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Seguramente me darán palos por explicar mi postura ante lo que voy a contar. Pero la situación que relataré aquí no deja de ser llamativa, y mi postura es hoy la más perseguida en cualquier debate público.
Creo que hay una diferencia enorme entre querer imponer a toda costa una forma de pensar, y defender lo que uno cree, compartirlo y respetar la libertad de opción de los demás. El problema es que en esta época de casi absoluto relativismo que nos toca vivir, la persona que pretenda tener y conservar principios morales tiene la batalla perdida contra quienes procuran que absolutamente todo sea admisible, recomendable y moderno, sin importar las consecuencias.
Esta semana se dio una situación bien curiosa. Por un motivo que no viene al caso, estuve conversando con algunas personas que me propusieron trabajar en un proyecto de voluntariado. No sé exactamente como derivó la conversación hacia el tema de la homosexualidad y los homosexuales que quieren recurrir a la cirugía para "cambiar de sexo", pero el caso es que el debate se planteó muy interesante.
Uno de los participantes es homosexual confeso y orgulloso de serlo. Le llamaré Carlos desde ahora. Vive con otro hombre. Son pareja desde hace años. Soy consciente de que han tenido que soportar mucho rechazo y muchas burlas por el tipo de vida que decidieron seguir, pero creo que Carlos ha caído en la trampa de convertirse en el extremo opuesto – y, por lo tanto, igual – a quienes le han insultado desde hace tanto tiempo.
Y es su extremismo el que le hace perder la respetabilidad que pretende conseguir.
Cuando otro de los que participaban en aquella improvisada charla dijo que estaba totalmente de acuerdo con que un homosexual se “cambiara de sexo” para convertirse en una mujer, prácticamente todos estuvieron de acuerdo. Todos menos yo, que aclaré mi postura.
Lo que yo expuse fue que una persona es libre de vivir su sexualidad como quiera, pero esa libertad no le da la autoridad de hacer ver a los demás algo distinto de la realidad. Carlos contestó que yo era un simple homófono y un estrecho de miras. No había oído mi intención de respetar la libertad de un homosexual que quiera imitar al sexo femenino. Tan solo se había quedado con mi reticencia a compartir su punto de vista.
“Te voy a ser muy sincero”, le contesté. “No considero que yo sea un homófono. No conozco a ningún homosexual que me dé miedo, que es el verdadero significado de esa palabra que ahora se emplea como una consigna ideológica.”
“Tú puedes pensar lo que quieras y como quieras. Tu libre albedrío para elegir es el principal don que te dio ese Dios al que maldices tantas veces porque le reprochas que te hiciera nacer en un "cuerpo equivocado". ¿Nacer en un cuerpo equivocado? Me parece el argumento más incoherente y relativista de este principio del siglo XXI. Todos hemos nacido en un cuerpo equivocado, si nos da la gana, hombre.”
Carlos me contestó con toda una serie de tópicos absurdos, de esos que solo convencen a los que desean desesperadamente ser convencidos. Que hay hombres que se siente mujeres. Que están en su derecho a que el estado les financie las operaciones necesarias para “ser mujeres”, y sobre todo, que si él mismo decidía algún día “ser una mujer” yo tendría que respetarlo. Porque la naturaleza se había equivocado y él tiene que ser una mujer.
“No me comprendiste en nada” le contesté. “Tú tienes la libertad de hacer lo que quieras y de creerte lo que quieras. Puedes fingir ser lo que quieras fingir. Y eso es lo que harás, si decides operarte y tomar hormonas: fingir. Nunca serás una mujer. Por mucho que lo diga tu nueva documentación y los implantes de silicona que quieras ponerte. Por mucho que te animen los demás y te sigan la corriente, y te digan que eso es normal y bueno hoy día. Seguirás siendo un hombre. Un hombre que prefiere a los hombres, si quieres. Pero ten en cuenta que, por mucho que te disimules, por mucho que cambies tu comportamiento, eres un hombre y lo que haces no es descubrir tu “lado femenino”; estás negándote a ti mismo. Estás en tu derecho de hacerlo, pero no puedes exigir a los demás que crean que eres lo que nunca podrás ser.”
Lo demás que estaban participando en esa especie de debate callaron; cosa que considero, cuando menos, revelador. Por lo menos les había hecho reflexionar, al margen de lo que sintieran. Y si alguno de ellos creyó que mi comportamiento era coherente, fue un cobarde por guardar silencio.
