Rodríguez Zapatero declaró hace
unas semanas que no habría tal cosa como una crisis de gobierno. El discurso
del presidente del gobierno de España, convertido desde hace años en mentira
continuada, ha demostrado su propia regla vital. La falsedad. Hoy se ha
materializado una crisis de gobierno, con sus subsiguientes cambios, de la que
algunos ministros hoy salientes no tenían el menor conocimiento ni idea.
Es muy significativo que la
mayoría de los diarios digitales estén más interesados en las reacciones de los
ministros salientes y en el nombramiento de Rubalcaba como vicepresidente que
en las consecuencias de esta remodelación de gobierno que Rodríguez Zapatero ha
presentado hoy a los medios. Quizás esto sea debido a que la opinión sobre este
supuesto cambio de gobierno es la misma para casi todos: continuidad.
Continuidad en la línea dura del
Zapaterismo. Con el presidente de gobierno en sus horas de popularidad y
credibilidad más bajas de estos 6 años, y con muchas posibilidades de que la
opinión de los ciudadanos llegue a ser aún peor dentro de pocos meses, ZP
confía el mando en la sombra de su equipo a un duro Rubalcaba, al que no le ha
temblado nunca el pulso para mover y remover las cloacas del estado cuando ha
sido necesario para los intereses no solo del gobierno, también del partido
socialista. Pepe Blanco seguirá también en la cartera de fomento. Blanco es
otro de los defensores a muerte de la marca ZP, y el titular de la marca no
puede permitirse el lujo de perder semejante apoyo.
Leire Pajín se incorpora al ministerio
de Sanidad. Pajín es otro ejemplo más, como Pepe Blanco, de esa nueva
generación de socialistas cuyo mayor mérito, a falta de experiencia laboral y
méritos académicos, es haber trabajado bien para el partido socialista. Pajín,
de nuevo al igual que Blanco, es otra de las mayores defensoras de la marca ZP.
Menos insultona que lo fue Blanco antes de llegar al ministerio, pero más
comediante; lo que vende muy bien ante el electorado incondicional. Ella es la
tercera gran premiada, por detrás de Blanco y Rubalcaba.
Trinidad Jiménez es otra
incondicional de Rodríguez Zapatero. Eso le ha valido para no haber sido
defenestrada a pesar de sus derrotas electorales. Perdida su lucha contra Tomás
Gómez, al que muchos en Madrid ya dan por políticamente muerto por haberse
“enfrentado” al totémico Zapatero, retando a su candidata favorita en las
pasadas primarias, Jiménez llega a la cartera de Exteriores con el raro
consuelo, según algunos, de que difícilmente podrá igualar las cotas de
descrédito y ridículo a las que ha llegado Moratinos, quien ha forjado a pulso
tanto su fama de ineficaz en la defensa de los intereses españoles, como su
empeño en defender y transigir con dictadores como los Castro y Chávez.
Consuelo éste no demasiado fiable, porque donde el presidente del gobierno pone
su mirada todo es susceptible de empeorar. Moratinos ha tratado de justificar
en varias ocasiones el cuando menos extraño comportamiento del presidente de
gobierno en asuntos internacionales y se ha esforzado en alinear a España con
los países más simpáticos para el partido socialista. Se ha esforzado y lo ha
conseguido. En premio por todo ello, Moratinos se ha enterado de su cese
escuchando las palabras de Zapatero. Ni un aviso previo. Fidelidad a cambio de
indiferencia y lágrimas en su escaño.
Ramón Jáuregui regresa desde su
retiro en su escaño europeo para ocuparse del ministerio de Presidencia. Es
para muchos un socialista más moderado y dialogante que la media. Su
experiencia en las Vascongadas puede ser útil a Zapatero, si éste decide que el
fin de ETA será su último y único argumento a favor en las próximas elecciones
generales.
Desaparecen del gobierno Mª
Teresa Fernández de la Vega quien, según algunos periodistas políticos, estaba
cada vez más distanciada de Zapatero en los últimos tiempos, aunque fue parte
de la guardia pretoriana del presidente desde los inicios de la primera
legislatura en 2004. Dominante como cualquier líder de su partido, nunca ha
tenido reparos en reprochar a la oposición las mismas acciones que su propio
partido y gobierno han cometido hasta la saciedad; pero, ya en el último año,
parecía haber perdido su fuerza inicial.
