Martín
Cid
Para
los que me miran mal cada vez que entro con mi pipa a un lugar público, sólo
decirles que seguiré fumando. Doy gracias a Dios por no
tener que volver a contemplar sus vulgares amargados gestos de complacencia
Para
la Ministras
de lo que sea, sólo decirles que les deseo la más larga de las desgracias.
Gracias por hacer de este país, otra vez, un estercolero de buenas intenciones
y falta de libertad.
Para
los que van con la última moda impuesta y para las que posan en las revistas de
moda y para los y las que defienden la esclavitud por decreto y esa misma
esclavitud la tiñen de libertad yo les digo: prefiero morir libre a vivir en
tus falsas promesas de eternidad, prefiero no volver a ver a los que, como tú,
engañan y mienten y nos asesinan un poco cada día.
Para
los que, muertos en vida, eligen la vida muerta y mueren un poco cada día yo
les digo: amo la vida y por eso fumaré.
Para
los que han hecho de la economía su falsa bandera yo les digo: moriré pobre
porque prefiero la pobreza a la iniquidad del robo y la usura, porque prefiero
mi riqueza a la tuya que en vil reptil te ha convertido, pequeño idiota con
cejas de Maquiavelo.
Para
vosotros, que no merecéis mi odio ni siquiera mis palabras, porque están más
allá de la virtud que nunca practicasteis: la sinceridad.
Para
los mediocres, que ven en la sucia higiene de la mentira la salvación de los
hombres yo les digo: moriré más sano, porque viví. Moriré más limpio, porque no
teñí con la sangre de la mentira mi rostro. Moriré callado, porque ya en vida
os dije la mayor de tus mentiras: muerto en vida.
Para
los políticos salvadores, yo les digo: callad vuestras mentiras y acallad
vuestros susurros mientras deslizáis vuestra mano en mi cartera. Tomad lo que
tengo, lo prefiero a oler vuestro pútrido aliento de ladrón, vuestro hediondo
resuello de mentiroso, vuestras falsas promesas.
Para
los que me expulsáis.
Para
los que en el pasado han expulsado.
Para
los que nos han excluido.
Para
los que se creen mejores.
Para
los que creen que nunca morirán.
Para
todos vosotros, apestados.
Yo
os saludo, cigarrillo en mano…
Venid
y traed vuestro ojo.
**Martín
Cid es autor de las novelas Ariza
(ed. Alcalá, 2008), Un Siglo de Cenizas
(ed. Akrón, 2009), y Los Siete Pecados de Eminescu (descarga
gratuita en su web). Próximamente publicará el ensayo Propaganda, Mentiras y
Montaje de Atracción en la colección ¿Quiere Saber Más? de editorial Akrón.
Buenas tardes, Mr. Mike. Desde luego, la entrada del amigo Cid es todo un desafío. He de decir, que tengo la suerte de ser ex fumador, pero no peco de la pasión del converso, y que contra lo que estoy con todas mis fuerzas es, contra el cáncer. Odio, eso sí, las campañas maniqueas y facilones de los políticos. ¿Por qué no prohíben el botellón? ¿Por qué no dedican una cruzada a erradicar el alcohol que consumen los menores en la calle, los botellódromos, etc, etc? Eso sí que es una lacra social. Por no hablar de los decibelios con los que a veces nos topamos (de madrugada o no), o las motos y coches a gran velocidad por vías urbanas (claro, es más fácil recaudar poniendo un radar con limitación a 50 en una circunvalación). En fin, uno tiene la sensación de que estamos consiguiendo que los políticos nos tomen, realmente, por tontos. UN abrazo!!
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