“Eres un homófono. Eso es porque tu Dios te enseña a despreciarnos.”
“No” – le aseguré. “Eso es lo que tú necesitas que yo sea, para justificarte y arroparte en tu victimismo.”
“Dios me enseña que Él aborrece el pecado, pero ama al pecador. Me enseña que no debo juzgarte, porque yo no soy mejor que tú para juzgar nada. Y me enseña que lo que haya entre tú y Él no me atañe. Y esas enseñanzas no están en contraposición a mi postura de usar mi libre albedrío como Él lo haría. Pero yo no estoy obligándote a que dejes de hacer algo que a mí no me gusta, lo que hago es explicarte que ninguno de tus argumentos se sostiene, cuando pretendes reforzar tu posición.”
“Estamos en el siglo XXI – contestó – el mundo ya no puede seguir funcionando con ideas como las tuyas”
Poco me faltó para decirle que el mundo nunca había querido funcionar con ideas como las mías, pero preferí traerlo a mi terreno. No para que me diera la razón, sino para que entendiera que los que no tragamos con tanta imposición de lo políticamente correcto y lo aceptado con calzador, no tenemos por qué decir amén a todo lo que quieran imponernos otros con su totalitaria ideología de género.
“Está bien. Tú puedes pensar ser lo que no eres. Estás en tu derecho. Pero tendrás que estar de acuerdo conmigo en que yo quiera el mismo derecho para mí”
“Yo también nací bajo una condición equivocada, ¿sabes? He sufrido mucho, desde hace años, porque siento que debería ser alguien muy distinto a lo que soy. Siempre me vi a mi mismo como el heredero de una inmensa fortuna. No un trabajador, como ahora. Dios se equivocó conmigo. Y la naturaleza también, porque en lugar de medir un metro y setenta y ocho, yo debería ser de alto como un metro noventa y cinco. Además, quiero ser inmensamente rico. ¿Por qué no nací en la familia Rockefeller? Quiero que mi apellido aparezca como Rockefeller en mi documentación. “
“No me acepto a mí mismo. Pero quiero que vosotros aceptéis lo que yo pretendo ser. Tenéis que tratarme con la misma deferencia y peloteo con que se trata a los multimillonarios. ¿Por qué no me invita el alcalde a una recepción? El estado, para que mi salud mental no sufra, debería poner los medios para que yo pueda ser lo que quiero ser. Una casa inmensa, personal de servicio, una limousine, helipuerto. Y una cuenta corriente de siete u ocho ceros. Me niego a mí mismo, pero eso no es tan importante como lo que yo quiero parecer para que el mundo me trate de ese modo”
¡¡¡Pero eso es una locura!!! – Exclamó Carlos.
"…exactamente, Carlos. Una locura." Contesté.
Y ahí finalizó el debate y la reunión. Después, en plena calle, seis de los ocho asistentes a la reunión me confesaron que estaban de acuerdo conmigo. Cuando les pregunté por qué no habían hablado, la respuesta fue unánime. Les preocupaba lo que los directores del proyecto pudieran pensar.
Desgraciadamente, ésta suele ser la actitud de la mayoría de los que no aceptan la ideología de género; la cobardía para defender sus propios principios. Y los promotores de esta aberrante ideología conocen bien esa debilidad. por eso tienen tanto éxito.
Es un totalitarismo ideológico,la dictadura silenciosa de lo "politicamente correcto",que consiste en comulgar con ruedas de molino, y si se te ocurre mostrar tu negativa,tus argumento sólidos y tus principios,se te estigmatiza y etiqueta bien con el calificativo de homófobo o de fascista,segun se tercie.
ResponderEliminarEs una perversión absoluta de la normalidad y de la vida democrática,que convierte en parias absolutos a los que osamos disentir.
¡Ufff!...es un tema muy complicado...y la gran pregunta que yo me hago, es que si la ciencia a día de hoy es capaz de predecir o garantizar como evolucionará el cuerpo operado de estas personas con el paso de los años,si una enfermedad al atacarles lo hará de la misma manera, y si los tratamientos podrán ser los mismos.Desde mi ignorancia de la medicina esas son las preguntas que me hago.Por supuesto lo que que pienso,de Carlos es que es una mezcla de sufrimiento personal y de la alienación por el pensamiento único del que habla Natalia. Yo conozco gays que piensan que alterar tu cuerpo así es una aberración.Yo lo que pienso es que la convulsión interna que tienen debe ser terrible para someterse a ese cambio...
