Durante este fin de semana y hoy lunes dos hechos han
acaparado buena parte de los titulares de los medios. La manifestación sindical
convocada en Madrid y las consultas independentistas en ciento sesenta pueblos
de Cataluña. Dos maniobras publicitarias que, desde distintos flancos,
pretenden presentar una falsa realidad española que muy poca gente cree.
La consulta independentista realizada en no pocos pueblos
catalanes muestra unos datos muy reveladores. A pesar de que las fuerzas
independentistas ampliaron el marco de participación más allá de los límites
lógicos, permitiendo votar a menores de 16 y 17 años y a inmigrantes, la
participación en los municipios convocados no llegó al 30%, del que, por
supuesto, el 95 % de los votos se mostró partidario del sí a la independencia
de Cataluña. Es decir. Que, prácticamente, solo fueron a votar
independentistas.
La irrelevancia de dicho resultado es lo de menos. El
objetivo publicitario fue plenamente conseguido. Los independentistas de ERC y
CiU, con la connivencia y la tibia crítica del PSC, no pretendían otra cosa. De
este remedo de referéndum se habla hasta en Francia, aunque solo sea a título
de anécdota. De hecho, tal y como demuestran una y otra vez las estadísticas de
voto en Cataluña, el secesionismo es cosa de una minoría. Minoría ruidosa, en
parte ambigua con la legalidad, en otra parte completamente contraria, y en
otra parte atreviéndose ahora a salir del armario del federalismo para apostar
por la independencia completa a favor de un estado catalán, pero minoría al fin
al cabo. Minoría representada por egocéntricos como Rovira, Tardá y Laporta,
que llaman a la defensa de un “estado” catalán oprimido e incluso a punto de
ser asesinado.
En Madrid, una manifestación sindical contra los empresarios
y a favor de Zapatero, que según palabras de Cándido Méndez, iba a ser la más
multitudinaria conocida nunca en la capital de España, se reveló como lo que
todos esperábamos que fuera, que a su vez era lo que los líderes sindicales
aseguraban que no sería. Apoyo a Rodríguez Zapatero y ajuste de cuentas contra los
empresarios.
20.000 asistentes sindicales y simpatizantes, en un país
donde se alcanza la cifra de 200.000 liberados sindicales, supone un escaso
diez por ciento que confirma bien a las claras que entre esa clase sindical de
privilegiados liberados, que normalmente viven de la sopa boba subvencionada
por el estado con los impuestos del contribuyente, no hay muchos dispuestos a
manifestarse a favor de las consignas de sus líderes si para ello tienen que sacrificar
un cómodo sábado de descanso. Ni el incentivo de trenes y autobuses fletados
por los sindicatos logró el efecto deseado por las centrales sindicales.
El resultado de la manifestación fue un fracaso rotundo. No
creo que haya muchos, a estas alturas, dispuestos a asimilar las consignas
izquierdistas en cuanto a la crisis económica y su origen en lo profundo de la
maldad intrínseca de los empresarios. Ni la asistencia de verdaderos lastres
sociales, como el mediocre Wyoming, ni el empeño de los líderes sindicales por
arropar a un inepto presidente del gobierno más incapaz que haya sufrido España
en mucho tiempo, arrastra ya a tanta gente como hace un año. La realidad se
impone a base de desempleo e inestabilidad social, y la penúltima mentira de
Zapatero con respecto al inminente y repetido fin de la crisis, revela cual es
el alcance y verdadero fondo del mensaje de la izquierda española: populismo.
al más puro estilo Pablo Iglesias. O si lo prefieren, sindicalismo sectario y
ausente de la realidad social y ataque a la clase empresarial como culpable del
desastre económico, además defensa a ultranza de los privilegios de unos pocos
dentro de otra clase, la sindical, que es la que menos sufre el problema del
desempleo gracias a sus prebendas.
Visto el ambiente de este fin de semana, con el
independentismo catalán en pie de guerra contra el estado, las palmaditas en su
espalda por parte de otros nacionalistas y federalistas cómplices, todos a una
para presionar al tribunal que debe pronunciarse sobre el estatuto de Cataluña,
y los sindicatos vueltos contra los empresarios que son prácticamente los
únicos que pueden generar empleo y que ponen en riesgo su propio patrimonio no
pocas veces, Uno no deja de tener la sensación de no solo no hay voluntad de
trabajar para solucionar los problemas que sufren los ciudadanos españoles; es
que, además, hay quienes ponen todo su empeño en que otros tomen la iniciativa
para tratar de poner España en funcionamiento.
ELECCIONES, CONSULTAS O REFERÉNDUM POR LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA.
ResponderEliminarEL 30 POR CIENTO.
Rafael del Barco Carreras
Hasta el nombre se manipula, y es que cuando se trata de sentimientos encontrados, a las palabras, y hasta los hechos, cada uno les da el significado al que de antemano pretende llegar. Todos contentos, y los más… con mosqueo. Cuesta poco hacer feliz a la gente, lo malo es cuando en la euforia de la felicidad se acaba a garrotazos. Julio II decía que las masas ni de obispos.
Yo convocaría esas… lo que sea, en Barcelona. Ganarían todos… menos la INDEPENDENCIA, y contando con que el personal está muy cabreado por la crisis. Pero sobre esa CRISIS cabría otro referéndum para centrar sus causas, y los culpables no son otros que LOS DIRIGENTES, incluidos CATALANISTAS de Izquierda y Derecha, que llenándose los bolsillos construyendo para un mercado inexistente han acabado con el ahorro nacional y endeudado el País, Cataluña y España, hasta límites irracionales. ¿Y cómo se partiría esa factura?... porque que pague Madrid, ya sucede, pero que pueda pagar hasta que se amortice el inmenso desaguisado, es harina de otro costal. Europa se está cansando de inyectar inútiles euros que acaban en circuitos, blancos y negros, no productivos, aguantando una situación insostenible, de quiebra, o “corralito”, si no existiera el euro.
De convocarse, se deberían convocar ELECCIONES o REFERÉNDUM para abrir la DEMOCRACIA, primarias y listas abiertas, limpiando el campo, y acabando con el “atado y bien atado”, convertido en el coto para unos conciliábulos de política y negocios inexpugnables, LOS CULPABLES. Cuanto menos se conseguiría una realidad política DEMOCRÁTICA donde sentimientos e ideas compitieran sin tapujos.
Los independentistas están contentos, como en todas las elecciones siempre ganan todos. “Después de la Independencia entramos en EUROPA Y EL EURO, y Cataluña el Paraíso o Jardín de las Delicias”. “Pero oiga que si en la Cataluña Profunda solo han votado el 30 %... eso significa que a los demás ese paraíso no nos interesa”. Silencio… y vuelta a empezar lo que se inició en mi ciudad (nacimiento circunstancias de una guerra), Manresa, adelantado el siglo XIX, y cuyo techo, es el que es… máximo un 30%, la “SEBA”.
Creo que han sido dos espectáculos patéticos y lamentables. Lo peor de todo es que no veo en la oposición a un "Aznar", capaz de enderezar el país de tan bochornosa situación.
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