En Georgia, donde la empleada electoral Ruby Freeman se halla bajo sospecha tras ser identificada en vídeo manipulando maletas llenas de votos bajo una mesa, se sigue poniendo nombre y apellidos a quienes estuvieron en primera línea en la trama de fraude electoral. La hija de Ruby, Wandrea Moss, y el jefe de registro de votantes del condado, Ralph Jones, también son considerados sospechosos de fraude por su actación en la noche electoral. Los tres fueron parte del grupo de empleados electorales que se quedaron en las instalaciones evacuadas por una supuesta, y falsa, avería de agua en el edificio. Pero las investigaciones de los equipos legales republicanos y sus voluntarios no paran ahí. También en Atlanta, Georgia, ha sido identificado el “chico USB”, ahora Lawrence Sloan, otro sospechoso de cometer fraude, grabado en un primer vídeo mientras destruía alguna papeleta, y en un segundo vídeo levantando el ya famoso mantel negro que cubría la mesa bajo la que se hallaban las maletas llenas de votos a favor de Biden y alzando los brazos en señal de victoria. El visionado de este y otros vídeos de seguridad lleva a pensar a los investigadores que no pocos de los empleados en esos colegios electorales estaban implicados o conocían el fraude, dado el comportamiento que muestran en las grabaciones mientras los sospechosos manipulaban y contaban las papeletas que salían de las maletas que habían permanecido ocultas.
Los equipos electorales de Donald Trump y Sidney Powell siguen sumando apoyos en una guerra sin cuartel contra la corrupción política del Partido Demócrata y otras instancias de la agenda globalista. El Estado de Texas ha presentado una demanda formal contra los Estados de Wisconsin, Georgia, Pennsylvania y Michigan en la que acusa a dichos estados de haber cambiado oportunamente su normativa electoral respecto a los protocolos de seguridad de las papeletas electorales antes de las elecciones presidenciales de este año 2020. De hecho, una de las apreciaciones más significativas de la demanda asegura que los fallos detectados dificultan definitivamente saber quién es el ganador legítimo de las elecciones, en una clara alusión al fraude en el conteo de votos y en la admisión de votos falsos de diversos orígenes. Afirma la demanda que en estos cuatro estados se ha violado la constitución durante el proceso electoral, que los estados demandados han destruido la sagrada integridad de los procesos electorales y la confianza entre la ciudadanía y los estados, que los estados demandados han violado los estatutos promulgados por sus cámaras legislativas debidamente elegidas, y que al violar tanto leyes estatales como federales, estos estados no solo han contaminado la integridad de voto de sus ciudadanos, sino que también lo han hecho con el resto de los estados de la Unión.
Es esta guerra abierta que el patriotismo mantiene contra la corrupción globalista se vislumbra la posibilidad de un nuevo escenario internacional. China, ante las acusaciones de intromisión en el fraude electoral y cierta teoría que gana terreno en ciertos círculos y que apunta a la oportuna pandemia de virus como herramienta contra la Administración Trump, echa balones fuera y acusa a países iberoamericanos de ser el verdadero origen del virus que desde Febrero mantiene en vilo a la comunidad internacional. Pese a los deseos de los globalistas, nada está perdido aún para el patriotismo americano.
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