A veces tengo la duda de si soy
demasiado insistente sobre algunos asuntos. Cuando pienso en ello, casi
inmediatamente me contesto a mí mismo que nunca se insiste bastante en lo que
es verdaderamente importante.
Así que ayer noche pensaba
escribir nuevamente sobre la insólita pero muy real situación que los españoles
estamos viviendo con un gobierno instalado en la mentira constante y una parte
de la sociedad a la que considero también culpable de esta misma situación.
Estaba por comenzar a escribir,
cuando conecté con Onda Cero para escuchar el editorial de las 6 a .m. de Carlos Herrera; el
principio de cada programa, en el que el Herrera dibuja un resumen del día
anterior en clave coloquial.
No creo que haya sido una
casualidad que el editorial de hoy haya descrito el ambiente de mentira
continuada en el que se desarrolla la política del gobierno socialista de
Zapatero. Supongo que muchos coincidimos en insistir el ello porque,
tristemente, es la noticia que se repite un día, y otro día, y otro día. Como un
mal remedo de la comedia Groundhog’s Day, uno despierta cada mañana, enciende
la radio y oye una y otra vez la misma historia: una mentira tras otra de un
gobierno que, cuando estuvo en la oposición, exhibía pancartas con aquello de
“merecemos un gobierno que no nos mienta”.
Desde este punto de vista, solo
existe una diferencia entre lo que vivimos hoy y éste mismo día en el pasado año
2009, o el mismo de 2008. La diferencia es que la realidad le ha pasado por
encima a Rodríguez Zapatero como un alud. El argumentario sigue siendo
prácticamente el mismo. Falacia, mentira e incapacidad; pero los hechos han
precipitado aún más las improvisaciones de un ejecutivo que, no debemos
olvidarlo, contó en las elecciones generales de 2008 con la bendición de once
millones de votantes que, al fin y al cabo, apoyaron los embustes de Zapatero
pese a la realidad que ya se imponía entonces a golpe de desempleo, cierre de
empresas, inflación y crisis financiera.
Ante esta situación, todavía hay
quien prefiere echar las culpas a todo el mundo menos a quien tiene la
responsabilidad de asumir responsabilidades. Hoy, durante la mañana, escuché
los comentarios de un señor que despachaba su odio irracional hacia la derecha
diciendo que la bronca de ayer en el Senado era una vergüenza para el PP, que
si dicho partido ganase las elecciones, Dios no lo quiera (sic), los
derechistas sacarían las pistolas a la calle y todo sería como en el 36… y un
buen número más de alusiones al fascismo y a Franco. Qué triste es que tantos
españoles funcionen hoy en día con esas ideas. Y, sin querer sacar la cara por
una oposición que hace oposición de un modo tan pobre, qué triste me parece que
muchos sigan culpando al PP por no apoyar a un gobierno cuyos esfuerzos por
aislar a la derecha han sido una de las características esenciales de su
política.
Les dejo con el editorial de hoy
de Carlos Herrera.
Estimado Mike, con respecto al oyente - comentarista, ¿se puede ser más cazurro? Así nos va.
ResponderEliminarSaludos.