Dijo Rodríguez Zapatero, en uno
de esos momentos que la historia guarda en el archivo de frases absurdas del
presidente del gobierno, que aquello de la nación y unidad de España era un
concepto discutido
y discutible. El presidente debe estar convencido de ello, porque ha
tratado de demostrar la realidad de su frase antes y después de compartirla con
el resto de los mortales.
El episodio de cierre de los
Presupuestos Generales del Estado para 2011 es una demostración más de que
Zapatero no hace otra cosa que defender ese principio discutido y discutible
que presentó en el senado a finales de 2004. Unos pocos votos más, los de
Coalición Canaria, aseguran al gobierno la aprobación de unos presupuestos que,
en palabra de expertos economistas y empresarios, supondrán un nuevo desastre
para el empleo y la economía españoles. Tal cosa, si sucede, es algo que no
preocupa en absoluto a los distintos nacionalistas. Poco le importa un buitre
destrozar el cadáver que está devorando mientras aplaque así su apetito.
A cambio de los votos de los
independentistas canarios, las islas obtendrán prebendas especiales en competencias
como empleo y territorialidad de las aguas, y ven abierta la puerta a otra
reforma de su estatuto de autonomía.
Aún dejando de lado que esta
nueva situación suponga otro debilitamiento más para el estado, estas transferencias van a suponer una prueba
de calidad para el gobierno nacionalista canario. Gestionar competencias de
empleo en una de las comunidades con mayor número de parados no será fácil.
Obtener resultados positivos será un reto tan importante como no caer en la dinámica
de usar esta nueva competencia para no crear una casta de asesores políticos,
interinos y estómagos agradecidos al uso de cualquier administración
autonómica. ¿El cambio de nombre de las
“aguas canarias” es un capricho similar al querer cambiar el nombre de las
provincias vascas, como pretende el PNV, o hay algo más? En cuanto a la
territorialidad de las aguas, que gracias a este pacto pasarán a llamarse
“aguas canarias”, nadie parece saber muy bien aún cuales serán las
consecuencias, a parte de las puramente nominales. Sí que habrá iniciativas
dirigidas al incremento del número de vuelos hacia y desde Canarias, aunque se
debería tener en cuenta que la voluntad de aumentar el tráfico aéreo para
generar más dinero no solo depende de las intenciones del gobierno canario,
porque el motivo principal para que esto se dé es que haya más viajeros que
quieran llegar o salir de las islas.
Para no fallar en el tópico, el
presidente canario, Paulino Rivero, aseguró que su interés en las exigencias al
gobierno central no son exclusivamente nacionalistas, porque añade a dicho
interés su intención de asegurar la estabilidad del estado votando a favor de
la aprobación de los Presupuestos Generales. Otro político profesional que toma
a los ciudadanos por idiotas. Una lástima que ningún periodista vaya a
preguntarle por qué no muestra tal intención votando a favor sin exigir nada a
cambio.
Por cierto. Coalición Canaria
gobierna con el apoyo del PP. Partido que, hasta hace unos años, no ponía
reparos en defender la unidad territorial frente al saqueo de los
nacionalismos.
Zapatero ha ultimado de este modo
la compra efectiva de un tiempo de prórroga para seguir gobernando. Así lo ven
muchos medios de comunicación y así lo aprecia la ciudadanía. En el juego del
todo vale que es la política española ni hay reparos de enajenar la unidad del
estado, ni existe vergüenza por conceder a unos los privilegios de los que
otros carecen. Hoy comienza en el Congreso el debate sobre las enmiendas
propuestas contra los Presupuestos Generales, pero ya está todo el pescado
vendido. Una pérdida de tiempo que solo servirá para que algún espectador se
cree la ilusión de que los responsables de una nación que no quiere serlo están
trabajando por el interés general.
Está bien recordar aquella famosa frase de Zapatero de que la nación española es un concepto "discutido y discutible" para comprender bien las claves de su política, cuyo nefasto gobierno no es más que la puesta en práctica de ese ideario digno de figurar en los anales de la idiotez política. Zetapé, simplemente, no cree en la nación que gobierna, la cual se ha propuesto transformar cueste lo que cueste, y ahí están los resultados: leyes destinadas a destruir los fundamentos de instituciones tan arraigadas en nuestro país como la familia, persecución de la lengua española en algunas partes de su territorio en connivencia con los nacionalistas-independentistas, Ley de Memoria História con ánimo revanchista y de enfrentar a los españoles entre sí, etc, etc.
ResponderEliminarPara Zp lo único importante es mantenerse en el Poder, aunque sea en tiempo de prórroga; de ahí que no le importe en absoluto entregar lo que le pidan los nacionalistas vascos y canarios si con ello saca adelante estos presupuestos, aunque vaya en contra del interés general de España, aunque atente contra su propia integridad.
- Don Fernando, completamente de acuerdo. Y yo me pregunto lo siguiente:
ResponderEliminar¿Estas iniciativas de Zapatero pueden corregirse si llega al poder un gobierno diferente, con voluntad de reparar daños?
¿O el daño es definitivo?
Veremos.