Hay cosas que uno nunca cree que vayan
a suceder, simplemente porque ni se le ocurre pensar en ellas.
Jamás se me habría ocurrido que
COPE pudiera contratar a ninguno de los iconos de la SER. Para mí, sería algo
así como pretender que Leire Pajín pudiera decir algo coherente por una sola
vez en su vida. Lo primero parecía pura ficción, pero se ha hecho realidad. Lo
segundo, como aquél dicho: “lo que no puede ser, no puede ser.”
Hace ya un año que los
principales comunicadores de COPE, y los más independientes, salieron de dicha
cadena empujados por directores y propietarios. Puede decirse que fueron
echados por el consabido método de cambiarles los horarios y reducirles la duración
de sus programas. Quién podría asegurar, un año después, que aquél “deshacerse”
de los incómodos llegaría a ser un verdadero fenómeno radiofónico en
crecimiento y consolidación: esRadio.
Ayer se confirmaba como noticia lo
que un par de días antes parecía, para algunos, un malicioso rumor. Paco
González, responsable de deportes de la SER hasta hace unos días, es el nuevo
fichaje de COPE.
Lo realmente llamativo de esta
situación es que González haya ido a parar a una cadena de radio a la que
detestaba sin ningún disimulo. Como buen pagado de SER, más de una vez criticó
contenidos, programas y comunicadores de COPE simplemente por ser de COPE.
Ahora, González ha podido comprobar en carne propia que SER solo es fiel a sí
misma y al dinero, y que en lo que respecta a la defensa de valores y
principios, hace décadas que solo entiende de defender al PSOE a ultranza,
aunque para ello haya que manipular, mentir y difamar.
Paco González fue uno de los
comunicadores que, tras el atentado del 11-M y durante la jornada de reflexión,
calentó el ambiente contra el gobierno de Aznar. La extraña percepción que de
la democracia y la legalidad tiene el PSOE, y por extensión sus medios vasallos
tales como EL País o SER, los puntales de un buen grupo de canales de
televisión y radio y prensa escrita. Pero SER
no paga a traidores. Ni Cebrián. Ni Zapatero. La suerte que ha tenido Paco
González es que Losantos, Herrero y Vidal ya no están en COPE. De ser así,
González no habría sido contratado ahora por la cadena episcopal.
Pero las cosas no son lo que eran
hace apenas un año y COPE ya no es el baluarte de la defensa de tantos españoles
hartos de la clase política en general, de la corrupción y del liberticidio
sistemático. COPE es ahora una cadena más cómoda para los que se acomodan con
el poder, aunque su programación, como fracaso solo comparable
cuantitativamente al éxito de esRadio, caiga en audiencia de modo continuado y
estrepitoso.
González llegará a COPE con Pepe
Domingo Castaños y unos veinte colaboradores más. Semejante desembarco choca
frontalmente con la situación angustiosa de los trabajadores de la cadena que
están a punto de ser despedidos y con los que están sufriendo EREs desde hace
muchos meses. Pero si algo entra en confrontación directa con la moral y la
dignidad es que la cadena episcopal, que ahora está en trance de deshacerse
también de Abellán y Schlichsting, rematando así la obra de deshacer lo poco
que quedaba de la consolidación de la propia COPE durante los últimos años 90s
y la década de los 2000, es el hecho de abrir las puertas de sus estudios de
radio y despachos a quienes ni están dispuestos a criticar sinceramente al
poder político de un modo realmente independiente, ni a buscar y afianzar la
libertad y la independencia en un mapa de medios en el que cada año que pasa,
los medios independientes y críticos están en franca minoría frente a los
entregados a los intereses contrarios a la libertad.
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