ResponderEliminarUn tema muy complicado sin duda...
HOy en día hay que decir que eres más valiente por defender lo que defiendes, que los que se amparan el lo "correcto" para que no se les llame retrógrados.
ResponderEliminarEnhorabuena.
homofobo de mierda
ResponderEliminarY daaaaale.
ResponderEliminarJajajajaja. El argumento de Rockefeller me ha encantado, te lo copio.
ResponderEliminarLo que determina si una persona es hombre o mujer no es su apariencia física sino sus cromosomas. Pero si se quieren vestir de mujer y hormonarse, por mí como si se operan, y nunca mejor dicho. Pero si se operan, que no lo hagan con mi dinero. La seguridad social está para curar a los enfermos, a los enfermos de verdad.
muy bien
ResponderEliminarEs la primera vez, creo, que borro comentarios desfavorables de mi blog.
ResponderEliminarHe borrado 5.
El hecho de que yo no esté de acuerdo con la homosexualidad no da carta blanca para insultar a los homosexuales ni decir atrocidades sobre ellos.
No pienso tolerarlo.
Ya lo decía no se quién ¿Qué es un fascista?: Aquel que empieza a ganar en una discusión con un socialista.
ResponderEliminarPue aquí lo mismo. ¿Que es un homófobo?: Aquel que no comulga con ruedas de molino hoosexuales.
Un artículo excelente.
ResponderEliminarUn post excelente y una argumentación irrebatible. Solo añadiré una cosa, las gordas que quieren ser delgadas, los feos que quieren ser guapos y los tontos que quieren ser listos están en su misma situación.
ResponderEliminarQue recapaciten un poco para ver que lo normal y lo correcto en la naturaleza nunca será lo que ellos quieran imponerle.
Saludos
Honestamente creo que estás equivocado. El YO puede sentirse de un sexo diferente al que tiene su cuerpo y no es ni de carca comparable a los otros ejemplos que has puesto. Simplemente es una enfermedad y nada tiene que ver con la homosexualidad.
ResponderEliminar¿Debería un ciego de nacimiento evitar una operación que le devolviera la vista porque para ti seguiría siendo siempre un ciego?
Un saludo
Saludos a todos.
ResponderEliminarFernando:
Yo parto de la base de que no considero la homosexualidad como una enfermedad ni un trastorno, pero sí como una preferencia. Preferencia errónea, de la que es responsable cada uno, desde mi punto de vista cristiano.
Un ciego puede serlo de nacimiento, o por alguna patología adquirida. Pero la ceguera siempre es un trastorno de la salud que, si se puede solucionar, debe hacerse.
En cuanto al YO, mi punto de vista es que también existe personalidad de género en el espíritu humano, aunque hablar de eso sería entrar en disquisiciones para las que no habría espacio aquí. Quiero decir que el espiritu puede ser masculino o femenino y que - desde mi punto de vista cristiano, insisto - una persona puede tener problemas de nacimiento de acuerdo a ciertas pruebas que necesite pasar para su propio progreso espiritual tanto como para el progreso de quienes le rodean, pero bajo ningún concepto Dios permitiría nacer a un espíritu de mujer en el cuerpo de un hombre, precisamente porque Dios nunca pone a nadie una prueba que no se pueda superar, por dura que parezca.
Muchas gracias por visitar el blog.
Mike, Si nos metemos en terreno metafísico creo que no podemos seguir "racionalizando" la discusión... será finalmente una cuestión de creencias y por lo tanto no son discutibles.
ResponderEliminarMe sorporende, sin embargo, que no consideres un trastorno la homosexualidad. Yo creo que una pauta de comportamiento que te impide mantener relaciones con el sexo contrario de tu especie es siempre un trastorno mire por donde se mire.. cosa distinta es que tengan que tener plenos derechos.
Fernando, perdona que haya tardado en contestarte. Ha sido un día intenso, este.
ResponderEliminarNecesito saber en que te basas para decir que la homosesualidad es un trastorno, y si tu significado de trastorno es el de patología o enfermedad, que no me aclaro bien.
Seguimos hablando. Saludos.
