Este pasado fin de semana he
cumplido escrupulosamente (prácticamente al 100%) una pequeña meta que me había
fijado el viernes: Nada de noticias, hasta donde fuera posible.
Ni telediarios de TV, ni prensa
digital, ni resúmenes informativos en radio. Por mi parte, desconexión casi
total de la actualidad, a modo de terapia de desintoxicación.
En contrapartida, el sábado
asistí a un meeting político. Hacía mucho tiempo que no me presentaba en un
acto de estos. Mi desconfianza absoluta en la práctica totalidad de los
políticos del panorama nacional es el principal motivo para ello. Tengo una
pequeña minoría de políticos de mi preferencia, ya sea por sus trayectorias,
por sus iniciativas, o por la coherencia que hayan podido demostrar durante su
carrera pública. Aún así, con estos, procuro también mantenerme en un
equilibrio de no me deje caer en el culto a la persona. He comprobado en muchas ocasiones cómo un
simpatizante o votante es capaz de defender a tal o cual político hasta un
extremo tal que uno llega a preguntarse cómo otros pueden hacer de su
incondicionalidad por uno de estos personajes una entrega casi pasional.
El meeting en cuestión fue la
presentación de Luisa Fernanda Rudi como candidata a la presidencia de Aragón
por el Partido Popular. Rudi fue, desde 1995 a 2000, alcaldesa de Zaragoza.
Posteriormente, presidenta del congreso de los diputados, donde años antes fue
también diputada. Ahora, tras haber sido también diputada del parlamento
europeo, acepta el reto de liderar la candidatura Popular por el gobierno de
Aragón.
Varios políticos de renombre
acompañaron a Rudi en el meeting del sábado, celebrado en el auditorio del
recinto Expo de Zaragoza. No considero interesante hacer referencia sobre ellos.
Luisa Fernanda Rudi tomó la palabra durante 20 minutos. Su discurso transmitió
ímpetu y entrega. Lo tenía fácil. Al margen de críticas que leí horas después
en la prensa digital aragonesa, algunas de ellas suficientemente fundadas, pero
que yo no comparto, y otras tremendamente vacías e infantiles, que no hacen más
que dibujar el perfil de quienes las proclaman, Rudi es un buen recuerdo, como
alcaldesa, en la mente y el ánimo de muchos zaragozanos desencantados de las
anteriores alcaldías socialistas, más presentes en la historia por sus
corruptelas y amiguismos que por sus iniciativas a favor de la ciudad.
Mi positivo recuerdo sobre la
gestión de Rudi como alcaldesa fue el principal motivo de que me decidiese a
acercarme al evento. En mi opinión, las referencias de su discurso, que son
prácticamente las mismas que puso en marcha al llegar a la alcaldía de la
capital aragonesa, son las que posibilitarían la salida de la crisis económica
y laboral de la comunidad autónoma.
Varias veces insistió Rudi,
durante su discurso, en un regeneracionismo necesario para la vida publica y
política de Aragón (que yo aplicaría a la generalidad de la nación) que impulsara
no solo la economía y el empleo; también la confianza de los ciudadanos en la
clase política. Habló reiteradamente sobre la imprescindible contención del
gasto público y la racionalización de los recursos económicos disponibles.
Insistió en la mejora de la calidad de la enseñanza, como materia docente y
también enfocada a los centros de enseñanza y sus deficiencias en medios. Y
recordó además que en estos últimos años de gobierno socialista en Aragón apenas
se han cumplido.
Creo que Aragón puede tener
esperanzas, personificadas en Luisa Fernanda Rudi. Creo que, en estos momentos,
se necesita una persona de carácter, que pueda aportar la experiencia que solo dan
los hechos consumados.
"Reduciré consejerías y eliminaré casi todas las empresas públicas."
"Reduciré consejerías y eliminaré casi todas las empresas públicas."
Ya sólo falta que lo cumpla si gana las elecciones.
ResponderEliminarCreo que todos estamos ya demasiado "toreados" como para creernos nada de los políticos, pero ojalá me equivoque: no pueden existir tantos gobernantes incompetentes.