Yo creo que
no pasa una sola semana que no recuerde, como ya he citado alguna vez, lo que
me preguntó un conocido un par de días después de la llegada de Zapatero a
Moncloa, allá por 2004.
“¿Lo
primero que le pedirías a Zapatero?”
“Que no
volvamos a los 80s. Que no revivamos el felipismo”
Ayer,
domingo, sin venir realmente a cuento, El Presidente Rodríguez Zapatero y su
pandilla de incapaces fracasados ofrecieron una gran fiesta mediática para
convencernos de que no pasa nada. Que todo está razonablemente bien. Que
zapatero tiene la solución a todos estos problemas que nos incomodan, tales
como el desempleo o la crisis empresarial y económica. Problemas que nunca
llegarían a nuestra economía, economía de la champions, y que pasarían
sobrevolando nuestro panorama laboral sin hacer apenas sombra.
El último
timo del mayor mentiroso de la historia reciente de España se llama “Economía
Sostenible”. Es la nueva ocurrencia de esta lacra de presidente que, todo hay
que reconocerlo, puede presumir de mantenerse en el poder a costa de cultivar
mensajes vacíos entre su electorado de un modo tan eficaz que, aún con lo que
está cayendo, uno aún encuentra a gente absolutamente convencida de que el
desastre que vivimos es culpa casi exclusiva de los gobiernos de Aznar.
Hasta el
día de hoy, de lo único que podemos estar seguros, en lo que se refiere a las
promesas socialistas, es de su nulo cumplimiento. Como se ha insistido tantas
veces desde algunos medios, los resultados de las iniciativas promovidas por
los gobiernos de Zapatero han sido, invariablemente, el fracaso y la discordia.
Si de algo ha servido esta recesión que nos agobie ha sido para constatar que
el mensaje de Rodríguez Zapatero, magistralmente dirigido a las masas en
aquella campaña electoral previa a los atentados de Madrid, no era más que un
globo lleno de aire, rodeado de imagen y marketing y presentado con una absurda
idea de necesidad de “cambio”.
No faltó la
élite de la demagogia a la fiesta socialista, además de las viejas glorias, a
las que nadie reprocha que aparezcan una y otra vez en los medios porque esos
reproches son solo para Aznar. Viejas glorias que, en su día, dejaron España
arruinada, lo que no fue inconveniente para que Zapatero acudiera a ellos
nuevamente, dejando bien patente con ello que no confiaba tanto en aquellas nuevas
generaciones que en 2004 esperaban su oportunidad.
Un equipo
de gobierno vacío, sin méritos, sin nada que aportar, pero radiante y
orgulloso, hablaba ayer con los periodistas, mientras su líder clamaba desde su
púlpito contra una oposición a la que culpa del aire de descontento que se
respira en la calle. Quizás muchos españoles no se den cuenta, o no quieran
admitir, que las promesas de Zapatero no se cumplen. Ni las previsiones de la
Vice Presidenta De La Vega, ni las del resto de comparsas, ministros,
secretarias de organización y demás personajes que han prometido reiteradamente,
cada mes y desde hace más de año y medio que la crisis mejoraría en pocos
meses.
Nos esperan
meses de “Economía Sostenible”. Por descontado, ni gobierno ni sindicatos
quieren oír hablar de una nueva estructuración del mercado laboral, ni de
bajadas de impuestos, ni de otras medidas que sí han demostrado obtener
resultados, pero que les son malditas por ser “liberales”. De aquí a unas semanas
habrá pasado el efecto de este último show en las filas de militantes y
votantes socialistas. Habrá que buscar otra cosa. Algún escándalo de corrupción,
un nuevo debate sobre ampliación de aborto. Lo que sea. A parte de que no
funcionan en absoluto, las ideas de corto recorrido tienen ese inconveniente: hay
que pensar muchas y deprisa. Es como mantener encendida una hoguera con
papeles, en lugar de quemar madera.
Imagen de Libertad Digital.
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