
Algunos de mis peores recuerdos de adolescente se localizan, paradójicamente, en una de las islas más hermosas y espectaculares del mundo; La isla de
Corría el año setenta y nueve. Antonio Cubillo, el fundador y responsable máximo del movimiento independentista socialista canario MPAIAC era expulsado de su propio partido. La ideología del grupo independentista y terrorista MPAIAC fue muy simple desde su fundación, pero muy efectiva por lo populista de su argumento.
Cubillo quiso conseguir desde el primer momento – allá por el año sesenta – la independencia de las Islas Canarias respecto a España. Para ello buscó la ayuda del todavía clandestino Partido Comunista de Santiago Carrillo (siempre dispuesto a minar todo aquello que significara estabilidad en cualquier país occidental) y de movimientos africanistas supuestamente independentistas que, posteriormente, se desenmascararon como grupos armados dedicados a conseguir el poder económico en sus respectivos países.
Por otro lado, puso en marcha la consabida táctica de manipulación histórica, tal y como solían hacer cualquiera de los movimientos revolucionarios de
El resultado de toda esa propaganda y manipulación era bien patente en la vida diaria de las islas, principalmente en Tenerife y Gran Canaria, por ser las más pobladas. Manifestaciones y revueltas en las universidades, en los institutos, en las calles. Pintadas, pancartas, actos de terrorismo en los aeropuertos de Los Rodeos y Gando; y una parte de la juventud, empujada por el MPAIAC, aleccionada y convencida de ser un resto sobreviviente de los Guanches. Resto sojuzgado por España.
La consecuencia que yo tuve que soportar por no ser nacido en las islas fue el resultado de ese nacionalismo absurdo. Para unos cuantos chicos de mi clase, de mi barrio, de la ciudad donde vivía, yo era un “godo”. Un peninsular al que hacerle el vacío. Un hijo de invasores que además era demasiado blanco de piel – como todos los “godos” – al que se le distinguía desde el otro extremo de
Mediados los ochenta, Cubillo regresó a Canarias desde su exilio en Argelia, en donde vivía desde mil novecientos sesenta y tres, huido de la justicia, para fundar el Congreso Nacional de Canarias, que, con el paso del tiempo, perdería la poca representatividad que había conseguido en las islas. El MPAIAC había desaparecido prácticamente en el mismo momento de la expulsión de Cubillo de sus filas. Actualmente, Antonio Cubillo se dedica a ejercer como abogado y a publicar en defensa de su última y nueva entelequia: la creación de una “Republica Federal Canaria”
Muchos han creído que detrás de éste personaje estaba el interés marroquí por apropiarse de las Canarias. Yo también lo creo. No es difícil llegar a esa conclusión. Pero, al margen del verdadero interés que movía al personaje, no se puede negar que el daño social hecho a aquella generación joven de canarios manipulados y manejados era patente entonces, aunque hoy se haya olvidado porque aquellos estudiantes independentistas tienen treinta años mas y son conservadores porque ahora tienen mucho que conservar.
En mi caso, nunca dejé de amar y recomendar La Palma,
¿Realmente creen en la supervivencia de las islas como país independiente, a escasas millas de Marruecos? ¿O se trata de ganar cuotas de poder para satisfacer otros intereses?
¿Han calculado estos políticos el trastorno para la convivencia que supondría revivir un sentimiento político que no existe hoy día y que se fundamentó en la mentira, la manipulación y la violencia?
¿Y qué tendrán que decir de todo esto Zapatero y su gabinete, grandes benefactores de los nacionalismos peninsulares? ¿Y que debería decir el Rey, si tuviese la suficiente iniciativa para manifestarse?
Me consta que la voluntad independentista entre el común de los canarios es minoritaria. O lo que es lo mismo: la inmensa mayoría de los canarios son, en mayor o menor medida, españolistas.
Me consta también que Zapatero tiene una curiosa forma de interpretar la voluntad popular en ciertas ocasiones. En Ceuta y Melilla ya tienen una ligera idea del asunto. Y eso es lo que realmente me inquieta. Que zapatero haga alguna de sus “genialidades” mientras Mohamed VI se frota las manos.