Nunca en la historia moderna de nuestro país se ha dado el caso de que la transigencia haya satisfecho una sola petición de los nacionalistas. Absolutamente todas las pretensiones de los partidos separatistas has pretendido tensar la cuerda de la negociación hasta el límite, sin importarles si la cuerda se rompía o no.
El nacionalismo catalán, excluyente, xenófobo y expansionista, sigue el mismo camino que un día emprendieran otros nacionalismos dentro y fuera de España. El camino de la secesión. Y si para lograr su objetivo final tiene que arrollar los derecho de los ciudadanos, promocionar el odio a lo diferente, inventar la historia o inmiscuirse en el funcionamiento propio de otros territorios limítrofes, no dudará en hacerlo, tal y como viene demostrando desde el establecimiento de la democracia en España y la puesta en marcha del Estado de las Autonomías.
Casi queda ya como anécdota la tradicional inclusión de territorios aragoneses en el “mapa del paisos catalans” que se comenzó a editar a principio de los ochenta en los libros de texto auspiciados y controlados por la generalitat de Jordi Pujol. Aquello era como sentar un pequeño precedente para que toda una generación de niños de Cataluña creciera asociando dicho mapa como algo real. Durante las últimas décadas hemos asistido en Cataluña al arrinconamiento planificado de la lengua castellana y de quienes la hablan, practicado mediante prohibiciones unas veces, y coacciones otras, en instituciones oficiales, centros educativos, clubs deportivos y actividades y festividades sociales. Y siguiendo esta línea de actuación, en connivencia con los actuales gobernantes aragoneses, pretende ahora imponer la enseñanza del catalán como una lengua propia dentro de Aragón y, por tanto, abrir una segunda puerta, para que alguna de las asignaturas del plan general de estudios pueda impartirse también en catalán.
Que partidos secesionistas como Esquerra Republicana de Cataluña o Convergencia i Unió, que solo se diferencian en una supuesta mayor o menor moderación, pretendan abolir definitivamente el castellano de Cataluña por considerarlo extranjero y extraño a su tierra, no deja de ser normal, por muy absurdo que parezca, porque entra dentro de sus idearios xenófobos y embusteros. Pero es paradójico que, persiguiendo el castellano, hablado por millones de personas en Cataluña e idioma oficial según
A pesar de semejantes ingerencias intervencionistas, considero mucho más grave que el Gobierno de Aragón, es decir el PSOE y su lacayo “aragonesista” PAR, presenten un anteproyecto de ley que, en sus artículos 37 y 38, dejan abierta la posibilidad de interpretar el catalán como lengua propia en Aragón para, posteriormente, poder forzar la enseñanza en dicha lengua.
Semejante irresponsabilidad política es, además una bajada de pantalones en toda la extensión de la expresión. No puedo llegar a comprender este afán de catalanizar nuestra comunidad autónoma, cuando hemos tenido que soportar durante muchas décadas los perjuicios producidos por el peso catalanista en Madrid, que ha sabido frenar en unos casos, y robar en otros, importantes iniciativas que habrían supuesto para nuestra tierra un despegue económico y social que ha tardado mucho tiempo en producirse.
El anteproyecto especifica además, con toda intención para el futuro, que la enseñanza se impartirá de la forma que indique
En definitiva, no solo los intereses de Aragón están en juego. También la identidad propia. Y a no tardar, nuestra propia historia, manipulada y retorcida ya hasta el absurdo en los libros de texto catalanes.
Aragón sufre en sus carnes el mal de ser gobernado por un partido centralista que necesita desesperadamente el apoyo de los nacionalistas, mientras que los aragonesistas se preocupan más de no perder la poltrona o el choche oficial, antes que defender a quienes les han votado por su supuesta identidad aragonesista y que, con sus últimos silencios, ha defraudado a tantos de sus militantes.
Al menos a vosotros no os han dicho todavía como nos dijo el inefable Manuel Chaves que el aprendizaje del catalán en Andalucía "facilitaría la búsqueda de oportunidades de los andaluces en Cataluña"...¡la vuelta a la emigración vamos!...Otra vez miles de andaluces con una maleta de cartón y una bolsa con chorizos en el "catalán"(tren nocturno Sevilla-Barcelona)a buscarse el porvenir...
ResponderEliminarVergonzoso.
¿Para este desastre necesitábamos el Estado de las Autonomías?
Vaya debate que has armado con este articulo en España Liberal. Bien hecho. EL primer anonimo, un imbecil.
ResponderEliminarSaludos y mi apoyo a los aragoneses.
Con todas las cosas buenas que has escrito siempre de la verdadera Cataluña, no entiendo como te acusa ese descerebrado de sembrar el odio.
ResponderEliminarSaludos.