Ya es oficial. Nuestros senadores
ya pueden hacer el tonto y quedar como verdaderos cretinos ante el mundo
entero. Con la ley en la mano, nadie les podrá reprochar que dejen de usar el
idioma común en el que se entienden y les entienden perfectamente, ponerse los
auriculares en sus oídos, ajustar el micro, y hablar en cualquiera de las
lenguas autonómicas españolas para que unos traductores, contratados por un
buen sueldo mensual y usando unos medios tecnológicos que, al igual que sus
pagas, han salido de nuestros bolsillos de contribuyentes conformados y
sumisos, vayan convirtiendo el discurso dicho en catalán al valenciano, o al
español, o al gallego…
Semejante alarde de estupidez me
recuerda a aquella entrevista que TV3 hizo, por supuesto en catalán, a Anthony
Quinn, allá por los 80s. Quinn, dominaba el español de México, pues tal era su
idioma materno. Sin embargo, los avispados nacionalistas de la TV3 estimaron
que era más interesante ponerle un auricular, para que un intérprete le
tradujera al español lo que el entrevistador le preguntaba en catalán. Quinn
contestaba en español, naturalmente; mientras la voz en off del intérprete
traducía al catalán lo que el actor explicaba. Una situación completamente
idiota.
Al cabo de un rato, Anthony
Quinn, demostrando más inteligencia que todos los empleados juntos de la TV3,
se quitó el auricular y le reprochó al locutor el porqué no hablaban ambos en
español, ya que se iban a entender igual de bien que el resto de la audiencia.
La vergüenza propia y ajena de muchos catalanes de entonces fue mayúscula. Y no
era para menos, si imaginamos los comentarios que debió hacer Quinn cuando llegó
a Estados Unidos y comentó la “anécdota” con familiares y amigos.
Desgraciadamente, no podemos
decir que aquél caso fuese un hecho aislado. En las diferentes televisiones
autonómicas en las que se habla otro idioma a parte del español, o en lugar del
español, es un hecho común. De los canales que yo he visto, solo puedo decir
que se salvaba el Canal 9, de la Comunidad Valenciana, Donde el español y el
valenciano convivían perfectamente en un mismo programa, sin detrimento de uno
y otro. No sé si aún seguirá siendo así, pero en los 90, cuando yo vivía en
Tarragona y se podía sintonizar dicho canal, La convivencia entre ambas lenguas
era absolutamente normal.
De modo que ya es oficial. La
estulticia nacionalista no solo luce ya en los diferentes parlamentos autonómicos.
El Senado español, una de las instituciones más inútiles de las que tengo
noticia, ha llegado a ser una nueva torre de babel higiénico en el skyline
español. De aquí a lograr lo mismo en el resto de instituciones nacionales
(perdón: estatales) apenas quedan unos pasos.
Al tiempo.
Verás, yo creo que se debe a que son paletos sin remedio (recuerda cuando la Maravilla Planetaria llevó a sus góticas a EEUU, algo que a ningún gobernante se le pasó por la cabeza hacer con sus hijos), luego claro, los pobres ven por la tele sesiones internacionales y como esto de las naciones los tiene obnuvilados, se han dicho que ellos no van a ser menos.
ResponderEliminarEn fin... a mí me darían pena si no fuese porque sus gilipolleces las pagamos todos.
Lenguas y banderas, D. Mike, seguro que le interesa esto. Un abrazo, amigo mío.
ResponderEliminarEl País, la bandera española y Félix Monteira, apóstol de la libertad