Supongo que te refieres a homófobo y no homófono, que tiene un significado muy diferente, como has escrito en tu post. Creo que no tienes nada claro lo que es un homófobo, que no significa alguien que tiene miedo a los homosexuales, aunque pueda tenerlo, sino que rechaza o tiene aversión hacia a los homosexuales. Ese es su verdadero significado.
ResponderEliminarYo entiendo muy bien que tengas tus creencias en la existencia de un dios y de un libre albedrío y que estas creencias conformen tus principios morales y las/te respeto. Ahora lo que me cuesta entender es que basándote en esas creencias no respetes el deseo o las creencias de otras personas. Vivimos en una sociedad plural, por suerte en mi opinión, donde cada uno dentro de los límites a la libertad que nos hemos dado, puede optar por pensar y actuar según sus propios principios.
Dentro de esos límites están las leyes que permiten que un homosexual o un transexual tenga los mismos derechos civiles que cualquier otra persona, que se pueda desarrollar en su plenitud y que sea discriminado.
Yo, que no soy ni homosexual, ni transexual, ni nada por el estilo, me siento ofendido con tu argumentación, porque no respetas las leyes supongo que por desconocimiento. Un transexual es del sexo que ha decidido ser a todos los efectos legales. Si no te gusta tienes la opción de intentar cambiar las leyes, empezando por la Constitución española en su artículo 14.
Hace no tantos años, en el país por antonomasia de la libertad, millones de personas eran discriminadas por su condición racial. Costó mucho tiempo y muchas luchas sociales para cambiar aquella situación que hoy día se ve como anacrónica. Supongo que dentro de unos años, la mentalidad habrá cambiado y la homosexualidad o la transexualidad serán visto con la misma normalidad como la de que un candidato negro sea el nuevo presidente de esa nación.
Siguiendo tu argumentación de ser un "rockefeller", nadie te impide llegar a ser un millonario y en el supuesto caso de que llegases a serlo, seguramente tendrías el trato social que deseas. Claro que siguiendo tu hilo te puedes encontrar con alguien con tu propia mentalidad que te diga: "Aunque hayas cambiado tu status social no me pidas que te vea como un rico porque naciste pobre y si Dios te hizo pobre, para mí seguirás siendo un pobre (hombre) por mucho que te hayas enriquecido (cambio de sexo) y seas un rico (mujer)" Incluso ese alguien no te dirá que "finjas" o "aparentes" sino que "seas" porque socialmente cambiar de status a mejor no está mal considerado, sin embargo, para la mentalidad de muchos, el cambio de sexo parace que aún le ocasiona conflictos morales con sus creencias. Te recomiendo que veas la película "Lars and the real girl", una lección moral en la que una comunidad cristiana acepta con naturalidad un hecho sexual y afectivo antinatural de uno de sus miembros.
Hola, anónimo.
ResponderEliminarSí. Me refiero a homófono. Si aparece otra palabra creo que se debe al corrector de Word, que a veces me complica un poco las cosas. Intentaré encontrarla y corregirla.
Si la palabra tiene el significado que tú aseguras, entonces tanto me dá. Ni los rechazo ni tengo aversión hacia ellos. Sigo creyendo que el concepto que pretende representar dicha palabra se ha convertido en un arma que arrojar a quien disiente, o importa que lo haga con razonamientos o por desprecio.
Te puntualizo brevemente.
Creo que la diferencia entre tu opinión y la mía reside fundamentalmente en que tú, según las leyes españolas - que yo debo acatar, pero no necesariamente compartir- considerarías legalmente mujer a un hombre con un cuerpo operado y modificado. Yo no lo creo así. Sigo pensando que el cuerpo de un hombre puede parecer el de una mujer, pero biológicamente seguirá siendo el de un hombre. Y si algún arqueólogo encontrara sus restos miles de años después, sabría que se trata de un hombre, aunque aparecieran al lado del esqueleto los implantes de silicona, hilos de estiramiento u otros artilugios.
Esta consideración mía está fuera de cualquier otra religiosa. Es una consideración que discurre paralela a mi idea religiosa y que, además, la apoya.
Imagínate que ahora yo me siento asiático. Por el motivo que sea. Y quiero serlo y que los demás me admitan como tal. Como mi color de cabello y mis facciones no se ajustan, los modificare con tintes y cirugía. Ya habré conseguido una apariencia aceptablemente asiática. ¿Eso me convertiría en asiático si una ley, además lo corroborase? No. Sería otro despropósito.
