

No hay que perder demasiado tiempo en analizar los últimos acontecimientos para llegar a la conclusión – una vez más – de que Aragón está solo a la hora de defender sus propios intereses frente al expansionismo catalán y la necesidad de obtener atención por parte del Gobierno Central para solucionar otros problemas que aquejan a nuestra comunidad.
No solo se trata de un problema de escasa población. 1.200.000 habitantes no supone una potencial bolsa de votos tan interesante como otras comunidades autónomas mas pobladas. Existen otros problemas añadidos que contribuyen a perjudicar a Aragón cuando se pretende defender sus intereses en Madrid. Problemas políticos de difícil solución, porque se entrecruzan intereses económicos y nacionalistas de otras comunidades del norte peninsular.
En alguna ocasión me he referido al clamoroso abandono de proyectos que, según todos los estudios hechos por estamentos públicos y empresas privadas, supondrían el despegue económico del pirineo central en ambas vertientes, aragonesa y francesa. Pero, en mi opinión, la mayor amenaza que puede sufrir ahora Aragón contra sus intereses es el intento de inclusión del catalán como lengua co-oficial de
Es un hecho que el catalán, o una variante local, se habla en lo que se ha dado en llamar “la franja”, que es el límite fronterizo entre Cataluña y Aragón. Nadie puede negarlo; pero no me parece que sea motivo suficiente para intentar hacerlo lengua co-oficial en Aragón porque también es un hecho que no lo hablan decenas de miles de personas, o un porcentaje significativo de la población total de la comunidad. En cualquier caso, veo detrás de esta pretensión un intento más del expansionismo ultra catalanista por completar, en la práctica, el mapa de los países catalanes que figura en muchas escuelas, estamentos públicos y, por supuesto, oficinas y locales de cualquier partido o agrupación independentista que se precie.
La plataforma NO HABLAMOS CATALAN realiza un verdadero esfuerzo a la hora de defender, según su manifiesto, el patrimonio lingüístico-cultural del Aragón Oriental. Está formada por diferentes entidades y personalidades. Actualmente, NHC ha iniciado una nueva ronda de conversaciones con diferentes partidos para buscar mayor apoyo. Uno de dichos partidos que más se ha distinguido por su apoyo a esta iniciativa es el PCUA, revelación en las últimas elecciones y que cuenta ya con representatividad en algunos pueblos aragoneses. También colaboran instituciones y empresas, que ven la necesidad de frenar semejantes pretensiones descabelladas.
En contra de lo que muchos puedan pensar, resulta que este problema no es un asunto local aragonés. Colaboran con NHC colectivos baleares y valencianos, que también entienden lo que supone manifestarse contra un intervencionismo lingüístico y político en sus propias tierras. Pero quizás para los aragoneses sí que pueda ser mas complicado hacer frente al expansionismo catalán por dos motivos. El peso específico de los nacionalistas catalanes en el Gobierno Central de Zapatero, y la poca influencia de los socialistas aragoneses en Madrid. Ambas cosas quedaron bien expuestas durante el pasado conflicto de la “transferencia puntual de caudal del Ebro hacia Barcelona.
Lo que más me llama la atención de todo este asunto es que una serie de comunidades autónomas tengan que defender sus intereses frente a nacionalismos vecinos, mientras El presidente del Gobierno de España niega la mayor. Que los nacionalismos no son un problema en España.