Esta tarde de domingo mi esposa y yo hemos tenido que visitar a una familia destrozada y perdida en la más profunda desesperación y dolor.
Un muchacho de veinticuatro años ha perdido la vida en un accidente de tráfico en circunstancias casi idénticas en las que murió nuestro hijo Alex en Agosto de 2005. El joven que falleció esta mañana, deja a sus padres y 6 hermanos más.
Por un largo instante, al entrar en la casa familiar del muchacho, he revivido la sensación horrible, mezcla de angustia, impotencia y desesperación y dolor profundo que se siente cuando uno se ve inmerso en una situación como esta.
Uno no sabe si el tiempo se detiene, o acelera, o simplemente deja de existir. Apenas recuerda quién ha venido a casa, quién te ha transmitido sus condolencias… ni siquiera se puede recordar la mayor parte de los comentarios. Los destellos que quedan en la memoria, al menos en nuestra experiencia, son momentos del velatorio, del servicio religioso, el enterramiento de los restos en la tumba y el regreso al hogar una vez terminados todos los formalismos de los asistentes. Parecería que todo sucede en unos pocos minutos o a lo largo de una sucesión interminable de días sin fin, tal es la desorientación causada por el impacto anímico de la situación.
Hemos hablado brevemente con la madre del joven que ya no está entre nosotros, así como con uno de los hermanos menores, al que conocemos más que a los otros precisamente porque fue amigo de nuestro hijo. Poco hemos podido decir, aparte de transmitir nuestras condolencias y ofrecernos para lo que puedan necesitar. Además, no pensamos que un momento así sea el más indicado para procurar aliviar en lo posible el sufrimiento de esta familia, rodeados como estaban de familiares, vecinos y amigos.
Durante el camino de regreso nuestra casa he decidido escribir este artículo. He considerado necesario compartir con ustedes la necesidad de llamar a todos a la prudencia.
Quisiera invitar a todos a reflexionar por un instante cuando estén al volante de sus autos.
Desearía poder transmitirles la serenidad suficiente para que valoren sus vidas y las de sus familiares y amigos por encima de cualquier otra circunstancia como conducir habiendo tomado alcohol u otras sustancias tóxicas, o con velocidad inadecuada, o con el riesgo que conlleva una distracción innecesaria.
Piensen en los terribles cambios que sufrirían las vidas de sus seres queridos si a ustedes les sucediera un accidente mortal.
No merece la pena correr demasiado. No merece la pena beber alcohol ni consumir drogas antes de conducir un vehículo. No merece la pena contestar una llamada en un momento inoportuno. No merece la pena arriesgar la vida de otros por un mal adelantamiento ni por una conducción peligrosa.
Que Dios bendiga a este muchacho y a sus familiares y amigos.
In Memoriam.
Aunque el motivo no es el mismo, perdon el motivo si, las causas no son las mismas, conozco demasiado bien ese dolor, esa impotencia, ese vacio... ese dolor que nunca llega a desaparecer, con los años se atenúa, al menos no te parte el corazón, pero el desgarro del alma siempre está ahí, un padre nunca entiende ni comprende el tener que enterrar a un hijo, lo aceptas, lo asumes, te arragarras a Dios pero nunca llegas a comprenderlo.
ResponderEliminarHace poco más de un año enterramos al hijo de un amigo, un accidente tonto, mi amigo no lo olvidará nunca, yo tampoco, lo enterramos el día del "cumpleaños" de mi hija fallecida. Descanse en paz el joven. Que el padre encuentre pronto la paz de su espíritu.
No sabía lo de tu hijo Mike.Lo siento mucho,¿que decirte?.
ResponderEliminarTu sabes bien que los que somos creyentes contamos con una herramienta mas eficaz que ninguna otra para seguir adelante, y sabemos que alguna vez,no sé como,no se cuando ni donde, estaremos de nuevo junto a nuestros seres queridos.
¡Un abrazo amigo! y mis condolencias a tus amigos.
No tengo muchas palabras que decirte, en estos momentos uno se queda descolocado y no sabe bien cómo reaccionar. Aunque eso sí, te entiendo perfectamente aunque no haya sufrido una desgracia como esta de primera mano.
ResponderEliminarOs trasmito mis condolencias por los dos sucesos que nos cuentas.
Un abrazo
El coche es un arma mortífera si no se utiliza con la prudencia y sensatez necesarias. Yo estoy harto de ver a conductores que cometen auténticas barbaridades, sobre todo en carreteras secundarias. Por eso no me extraña que en España haya tantos muertos al año.
ResponderEliminarQuerido amigo, Mike... mi cariño y el de mis compañeros ... no sabíamos lo de tu hijo y compartimos el dolor con la familia del joven fallecido. Nos sentimos parte de esta hermandad y queremos estar a las duras y a las maduras. La vida es un tránsito, que dicen los poetas...pero a nadie le gusta irse a mitad de la partida. Es un drama y una tragedia y más cuando el que se marcha es alguien tan cercano. Nuestro afecto y consideración. Un abrazo y que no falte nuestra oración.
ResponderEliminarGuineanos en el exilio.
Una terrible tragedia. Desconocemos la causa pero lo cierto es que son ya demasiados descerebrados sueltos por las carreteras. Tendrá que llegar el día en el que haya responsables con nombres y apellidos de que a determinados individuos les den potestad de manejar maquinaria peligrosa, del mismo modo que se hace por ejemplo, con las armas de fuego. Habrá que dar una formación integral a futuros conductores y no la rifa de los 12 puntos que se hace actualmente. Mis condolencias por vuestra pérdida y la de tus amigos.
ResponderEliminarMi más sincero pesame,Mike.
ResponderEliminarHay que pasar por algo así,para saber el dolor inmenso que te desgarra.
Un abrazo.
Venía a darte las gracias por lo premio, pero me voy a quedar aqui, aqui contigo.
ResponderEliminarNo se ni me puedo imaginar lo dolorosos que tuvo que ser para ti y para tu esposa, el recordar la tragedia de tu hijo, me puedo imaginar que independientemente de la pena por el chaval que revivirlo debió de ser indescriptible.
Solo agradecerte que aun lleno de dolor, no hayas escatimado esfuerzo en contarnmos esta historia, y que espero, que es lo que tu también pretendes, que esto nos haga ser conductores responsables.
PD. Muchas gracias por el premio
Igualmente lo comparto, que "Dios bendiga a este muchacho y su familia"
ResponderEliminarAbrazos
Mientras el que conduce ebrio o realiza una maniobra temeraria siga sin ser consciente de que está cometiendo un atentado contra la vida, habrá muertes en la carretera.
ResponderEliminarYo, cada fin de semana, discuto con mis amigos porque le tengo "pánico a la carretera", ¿el motivo? No me gusta beber cuando conduzco ni hacer maniobras suicidas.
El problema en España es que a los que nos importa la vida, nos llaman cobardes; los que desprecian la vida, esos son unos valientes que "conocen su coche".
Un saludo.