Crecen
los rumores y las informaciones referentes a nuevas negociaciones de ETA y su
entorno con el gobierno de Rodríguez Zapatero y otros líderes del PSOE. Ha
bastado que Otegui vuelva a salir a la palestra, tratando de conseguir la
libertad que no merece, para que algunos vean en sus palabras un intento de los
batasunos por llevar a la banda terrorista por el camino de la paz.
Las
reacciones no se han hecho esperar. La inmensa mayoría de españoles pensamos en
una nueva tregua trampa, adornada con voluntad de negociación, mientras los
asesinos se rearman nuevamente.
El
temor añadido de que el gobierno tolere, para conseguir el fin de ETA, que
muchos de sus asesinos no cumplan íntegramente sus condenas o que ni siquiera lleguen
a entrar en prisión, crece a medida que pasan los día y ningún responsable del
gobierno desmiente taxativamente que existan negociaciones.
En
medio de este clima de incertidumbre, repetido invariablemente desde que
gobierna Zapatero, el padre de uno de los últimos guardias civiles
asesinados por ETA ha escrito una carta abierta al presidente del
gobierno.
¿Tiene
motivos este padre de guardia civil para creer que el fin de ETA suponga algún
tipo de perdón a los asesinos por sus delitos?. Sí. Tiene motivos, como los
tenemos todos los demás. Los síntomas se repiten exactamente igual que en la
ocasión en que el gobierno socialista negociaba con ETA, negando tal
negociación y mintiendo hasta la saciedad, hasta que los propios terroristas dejaron
al gobierno en evidencia haciendo saltar por los aires el parking de la T4 del
Aeropuerto de Barajas y matando a dos personas.
El
fin de ETA no puede negociarse. Debe ser unilateral. La mayor y mejor prueba
por parte de los terroristas sobre su supuesta buena voluntad es entregar las
armas y hacer frente a sus delitos y al terror que han provocado durante tantos
años. La memoria de las víctimas, sus familiares y amigos así lo exige.
Cualquier otra cosa supone una concesión a los terroristas.
Carta
a Don José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España.
Mi muy querido Sr.
Presidente:
En la presente carta me
permito recordarle la conversación
que tuvimos ante los cadáveres de mi hijo Diego y su amigo Carlos, los
dos guardias civiles asesinados por ETA hace casi año y 4 meses en Palmanova,
Calviá.
En aquella ocasión sólo le
dije textualmente: "En este momento tengo una preocupación: si no tengo un
cáncer y vivo 20 años, ¿veré
yo a los asesinos de mi hijo y de Carlos por la calle? ¿podré cruzarme con
ellos?". Su respuesta fue taxativa: eso no sucederá;
entonces le interrumpí aludiendo al caso de De Juana Chaos y usted continuó
explicándome que esto había sido posible por una ley franquista, ya derogada. En
este momento, el ministro Rubalcaba, con el dedo índice, gesticuló que no,
interpreté que quería decir lo mismo que usted.
Menos mal que a las víctimas de Txelis no les dio su palabra ya que
entonces usted no era presidente. Como confío totalmente en su palabra, en caso
de sean detenidos, espero que no me suceda lo mismo que a estas víctimas.
Aprovecho la ocasión para
expresarle tanto a su Gobierno, especialmente al ministro Rubalcaba y a usted
mismo, todas las muestras de afecto y apoyo a mi familia.
Atentamente,
Antonio Salvà
¡JA!
ResponderEliminarComprendo el dolor de este buen hombre, pero deposita su confianza en gentuza que no la merece.
ResponderEliminarTengo la intuición que todo lo que acontece en los últimos días es el fruto de la anterior negociación, dormida durante un tiempo para dormecer la conciencia de los estepaisoleños.
Desde luego, con los antecedentes que hay, es como para no confiar en absoluto.
ResponderEliminarSaludos, Sres.