Ward añadió que “los votantes de Arizona merecen la completa seguridad de que la ley será cumplida y que solo se contarán los votos legales en estas elecciones de 2020.” Unas declaraciones que acompañaron al anuncio oficial del Partido Republicano en ese estado en las que se anunció la presentación de otra demanda, como pieza separada, mediante la que se plantea al juez la necesidad de detener el proceso de certificación del resultado oficial de las elecciones en el estado de Arizona para que los votos bajo sospecha puedan ser analizados y comprobados por personal cualificado, en lugar de dejar esta tarea a máquinas de lectura. Según esta demanda separada de la anterior, tal proceso de comprobación manual es necesario no solo en el condado de Maricopa, el más poblado del estado, sino también en los 14 condados restantes.
La respuesta republicana ante las innumerables evidencias del más que posible fraude electoral en muchos territorios de los Estados Unidos está siendo mucho más intensa de la que el Partido Demócrata y su emporio de medios y comunicadores afines hubieran podido esperar. Maricopa es tan solo un ejemplo y un caso entre muchos. De hecho, Rudy Giuliani, jefe del potente equipo legal del Presidente Trump, aseguró hace dos días que algo más de 650.000 votos fueron contados ilegalmente en Philadelphia y Pittsburg. Los partidarios de Trump no se esconden ante la amenaza de un gobierno globalista y antipatriota, como sí ocurre en la mayor parte de esta débil y afeminada Europa. En Estados Unidos, los desórdenes y altercados promovidos desde la sombra por George Soros y ejecutados por BLM, Antifa y otros movimientos afines han encontrado la oposición incluso armada de civiles que hacen uso de su bendito derecho constitucional a poseer armas para defenderse a sí mismos, a sus familias, sus hogares y su nación; algo que forma parte inseparable de ese espíritu pionero tan difícil de comprender a este lado del Atlántico en donde nuestras sociedades de ciudadanos domesticados y distraídos nunca se defienden y aceptan resignadamente lo que sus líderes proponen. Así, la marcha pro-Trump convocada para este sábado 14 en Washington D.C. se prevé multitudinaria. En este sentido, seguramente influirán también las recientes declaraciones de Trey Trainor en calidad de director de la Comisión Federal de Elecciones, quien se muestra convencido de que las abundantes evidencias presentadas apuntan a un fraude electoral y otros posibles delitos.
La libertad de la gran nación
americana está en juego y sus ciudadanos son muy conscientes de ello. Porque
todavía en estos tiempos, frente a quienes están abducidos por el socialismo,
el racismo, y las abominables ideas de un Partido Demócrata tomado al asalto y
sin resistencia por izquierdistas radicales de todo pelo, se levantan los
patriotas que defienden que una nación noble no puede perder sus cimientos de
fe, de libertad, de trabajo arduo y de independencia.
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