
…pero, llevando la contraria al título de este artículo, empezaré por el final. Por mi agradecimiento.
Quiero agradecer a quienes me han animado en estos días. Me siento muy honrado. No se trataba de que yo quisiera descansar dejando de escribir. El problema era la sobrecarga de trabajo que me iba a restar tiempo estos pasados días. Así que creo que me expliqué mal. Gracias a Dios, no había crisis ni necesidad de “desconectar”, pero muchísimas gracias por la atención de todos. Aunque no tengo claro si este retorno se debe más a mi afición por escribir, o a las amenazas de Sr. Hernández de enviarme fotos de Pepe Blanco en topless. Hay ciertos riesgos que no conviene afrontar pasados los cuarenta.
Quiero agraceder también los premios que me han enviado los bloggers. Javi, El Españoleto, Esveritate, Boira y El Filoloco me honran uno cada con un Premio Symbelmine. Además, Jale me envió hace unos días un nuevo Premio Dardos. Muchísimas gracias a todos, con mi reconocimiento a cada uno de sus blogs, que recomiendo.
Durante estos últimos días una noticia tiene a Zaragoza pendiente de los medios de comunicación. Quizás no haya trascendido tanto en el resto de España, más allá de las reseñas que he oído en los informativos de radio y TV, pero puedo asegurarles que, por un motivo u otro, este asunto de la corrupción en el ayuntamiento de La Muela nos tiene a todos en vilo. Les cuento.
Imaginen que en lo alto de una meseta al sur sureste de Zaragoza Capital, en un paraje de auténtico secarral y piedras, hallan ustedes un pueblo de unos 800 habitantes. Eso era La Muela hasta la primera mitad de los 80. Tantas veces como pasaba por ahí, de camino a Madrid, por
El caso es que La Muela era eso, poco más o menos. Una pequeña población en una meseta azotada por el viento casi todos los días del año, con una agricultura de escasos resultados como para sostener la economía del municipio y con una mayoría de empleados que viajaban a Zaragoza o La almunia diariamente para trabajar.
A partir de mitad de aquella década, una alcaldesa supo ver el beneficio que uno de los muy escasos recursos naturales del pueblo podría aportar para aumentar el nivel de vida de los vecinos: el viento. La Muela fue pionera en parques eólicos españoles. De una instalación experimental inicial de 15 o 20 aerogeneradores pasó, con el tiempo, hasta llegar a la actualidad, a un total de aproximadamente 500, con el consiguiente y espectacular incremento de recaudación de impuestos municipales. Además, durante los últimos años 90 y los primeros de esta década, se concretó la construcción de un próspero polígono industrial en el término municipal, que inmediatamente se llenó de empresas atraídas por las ventajas fiscales ofrecidas por el ayuntamiento y por la posición geográfica ubicada al pié de
El dinero llama al dinero como las moscas acuden a
En definitiva, La Muela dejó de ser un pueblo en medio de la nada para convertirse en el destino deseado de muchos para vivir, alejado de
Y, como en fábula de Samaniego, unas cuantas de aquellas moscas quedaron presas de patas en la miel de las influencias, la soberbia y la riqueza.
Hace muchos años que la alcaldesa y personas de su entorno están en el punto de mira de sus opositores políticos. Quizás lo más curioso de todo este asunto sea el estado de opinión de los vecinos del pueblo, que se traduce en tres opiniones diferentes.
Los defensores de la alcaldesa aseguran que no pueden creer las acusaciones que pesan sobre ella y su familia. No conciben que alguien que ha traído tanto progreso para el pueblo pueda ser también corrupto. No quieren ni oír hablar del exagerado incremento patrimonial de la alcaldesa, algunos de sus familiares y otros personajes cercanos a la política y el urbanismo del término municipal. La opinión contraria la sostienen quienes muestran su extrañeza por que la justicia haya tardado tanto en intervenir. Para ellos la corrupción de María Victoria Pinilla, su esposo, hijo, colaboradores, amigos y conocidos era más que evidente. La tercera opinión es
La justicia dictaminará si la corrupción es cierta o aparente, aunque este caso tiene todo el aspecto de lo primero, mucho más que de lo segundo. Algún medio adelantó la posibilidad de que esta investigación esté basada en la denuncia particular de un constructor. Pero en lo que al juicio de la opinión pública se refiere, está por ver si pesará más la defensa a ultranza de la inmensa mayoría de sus votantes, favorecidos en mayor o menor medida por el progreso del pueblo en estas pasadas décadas, o la desfavorable impresión de orgullo y suficiencia que han transmitido con sus actitudes, en muchas ocasiones, María Victoria Pinilla y su hijo, al que le gustaba alardear de ser hijo de quien es y de tener los recursos que tiene.
Yo puedo contar el sucedido, que tengo para mí por absolutamente cierto por venir de quien me lo contó, en el que unos constructores fueron a informarse de los requisitos de participación de varios concursos para la licitación de obras en el referido municipio. No les recibió
Ahora todo son las habladurías, los “ya lo dije yo” y los “se veía venir” que siempre se comentan en estos casos. El alcance y las consecuencias de este caso de presunta corrupción puede ser tan amplios que los únicos que se han atrevido a condenar abiertamente a los implicados son los que no tienen ningún tipo de acuerdo ni con el PAR, el partido de la alcaldesa, ni con el PSOE, socio del anterior en el gobierno aragonés y en las alcaldías de muchos municipios de la comunidad autónoma.
Por una vez, por una de esas pocas veces en las que el prepotente se ve con el agua al cuello, parece que presumir de ser hijo de quien se es y del auto que se tiene trae alguna consecuencia. Aunque sea unos pocos días en el calabozo.
¿Para cuando una reforma de las leyes que limite la duración de ciertos cargos públicos?