
Ser hombre, en España, ya constituye un serio agravante en la comisión de ciertos delitos. ¡¡¡Ista, ista, ista, Zapatero feminista!!!
Es la nueva – que no la última – estupidez que el Tribunal constitucional comete a la hora de aplicar la ley.
Seguramente, todo ese grupo variopinto de poder e influencia, conformado por movimientos feministas, progres, lésbicos, gays, demagogos y populistas, que se ha hecho fuerte en estos últimos años, tocará el cielo en su éxtasis. No creo que ni ellos sean conscientes de las consecuencias de semejante medida. En realidad, no los considero conscientes de demasiadas cosas, a tenor de los resultados de sus acciones; pero no tengo la más mínima duda de que serán felices en extremo, como lo fue Zerolo durante la campaña electoral.
Estos son tiempos en los que ser hombre y heterosexual está cada vez peor visto en ciertos ambientes. A no ser que el hombre se muestre pro feminista, pro aborto, pro gay y, sobre todo, de izquierdas.
Tiempos en los que un hombre no puede opinar que una mujer es poco agraciada, o poco inteligente, sin ser tachado de sexista. Una mujer sí puede opinar eso y mucho más de un hombre. No solo puede. Es que tiene derecho a hacerlo. Y si es feminista, no es solo el derecho. También el deber.
No estoy exagerando ni un ápice. Escribo lo que he oído infinidad de veces en algunos programas de ciertos medios. Programas que parecen hechos con el principal objetivo de ser pro ZP, pro De
Es gracias a estos elementos sociales y a los políticos a quienes tanto respaldan, que España es, entre otras muchas cosas, el país de la contradicción constitucional. Algunas de esas contradicciones, como la de tener que pagar con nuestro dinero a toda una casa real para que viva rodeada de privilegios cuando se supone que todos los españoles deberíamos ser más iguales de los que somos, pues son realmente fastidiosas. Pero que un hombre sufra el agravante de ser hombre al cometer ciertos delitos, es ya una vuelta de tuerca más a esa igualdad de todos los ciudadanos, que no pueden ser discriminados por razón de sexo, entre otras cosas.
¿Será lo mismo para una mujer que cometa un aborto ilegal, abusando de su posición de adulta para quitar una vida, por ejemplo? Mucho me temo que no. Eso nunca. Restaría votos de los colectivos más “sensibles” al “progreso”
Pocos reductos quedan ya para el pensamiento crítico y libre. Muy pocos. No nos engañemos. Quienes gobiernan son responsables de todos estos despropósitos, pero también los grupos mediáticos acólitos. Pueden estar todos bien contentos. El relativismo moral sube un escalón más hacia la cima de la que ya no se le podrá apear nunca. Porque hay males, daños y destrozos que, una vez acaecidos, no pueden repararse nunca.