Bibiana Aído desaparece también,
como desaparece su ministerio. Como Leire Pajín, Aído es otra militante llegada
a un ministerio sin otro mérito ni preparación que haber servido bien a los
intereses, estrategias y propagandas del partido socialista. Ministra de cuota
feminista por antonomasia, Zapatero la elimina sin aviso ni contemplaciones (como
indica el cabreo literal que ella mostró al enterarse hoy mismo de su cese)
como quien prescinde de un peón en una partida de ajedrez. Aído ha servido bien
a las causas paralelas del socialismo en España: fomento del aborto libre en
adultos y menores de edad, del feminismo radical, de una supuesta igualdad de
géneros que solo ha favorecido al feminismo radical y de una educación política,
ética y moralmente programada hacia la izquierda. A pesar de su deplorable
éxito, el presidente socialista la elimina de un plumazo para evitar gastos
superfluos como ha sido el de este ministerio. Del mismo modo desaparece el
ministerio de vivienda. Un ministerio inútil del que habrá que recolocar a los
funcionarios en otras asignaciones.
Celestino Corbacho marcha a la
política catalana. Abandona el ministerio de Trabajo dejando unas cifras que
son la demostración irrefutable de que España ha vivido los últimos años oyendo
las mentiras del presidente Zapatero, para el que la crisis que jamás existió
terminaría a finales de 2008, a finales de 209, a finales de 2010… y que
continúa con 5 millones de desempleados en el territorio nacional. Corbacho
llegó como un brillante fichaje de Zapatero que demostraría con sus hechos que
las políticas económicas y laborales del gobierno socialista serían un completo
éxito. La realidad es absolutamente opuesta y, además, se ha encargado con
asiduidad de desmentir y poner en evidencia las previsiones del mismo Corbacho,
así como del propio presidente de gobierno. Otro ministro que se diluye en el
fracaso, como le sucediera a su antecesor Solbes. El nuevo ministro de Trabajo,
Valeriano Gómez, llega con un pasado marcado por polémica y desaciertos, como
suele ser ya tradición en esta cartera. Valeriano Gómez trae en su equipaje el
haber sido administrador único en la cooperativa de viviendas PSV, cuyo
escándalo de financiación irregular afectó a decenas de miles de familias de
militantes y simpatizantes de UGT que vieron desaparecer sus ahorros y sus
futuras casas. Ahora le toca defender las reformas laborales ideadas por el
presidente del gobierno. Reformas contra las que se mostró en desacuerdo
apoyando la pasada huelga del 29-S. Otra paradoja más del gabinete de un
presidente desnortado.
En definitiva, un gobierno de
continuidad, pero también de endurecimiento del aspecto radical del socialismo
de Zapatero. Un gobierno en el que Rubalcaba, Blanco y Pajín serán los
encargados de partirse la cara, de partirla a los demás, y de proteger al
enrocado Rodríguez Zapatero, al que no le va a quedar más remedio que vivir
tras su torre y peones hasta que aclaren un poco las nubes de tormenta, o hasta
que decida anunciar que no volverá a presentar su candidatura. Aunque, esto
último, ya es otra historia.
Por mucha crisis de gobierno y mucho cambio ministerial que haya, todo sigue igual que al principio, es decir, las aguas de la vida nacional siguen turbulentas: la crisis económica sigue siendo la misma, los parados siguen contándose por millones, la unidad nacional sigue troceándose, cuyo último paso ha sido el precio a pagar a los nacionalistas vascos y canarios por la aprobación de los presupuestos. En fin, España sigue a la deriva. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Fernando. Esto es el enroque del rey acorralado. Un nuevo enroque en el que incluso ha decidido prescindir, sin ningún miramiento, de algunos de sus peones más dedicados a la causa.
ResponderEliminarEs muy triste que todo esto tenga de fondo la supervivencia en el poder, y no la supervivencia de la nación.
Terrible.
Hola, yo lo vi así como un enroque, como hacen aqui, nada nuevo. "Pa tras como el cangrejo".
ResponderEliminarTe enlazo abrazos