Quizás era el último peldaño que
le faltaba por subir a Rodríguez Zapatero en su escalada particular hacia el
mito en el que se convertirá en cuanto deje de ser presidente de gobierno.
Que No le quepa a nadie la menor
duda. Me juego la mitad de los ahorros de Pepe Blanco – y no los pierdo – a que
cuando pase el efecto nostalgia que embargará a la izquierda progresista cuando
Zapatero salga de Moncloa, hasta más de un izquierdista tendrá que reconocer,
aunque solo sea en su interior, que José Luís Rodríguez Zapatero habrá sido el
presidente más nefasto de todos los que en esta rara democracia han sido. Y
tendrán que admitirlo porque no habrá forma de salvar para la historia la
gestión de este personaje.
ZP ha traspasado el límite que
todos pensábamos que era infranqueable: su laicismo beligerante y
antirreligioso. Pero, que conste, no ha sido por capricho. Ha sido por amor. Es
tal el ensimismamiento que siente por Barack Obama, que hasta sería capaz de
tomar los hábitos por una mirada o una palabra suyas.
El mayor mentiroso de la historia
de la democracia española, que posiblemente puede presumir del ostentar el
récord del mayor número de promesas incumplidas, ha terminado por mentirse a sí
mismo, o a sus principios públicos. Ahora, más que nunca, tiene la gente de la
calle la impresión de que Zapatero es un fenómeno construido sobre el engaño y
la promesa política. Años les ha costado darse cuenta. El tipo que ilusionó
incluso a la izquierda rancia y sementera con su gesto de falta de respeto a la
bandera de 300 millones de norteamericanos, ha venido a ser el entregado amigo
adulador de un presidente de los Estados Unidos que, también edificado sobre el
marketing político y mediático, se ha hecho con el dudoso mérito de ser el
presidente de los Estados Unidos que más popularidad ha perdido durante su
primer año de mandato. Esto, para quien conozca mínimamente la política y
sociedad norteamericanas, es muy revelador.
Obama ha llamado a toque de
oración. No desde un minarete; desde la Casa Blanca. Zapatero dice que sí. Que
irá. No importa que tenga que hablar en inglés. En ese aspecto ya no podrá
hacer un ridículo mayor. Irá, aunque sea para reunirse con un grupo de
norteamericanos conservadores religiosos. Es decir, lo que para esta vergonzosa
y humillante progresía española hubiera sido no hace mucho tiempo una pandilla
de imperialistas yankees, fachas y retrógrados y que hoy son modelo de
confluencia en el tiempo de un acontecimiento planetario sin precedentes desde,
por lo menos, el hundimiento de la Atlántida.
¿Ofrecerá ZP una oración laica?
¿Orará al viento, dueño de la tierra? ¿Llevará a sus góticas hijas para que le
hagan los coros, vestidas en túnicas negras y tocando palmas a modo de coro de
gospel?
Este presidente, el mismo de
quien dijera hace pocos días Pepe Blanco que volverá a repetir mandato porque
ha gobernado bien, se ha superado a si mismo. No solo nos miente a los demás.
Se miente a sí mismo. Alguien de su gobierno, de su partido, de su confianza,
debería tener el valor de recordarle aquél cuento del rey desnudo.
Zapatero y Obama son en si muy parecidos, tienen la misma y patética mentalidad. Obama no observó el Dia Nacional de la oración el año pasado, o dijo que lo haria en privado, pero luego dió un gran discurso para los musulmanes al comienzo del ramadán, con eso se le vió mucho el plumero. Este año con su pérdida de popularidad ha pensado que mejor observarlo y va e invita a ZP que es ateo, bueno algo y mucho tienen en común, a los dos les gusta mas el islam que el cristianismo, aunque intenten disimularlo.
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