
¿Han visto ustedes la película “Bienvenido, Mr. Marshall”?
Esta maravillosa comedia de García Berlanga transcurre durante la década de los cincuenta del siglo XX, en plena aplicación de las medidas de ayuda del plan Marshall para la Europa renaciente del fin de la 2ª Gran Guerra.
Bajo mi punto de vista, esta película tiene dos méritos principales: La sátira que ejerce en plena dictadura franquista, y el bien conseguido reflejo de una sociedad española que, aún en plenas privaciones de postguerra, soñaba con un despegue hacia el bienestar que, en algunos aspectos, no se materializaría hasta varias décadas después.
No he podido evitar asociar el día de hoy, con su omnipresente simbolismo de esperanza ante la toma de posesión del cargo de presidente de Barak Obama, con una de las magistrales escenas, quizás la más representativa, de aquella película, en la que todo el pueblo está preparado para recibir a los norteamericanos, a su dinero y a los sueños que varios protagonistas de la película tienen en mente.
En medio del júbilo y la entrega total de los habitantes del pueblo, rodeados de música y fiesta, aparece el convoy de los norteamericanos. Es el éxtasis de los asistentes. La felicidad. La esperanza. Es como alcanzar un horizonte imposible.
Y con la misma velocidad que aparecen los yankees, sin detenerse, continúan circulando por la calle principal del pueblo, que es la carretera, y desaparecen. Como si, en lugar de un pueblo, hubieran atravesado un charco al que no se le presta atención.
Las caras de Pepe Isbert y Manolo Morán son de antología. De pasmo. Adiós a los sueños imposibles, que pareciera por un momento que podían alcanzarse.
Espero sinceramente que el nuevo presidente de los Estados unidos cumpla con las expectativas que él y su equipo han sabido vender a los votantes. Lo tendrá muy difícil. Él es tan consciente de eso que ayer ya quiso dejar claro que el camino será largo y dejará a muchos descontentos en la cuneta. Lo que en España llaman “curarse en salud”.
Desaparece Bush. Quizás dentro de un año el PSOE ya no pueda seguir exprimiendo su imagen para culparle de todos estos problemas que sufrimos en España; los mismos problemas que solo existían en las mentes calenturientas de los que somos antipatriotas. Si Obama, con sus errores y aciertos, termina por comportarse como un presidente de los estados unidos y no como el nuevo mesías de la progresía, que parece sustituir con éxito y milagro a la aspirina y el bicarbonato, caerá como ídolo con pies de barro y Pepe Blanco se alegrará de no haber interferido en el proceso electoral americano.
Obama ha vendido tanto stockage de “Yes, we can” y “Change” en todo el mundo, que su campaña me ha parecido más una promoción de una secuela de Batman que una carrera hacia la Casa Blanca. En España, la mayoría de la gente, los medios y los políticos han caído rendidos ante el agresivo marketing de este hombre “marca blanca” de Kennedy, tal y como nos lo han querido presentar. El imitador del demócrata JFK - que nunca hubiera citado como castigo el que su hija hubiera quedado embarazada a los diez y seis años - ha finalizado su periodo de electo imitando a otro símbolo presidencial y republicano como fue Lincoln.
En definitiva, que Obama could, pero no parece que comience su mandato changing so much like he said, si nos atenemos a la lista de secretarios y asesores que ha seleccionado para su gabinete. El cierre de Guantánamo no se producirá la próxima semana y el U.S. Army seguirá en Irak durante 2010.
Cien días. Con eso podremos hacernos una idea de sus primeras intenciones. Hasta ahora, y por concederle un poco de mágen, solo me quejaré del exagerado interés de los mass media mundiales (en comparación con los norteamericanos) en resaltar hasta el delirio que Barak Obama es negro, afroamericano, de color. ¿Pero no se trata de eliminar la segregación y el racismo? Entonces, porque no dejo de tener la sensación de que, para muchos, su color de piel es su principal mérito…?
Les recomiendo el visionado de “Bienvenido Mr. Marshall”. Háganme caso.
En cuanto a Obama, si decidiera to change para volver a la época Clinton, que no se preocupen mucho en el PSOE… Siempre les quedará Aznar.