Por eso no entiendo que la ley pueda decir “tú ya eres mujer, porque cumples unos requisitos; no importa cómo hayas nacido”. Es decir. La ley se conduce por la apariencia y no por el hecho. De ahí a mezclarlo con la posibilidad me parece un argumento muy cogido con alfileres, pero que acepta con mucho agrado la sociedad relativista de hoy. Por supuesto que un homosexual debe tener derechos, como cualquier persona. Pero debe sujetarse a los mismos límites que el resto de los ciudadanos. Y aún te diré lo que te diría cualquier persona que comparte mi creencia: Si la ley les permite casarse, que lo hagan., porque ya será un derecho que la ley les ha concedido. Pero la ley no puede obligarme a que yo prescinda de mis convicciones morales pare que acepte de buen grado algo que no es real
En cuanto al ejemplo de ser rico, que no es más que un ejemplo, porque te aseguro que tengo otras prioridades, te daré mi opinión.
Si yo llegara a serlo, no importaría que me recordaran mi origen pobre. Si llegara a ser rico, sería rico. Tendría mucho dinero y, por tanto sería rico. No cabría ninguna otra consideración ni matiz, porque ya cumpliría con el requisito. Pero un transexual, por mucho que se quite o que se añada, es lo que ha nacido. Es una mera cuestión biológica, porque esa imitación del cuerpo de una mujer no puede cumplir las funciones propias de una mujer.
Además, creo que el racismo no es comparable, bajo ningún concepto, a los problemas de los homosexuales en la sociedad. Creo que es otro planteamiento sostenido con alfileres, pero que ha sido adoptado por la comunidad homosexual como planteamiento irrefutable. No comprendo la comparación entre los derechos que le corresponden a un ser humano por el hecho de serlo, sin importar su color, a los derechos que quiera conseguir otro ser humano por pretender ser lo que no es.
No hace falta que transcurra ni un mes más para que la homosexualidad y la transexualidad sea admitida como algo normal, porque eso ya ocurre. Desde los medios de comunicación hasta cualquier aspecto de la vida social. No hay más que ver un par de horas de televisión para darse cuenta de ello.
Gracias por visitar esta página y siento que te sientas ofendido por mis opiniones.
Saludos.
Hola Mike,
ResponderEliminarCuando hablo de "trastorno" me refiero a que la pauta de conducta que sigue un individuo no es la "deseable".
Te pongo un ejemplo:
A un individuo le gusta disfrazarse de spiderman mientras mantiene relaciones sexuales con su mujer, ya que le excita enormemente. Esto, aunque anormal, no trae mayores consecuecnias, pero si el mismo individuo "opta" unicamente por disfrazarse de spiderman y con ello quedan satisfechas sus necesidades sexuales rechazando el contacto con su pareja, esto se convierte en un "trastorno".
En referencia a la homosexualidad opino lo mismo, si un tipo se lo quiere hacer con hombres es problema suyo y no veo ningún mal en ello (aunque a mi no me guste), pero si este comportamiento va más allá y ocasiona que el individuo rechace el contacto con mujeres es cuando me parece que entra dentro del epigrafe "trastorno".
Un saludo
Los gais son personas normales y tiene sus derechos. Eres un facha de mierda
ResponderEliminarque no te enteras. que la inquisicion se acabo con franco, inutil
Anarko, el que no se entera eres tú, que siempre hablas de franco para todo.
ResponderEliminarNo tienes otro planteamiento y ni has leído el artículo completo. No sabes de qué hablas.
Se puede hablar claro, defender unas creencias y sin insultar. Mike te da mil vueltas y lo demuestras cada vez que sales aquí.
Hola Fernando. Siento haber tardado tanto en contestar. Obligaciones y todo eso.
ResponderEliminarSi ese es el significado al que te refieres, entonces estamos en parte de acuerdo.
Dame un poco de tiempo.
ESTOY DE ACUERDO. y SE QUE ESO NO ME CONVIERTE EN FACHA NI HOMOFOBO. SIMPLEMENTE QUE NO TRAGO CON LO QUE ME QUIEREN OBLIGAR A TRAGAR.
ResponderEliminarMUY BIEN.