
El objetivo principal de los atentados del 11-M está plenamente cumplido. Estoy absolutamente convencido y me remito a los hechos y sus resultados. Para los terroristas, el número de víctimas era indiferente. Tanto les daba doscientos que mil. Lo verdaderamente importante para ellos era convulsionar el país, conmover los cimientos de la convivencia ciudadana, de la clase política y de la nación al completo. Así lo demostraron los documentos encontrados a una célula islamista holandesa, meses después de los atentados de Madrid. En ellos se reflejaba un acertado análisis social del pensamiento político en España, pronosticando que un golpe suficientemente sangriento justo antes de las elecciones provocaría la profunda fractura que estamos sufriendo desde hace tres años.
Pero España no aprende ni a golpes de cadáver. Lo que aquí se convirtió en una avalancha de mentiras, manipulación, abuso, violencia e incumplimiento de la ley electoral, en Gran Bretaña, con otro atentado a cuestas, provocó la unión férrea entre los partidos del gobierno y de la oposición.
Esa es
Me alegra que, por fin, los reyes hayan visitado Ceuta y Melilla, pero no les disculpo el hecho de que hayan tardado más de treinta años en visitar a aquellas gentes que se sienten mucho mas españoles de lo que lo hacen algunos territorios peninsulares. Esto es fidelidad, a pesar de tantos años de abandono. Fidelidad por igual de los habitantes de origen español como de los marroquíes nacionalizados y sus descendientes nacidos en territorio español y que ni por asomo quieren oír hablar de ser ciudadanos alahuitas.
¿Qué es lo que hay que temer de Marruecos para que los gobiernos españoles y la casa real tengan que mirar siempre hacia otro lado? Considero normal y lógico que el tirano marroquí y sus ad láteres clamen por Ceuta y Melilla y reivindiquen ambos territorios. Pan y circo. Distraer a un pueblo deprimido y sojuzgado con exaltaciones nacionalistas y victimistas es una práctica muy vieja y hoy en día habitual entre dictadores y fanáticos como Chávez o Carod Rovira; Pero España no solo no debería entrar en ese juego con respuestas tímidas sino que, además, debería reaccionar con fuerza y contundencia a la hora de defender los propios intereses. Es el único idioma que respetan los déspotas como Mohamed VI.
Por otra parte me pregunto si el rey no le habrá salvado la cara al Presidente del Gobierno con esta oportuna visita y semejante baño de banderas españolas en un momento en el que el mismo gobierno naufraga por su escaso apoyo a la unidad del país y su complacencia con los nacionalistas.
No creo que durante este año pre-electoral oigamos hablar de alianza de civilizaciones. No conviene. Ahora toca ser mas españolista aunque haya que hacer algún que otro alarde de banderas. O sea, cara al sol que mas calienta.