Conforme van pasando las semanas va quedando más claro el afán de ciertos políticos de renombre en España por acabar – literalmente – con el contrario, o, por lo menos, desearle que no viva mucho tiempo. Muchos se contentan con insultar, pero parece que se pone de moda un cierto gangsterismo de escaño.
Soy de los que cree que la política transmite a los ciudadanos una imagen de la que son responsables quienes
Ayer fue Manuel Fraga quien se salió del tiesto. Dijo lo que muchos deben sentir, pero que no se puede manifestar desde una tribuna pública. “Hay que colgar a los nacionalismos”. Gracias, Don Manuel. Con su metedura de pata se iguala usted, con un solo gesto y sin esfuerzo, a Joan Tardá y su deseo de matar al Borbón, y de paso echa tierra encima a este asunto. Ya se sabe; una cosa tapa a la otra.
Hoy, Pepe Blanco se atribuye el mérito del rescate de los españoles en Bombay, pero a su más puro estilo de sicario del poder. Se cuelga la medalla que nadie le ha ofrecido y aprovecha para llamar cobarde a Esperanza Aguirre. Parece que le molesta que ella haya regresado con vida, aunque conociendo la vesanía del insultador profesional del gobierno, si Aguirre hubiera vuelto en un ataúd de Zinc, este sucedáneo de ser pensante y hubiera acusado al Partido Popular de afán de protagonismo si el funeral no hubiera sido todo lo discreto que le hubiese gustado a la izquierda.
En lo que a modos se refiere, unos cuantos de nuestros políticos van hacia el “chavizmo” puro. Les falta aún el gesto, con el brazo en alto, exaltando a su gente contra la oposición y reivindicando el absurdo por bandera. Los de aquí, con un temperamento menos caribeño abren la boca para insultar, para arengar a sus incondicionales, para no decir nada inteligente y para que luego vuelvan todos sus aplaudidores a sus casas sin querer comprender ni admitir que, para lo que han oído, más les valía haberse dedicado a otra cosa.
Por otra parte, está lejos de mi intención comparar a Fraga con Blanco. Sin ser partidario de ninguno de ellos, debo admitir que hay mucho Fraga para tan poco Blanco. Este último, con diferente acento, está más en la línea de Maleni Álvarez, ministra y progre de “pro” que tiene una curiosa afinidad también con Manuel Fraga, circunstancia esta que la hace más interesante para un estudio detenido y profundo. Es algo así como un híbrido; un ejemplar para no perderlo de vista. Miente, manipula y fracasa como ministra pero le encantaría colgar a Esperanza Aguirre de la catenaria con la misma soltura que el propio Fraga colgaría a los nacionalismos.
Mariano Rajoy es más de “un aburrirse”, como diría un buen amigo. Que no le nombren los desfiles últimamente. Cada día que pasa parece más domesticado ante
Joan Tardá es el punto exótico. Cargado de espaldas y con un aire de Duquesa de Alba y Harpo Marx todo-en-uno, apunta más alto. No le basta con un presidente autonómico. Apunta al rey de algunos españoles con la tranquilidad que le da saber que a unos pocos le hará gracia la ocurrencia (si es que alguna vez se le ocurre algo) y a otros les parecerá mejor mirar para otro lado para no caer demasiado antipáticos a la progresía antimonárquica que, paradójicamente, se siente cómoda con un rey de izquierdas.
Quedan en el aire, pero no colgados, más personajes. Llamazares, al que nunca le he visto sonreir, fatalista, que confunde a los demócratas con narco terroristas, solo le falta un canotier para parecerse a Tristón, el compañero de Leoncio el león. El alcalde de Getafe, de nombre Pedro y de apellido Castro, quien también desde tribuna pública sentenció con un insulto a la mitad de los españoles que no votan al PSOE. La inexplicablemente “ministrada” para Defensa, Carme Chacón, anti española, anti militarista, anti constitucionalista por unas vacaciones lusas. La ministra de Igualdad, experta en no se sabe qué y muy apañadita para colocar familiares y miembras…
Pero, como colofón a esta relación, Bernat Soria, ministro de Sanidad, que no corona rollos con bombo y cumple con uno de los objetivos del sistema educativo: tratar a nuestros jóvenes como si fueran tarados.
Tenemos de casi todo, aunque nos falta alguno en plan Alfredo Landa en aquella serie de los noventa, cuyo personaje tenía tres prioridades en su vida. Dios, Franco y Santiago Bernabeu. Pero creo que Blas Piñar ya no está por la labor…
Por cierto, Sr. Blanco. Como me consta que desde su blog alguien ha venido a leer aquí en alguna ocasión (FEEDJIT es un gran chivato y traza las rutas impecablemente bien) espero que le llegue a usted este mensaje. El titulo del post en el que usted se laurea a sí mismo como un Rambo de sillón salvador de españoles y españolas, suena demasiado frívolo incluso para su estilo habitual. Recuerde que hablamos de casi doscientos muertos y muchísimos heridos y muestre un poco de respeto.
Mike, te he contestado al post anterior, leelo por favor. Respecto a éste, como ya sabes, discrepamos en muchos aspectos, pero también coincidimos en otros muchos, tal vez sea porque pensamos,aunque sea distinto, pero pensamos. Pero a lo que vamos, podría indicarte algún punto de posible discordia pero es que me gusta lo que has escrito, y el como. Estoy totalmente de acuerdo en que han perdido los papeles y los modales. Si se van a insultar o a descalificar, que al menos lo hagan con gracia. Ojalá el año que viene tengan una epifanía colectiva y empiecen a hacer POLITICA de VERDAD.
ResponderEliminarMe gustan tus posts.
ResponderEliminarEnhorabuena