Normalmente no suelo postularme
por un partido político concreto en España, porque no me siento representado
suficientemente por ninguno de ellos.
De hecho, los únicos banners de
grupos políticos españoles que aparecen en El Republicano Digital son el Partido
Familia y Vida, cuyos principios a defender comparto al cien por cien, así como
creen muchos miembros de mi iglesia que están afiliándose, Y el Partido de
Ciudadanos Unidos de Aragón; proyecto liberal alejado de disciplinas políticas
de las que no pueden o no quieren desprenderse otros muchos liberales (liberales
pretendidos o sinceros) dentro del Partido Popular, a pesar de haber sido
denostados e invitados al “exilio” por Mariano Rajoy hace tiempo. No por esto
pretendo olvidar que, con las susceptibilidades propias que, con mis recelos
liberales en cuanto a economía y estado limitado, fui parte de esos millones de
españoles que vivió con sincera ilusión el cambio de rumbo que supuso para la
nación el final ¡al fin! del felipismo, la corrupción rampante y la imposición
dictatorial de la ideología socialfelipista desde la inmensa mayoría de medios
vendidos y doblegados al PSOE.
Del mismo modo, tampoco pretendo
ocultar mi admiración en sus aciertos y mi crítica en sus errores hacia
políticos que, en mi opinión, defendieron y defienden principios liberales con
valor y determinación. Valor y determinación que les han llevado a conseguir
grandes logros, sin olvidar por ello que no existe ser humano perfecto en su
trayectoria y, por descontado, tampoco político perfecto en su carrera.
Hoy, obviando el hecho de que la
campaña “No más IVA” sea obra de los Populares de Madrid, pero mostrando de
antemano mi preferencia por Esperanza Aguirre, me adhiero a la disidencia
contra el incremento de este impuesto. No creo que incrementar la presión
recaudatoria sea la solución en estos tiempos en los que es absolutamente
prioritario reactivar la economía creando empleo, fomentando el consumo, flexibilizando
los contratos, limitando el poder de los Bancos Centrales… etc; así como
tampoco creo en las palabras de la ministra Salgado, procurando ocultar la
verdad y asegurando que la subida del IVA solo repercutirá en las empresas y
grandes capitales. Una falsa realidad porque cualquier producto que sufra un
aumento en sus costes de fabricación repercutirá dicho aumento en su precio
final.
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