conoce al círculo
político de Obama y que anteriormente era llamado Acorn, en los tiempos en los
que Obama fue elegido presidente frente a McCain bajo la sombra de sospecha de
fraude electoral. Sobre estos vínculos la abogada Sidney Powell ha presentado
una demanda de 104 páginas en la que documenta cómo Dominion está estrechamente
relacionado con intereses nacionales y extranjeros, entre los que se encuentra
el grupo izquierdista de Obama. En dicha denuncia también se documenta cómo
Eric Coomer, uno de los máximos responsables de Dominion, dejó habilitada en la
programación del sistema una puerta trasera que permitiría la manipulación de
datos remota siempre y cuando las maquinas lectoras de votos estuvieran
conectadas a internet. Y este hecho ya ha sido probado. En muchos colegios
electorales dicha máquinas estaban conectadas a internet contraviniendo la
normativa de seguridad más elemental. Así mismo, también está debidamente
documentado que se han encontrado vulnerabilidades en las redes de las empresas
contratadas para la gestión del conteo de votos y que en esas vulnerabilidades
han quedado rastros de accesos provenientes de Irán y China, entre otros
orígenes.
Mientras esto sucede, crece la expectación alrededor de
una información, supuestamente filtrada desde el Partido Demócrata, de la que
se ha hecho eco un medio digital norteamericano, que apunta a que Joe Biden
podría estar preparando una maniobra de acercamiento a Donald Trump para
negociar un reconocimiento de derrota en las elecciones presidenciales a cambio
de lograr inmunidad para sí mismo, para su hijo Hunter y para ciertos
colaboradores cercanos, ante el horizonte de escándalos políticos y financieros
que parece cernirse sobre su futuro a corto plazo. Siempre según esa
filtración, Biden estaría dispuesto a llegar a un acuerdo semejante incluso
ofreciendo a Barak Obama y otros como verdaderos responsables no solamente del
fraude electoral, también de otros escándalos diseñados durante estos pasados
años contra la presidencia de Donald Trump y la seguridad nacional,
relacionados con potencias extranjeras que junto a George Soros, estarían
financiando la revolución socialista que, al abrigo de la pandemia, pretende
convertir a los Estados Unidos en un país débil y sometido como ya lo están
otras naciones en el continente americano y en Europa.
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