No apoyo la huelga general.
Reclamo y exijo el derecho de los trabajadores a trabajar y el derecho de los
empresarios a abrir sus empresas porque, entre otras muchas razones, el dinero
que el estado recauda de nuestras ganancias de este día 29 servirá también para
alimentar a una clase sindical que es incapaz de financiarse por sí misma.
No apoyo la huelga general porque
no tolero que los sindicatos me tomen por idiota cuando dicen que defienden mis
intereses, cuando muchos sindicalistas no dudarían en agredirme por trabajar
hoy.
No apoyo la huelga general porque
los sindicatos no hacen una verdadera crítica contra el gobierno de su misma
ideología antidemócrata y antiliberal. No, porque los sindicatos nos tratan a
los ciudadanos como a estúpidos, ofreciéndonos unos videos más idóneos para
chimpancés que para personas instruidas e inteligentes.
No apoyo la huelga general porque
en Madrid, si nos atenemos a las declaraciones y amenazas de los sindicalistas,
está más dirigida a atacar al gobierno de Esperanza Aguirre, quien dirige la
comunidad autónoma más prospera de la nación, que a tratar de corregir una
reforma laboral del gobierno central socialista que se realizará de todos
modos. Sindicatos que no aceptan en Madrid los mismos servicios mínimos que sí
aceptan en otras comunidades gobernadas por el Partido Socialista.
No apoyo la huelga general porque
los sindicatos se permiten, como históricamente se ha permitido la izquierda en
España, el uso de coacciones y amenazas públicas contra varios colectivos, incluido
el familiar. Porque los líderes sindicales han declarado sin pudor ni disimulo
que actuarán con dureza y contundencia.
No apoyo la huelga general porque
es una farsa. Porque los sindicatos han permanecido inactivos durante los
primeros años de crisis, cuando tantos trabajadores han necesitado de su
defensa ante un presidente de gobierno inepto, inútil e incapaz de adoptar una
sola solución que ayudase a contener la crisis económica y laboral que todos
teníamos ante nuestros ojos.
Y creo que el gran éxito de la
huelga sindical sería precisamente su estrepitoso fracaso. El gran triunfo de
los españoles consistiría en dar la espalda a estos sindicatos que, ya sin la
careta, se han presentado como lo que verdaderamente son; una gran casta de
parásitos y vividores. No apoyo la huelga general porque un escaso seguimiento
de la misma podría suponer un inicio para que estos sindicatos tuvieran que
empezar desde cero.
Los españoles pagamos a todos estos "VIVIDORES" para que vivan, de puta madre, y para que no nos dejen ir a trabajar, no nos dejen circular libremente, no dejen ir a nuestros hijos al colegio o al médico, nos destrocen nuestros negocios, coches, camiones etc. etc. e incluso a alguno la cabeza y no movemos ni un solo dedo.
ResponderEliminarDefinitivamente somos un país de "Gilipollas".
Saludos