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En el aplastantemente mayoritario grupo
de medios de comunicación que aceptan y propagan la ideología de género
destacan unos cuantos por su especial insistencia en imponer, o “normalizar”
como ellos mismos argumentan, las prácticas que dicha ideología no solo
defiende, sino que además trata de infiltrar en nuestras vidas de un modo mucho
más abusivo e invasivo de lo que nunca fueron otras tendencias e ideologías.
Durante la época de gobierno del infame
presidente Zapatero, el movimiento globalista defensor de la ideología de
género preparó y abonó el campo para una posterior siembra de los nuevos
valores LGTBI. Ya nadie parece recordar cómo el izquierdismo español, desde
todos los frentes (informativo, educativo, académico…) metía con calzador en el
sistema educativo las asignaturas de Educación para la Ciudadanía que
aleccionaban políticamente (entre otras cosas) a los niños y adolescentes
contra las “viejas” políticas liberales y de economía de mercado para preparar
a los nuevos individuos, menos libres y más dóciles intelectualmente, ante una
nueva e inminente oleada de ataques, cada vez más frontales, que si bien en
aquellos años aún hubieran removido demasiadas conciencias, hoy, diez o quince
años después, ya son aceptadas por un número creciente de padres y educadores que
ya no ven con malos ojos que sus niños puedan absorber, como esponjas, todas
las tendencias que las series infantiles y juveniles quieran ofrecer sin
reparos.
Pero que nadie se engañe. La defensa e
implantación de la ideología de género en nuestras sociedades no es realmente
un asunto exclusivo de las izquierdas, por mucho que algunos aún quieran verlo
así. En los últimos años, por poner un ejemplo, la defenestrada pepera
Cifuentes gastó en la comunidad de Madrid ingentes cantidades de Euros en promover
esa funesta ideología y los colectivos LGTBI, mientras aquellos conservadores
que aún perciben de una forma tan trasnochada que la política de hoy aún es
cosa de izquierdas y derechas, echaban espuma por la boca porque la alcaldesa
Manuela Carmena daba apoyo y facilidades a los colectivos gay para sus desfiles
de celebración del “orgullo”.
Hace ya años que la ideología de género
muestra abiertamente todas sus intenciones. Incluso las que ocultaba en el
pasado y que ahora, llegado el momento idóneo de aceptación y falta de
principios e individualismo, comienzan a ser presentadas como sexualidad
alternativa y que, seguramente de aquí a otros diez años, o puede que menos,
también serán “normalizadas” por el sistema educativo y los sumisos medios de
información.
No pocos colectivos LGTBI están hablando
ya de la pedofilia como otra forma de “amor”, y no es casual que en algunas
comunidades autónomas en España se vayan implantando asignaturas que enseñan a
niños pequeños a “explorar y disfrutar de sus cuerpos”. Y para acompañar a
ambas líneas de actuación paralelas, hay una tercera que complementa la
estrategia sexualizadora de la infancia presentando, cada año que pasa, más
series infantiles y juveniles con presencia explícita de personajes lésbicos, homosexuales,
bisexuales y transexuales.
En 2018 el canal Netflix estrenaba una
serie de animación titulada “Superdrags https://elrepublicanodigital.blogspot.com/2018/11/netflix-se-vende-la-ideologia-de-genero.html
”. Ahora, Disney Channel refuerza su propia estrategia de inclusión LGTBI entre
la infancia –con la connivencia de otros medios de comunicación e instituciones
oficiales de todos los países donde se emite este canal- presentando más
personajes “alternativos sexualmente en sus series infantiles y juveniles.
En España, uno de los diarios digitales
siempre dispuestos a apoyar tales iniciativas, especialmente desde que su
propietario se encamó con una impresentable abogada de curiosa trayectoria
política, ideológica y matrimonial, es elespañol.com. Un diario digital que
hace tiempo se sostiene con dificultad en la cuerda floja de la incertidumbre
financiera junto a Libertad Digital, y que a raíz del cambio sentimental de su
propietario, aparentemente empeñado en vivir en una adolescencia tardía, tomó
un rumbo mucho más abiertamente sexual y pro ideología de género, como se puede
ver en sus contenidos habituales.
En elespañol.com de fecha de hoy toca
apoyar abiertamente a Disney y su nueo intento de sexualización de la infancia.
El artículo en cuestión, cuya autoría se atribuye a “J.Z.” y se publica en el
apartado “Cultura / Dibujos Inclusivos” defiende sin ambages que a los niños se
les ofrezca abiertamente contenidos que incluyan historias y personajes
aceptados por la ideología de género. Incluso el periodista se lamenta de que
esto no suceda más a menudo y de que estos contenidos sean aún excepciones en
programas que los niños puedan ver con toda la familia.
El diario elespañol.com no es sospechoso
precisamente de ser algo parecido a eldiario.es o a elplural.com. Y como
podemos comprobar habitualmente, su creciente contenido sexual no ofrece una
imagen precisamente conservadora. Si bien este diario se ha declarado abierto
enemigo de Vox, pero decidido partidario de Ciudadanos, otro partido que no
esconde su incondicional apoyo a las políticas de género patrocinadas por
George Soros, es seguido por un nutrido aunque descendente número de lectores
más afines al centro derecha que a la izquierda.
¿Reciben los medios alguna financiación u
otro tipo de apoyo de las grandes corporaciones de comunicación que promueven
la ideología de género? Esto no sería disparatado, puesto la mayoría de ellos
aceptan dinero de partidos políticos, instituciones y grandes empresas en forma
de contratos publicitarios que les garantizan su supervivencia a cambio de silencios
o informaciones sesgadas. Tampoco sería extraño que esos mismos medios
aceptaran más dinero a cambio de publicar favorablemente sobre el movimiento
LGTBI y sus iniciativas. Pero lo verdaderamente grave es que la misma falta de
ética y moral de tanto periodista y comunicador que vende su alma y talento a
políticos y empresas es la que facilita que estos personajes también sean
agentes de quien trata de corromper y destruir a la infancia, dañar a la
familia y enterrar los nobles principios de intimidad y respeto que deberían
ser de cuidado y educación exclusivos de padres a hijos, sin injerencias de
espectáculos de entretenimiento, planes educativos ni tutelas que en algunos
lugares las administraciones pretenden ejercer sobre los niños ignorando la
autoridad de los padres. Porque los arquitectos de la ideología saben muy bien
que el mejor modo de imponer su nuevo modelo social es infiltrarlo en la infancia.
Disney se presta gustoso a ello. Y diarios como elespañol.com acuden solícitos
a colaborar por unas monedas o unas visitas a su web. Escasa recompensa a
cambio de infligir un daño tan grande.
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