
En realidad, yo no necesitaba ninguna confirmación más para estar convencido de que los gobernantes de España, con Rodríguez Zapatero a la cabeza, andan perdidos y faltos de ideas. Pero ver en televisión a nuestro Presidente del Gobierno absolutamente feliz, ilusionado y entregado a Obama, corrobora hoy que vivimos en un país dirigido por un líder con menos personalidad política que un ladrillo.
Analizando el referido discurso de Obama, traducido por EFE con algún error semántico, se puede interpretar que el nuevo Presidente del los Estados Unidos será precisamente eso: El Presidente de los Estados Unidos, para los Estados Unidos. Para ello, cuenta con una ventaja que, en tierras como la nuestra, no se disfruta. Una vez proclamado presidente – a la vez que jefe de estado, por cierto – contará con el apoyo inicial de muchos ciudadanos, incluso del partido contrario, porque para ellos es SU presidente; y SU jefe de estado.
Después, pretenderá seguir siendo el mejor socio de sus mejores socios; como Gran Bretaña, Israel … etc. La política internacional no diferirá tanto como muchos españoles creen y desean. Poco recuerdan estos que la política internacional de los Estados Unidos, en líneas generales, no ha variado tanto ni cuando Truman, Kennedy, Ford. Clinton o ambos Bush, por citar algunos, fueron presidentes.
Con respecto a las declaraciones del casi enamorado, rendido y pro americano de Zapatero, solo insistiré brevemente en dos puntos.
Uno. Yo ya no sé si, cuando ZP asegura orgulloso que Obama es socialdemócrata, lo hace por convencimiento, cosa que me parecería realmente estúpida, por interés desmesurado en subirá toda costa al carro del triunfo, de lo que pienso que no deja de ser arrivismo infantil del mediocre que quiere desesperadamente salir en la foto aunque ninguno de los que posan le preste atención, o porque necesita desesperadamente darse importancia. Asegurar que España ayudará a los Estados Unidos me suena pretencioso y pueril, como todo lo que toca Zapatero.
Dos. Cualquiera de las posibilidades anteriores me sirve, porque sigo convencido de que el gobierno español funciona a base de ocurrencias y errores. Tan solo unos meses atrás, Obama demostró sus intenciones durante su viaje por Europa como candidato. No visitó España. Tuvimos que conformarnos con la foto vergonzante de Chávez junto al rey de algunos españoles.
Mantengo mi posición en cuanto a Obama y algunas de sus características. Tengo muchas reservas sobre él desde mi punto de vista político, social y religioso. En lo político y social, porque algunas de las frases e iniciativas que Obama asegura que promoverá me han tenido en vilo durante la campaña electoral. No sabía exactamente a qué atenerme. Y sobre alguno de esos asuntos, compruebo en el discurso que la intención, una vez ganada la presidencia, parece que la intención se ha republicanizado un poco. Al tiempo.
En cuanto a lo que choca frontalmente con mis principios religiosos, como la defensa a ultranza del aborto, sea cual sea la edad del feto, por parte de algunas figuras próximas al nuevo presidente, me tendrá absolutamente en contra. No renuncio a defender el derecho a la vida del no nacido.
Y si alguien pretende convencerme de lo contrario, aduciendo que hay que dejar la religiosidad a un lado para tratar objetivamente ciertos temas, permítame decirle que mis principios religiosos no son solo de domingo. Me ayudan a diario.