El contraste que se daba este pasado viernes, 11 de febrero, entre la mañana de las calles zaragozanas y “Es la mañana de Federico” en el auditorio del Hotel Reina Petronila era, cuando menos, abismal en sus extremos.
Apenas caminé cien metros desde el lugar en el que dejé mi auto hasta la recepción del hotel. Un par de minutos más que suficientes para que la ciudad me calase su niebla y sus casi habituales cero grados hasta los huesos. Una vez en el auditorio, la temperatura era reconfortante. El ambiente invitaba a sentarse cómodamente y escuchar.
El programa había comenzado a las 6 de la mañana, pero el auditorio abrió sus puertas a las 8 horas, y a las 8.05 ya estaba lleno a reventar. Tras la ovación inicial de bienvenida, que el público ofreció por iniciativa de Federico, director del programa, para saludar y homenajear a la ciudad que acogía el programa de esRadio, se hizo un silencio atento. Un silencio en el que se agradecía estar y en el que uno se sentía contento por participar.
Destacaría tres momentos importantes de aquellas dos horas de programa a las que asistí:
Uno. Pude constatar que Federico Jiménez Losantos, Luis Herrero y Cesar Vidal, cuentan con el respeto y el cariño de su público. Si me dejo llevar por los comentarios en voz baja que escuché a los asistentes cerca de mí, creo que la diferencia que esRadio sustenta sobre otros programas nacionales de es que sus oyentes tienen criterio propio y lo ejercen, sea por los mensajes de los locutores, dirigidos hacia la independencia de cualquier partido político, sea por la beligerancia de estos contra cualquier forma de abuso, venga este de donde venga. Y con alivio – para qué voy a negarlo – comprobé cómo la nueva generación de comunicadores asilvestrados, personificada ese día en Dieter Brandau y Javier Somalo, también presentes en el programa, llega pisando fuerte y con pasos seguros en el sendero, casi siempre incómodo, de la independencia informativa.
Esta independencia, en una sociedad como la española, intervenida por sus políticos hasta lo más profundo, tiene un precio que, afortunadamente, muchos aún están dispuestos a pagar: la etiqueta. No solo quienes, con aciertos y errores, lideran la opinión independiente desde los micrófonos y publicaciones. También el público que se confiese seguidor. Todos, sin variación, pasan a ser marcados como “fachas” y “extremistas”. Calificados así desde el poder mediático, y desde su amo absoluto, el poder político. Desgraciadamente, es la tónica general en una España que piensa y actúa con mirada tuerta, sin diferenciar si tiene tapado el ojo derecho o el izquierdo.
Dos: José Ángel Biel, Vicepresidente del Gobierno de Aragón y presidente del Partido Aragonés, fue el primer invitado del programa. Para muchos aragoneses de izquierda, centro y derecha, Biel es la personificación del valor bisagra del Partido Aragonés, que apoya en coalición al PSOE en el gobierno autonómico a cambio de consejerías y otros departamentos; lo que se traduce en un cerrar la boca y mirar para otro lado cuando los socialistas de Marcelino Iglesias, el presidente de Aragón más anodino e infructuoso que ha tenido esta tierra, gobierna sin molestar a Madrid y se pliega a las pretensiones de los catalanes. Y Biel es, además, el rostro público de un partido que, junto al socialista, copa puestos en la administración publica y empresas públicas satélites mediante colocados y enchufados a dedo.
Pues bien. La entrada de José Ángel Biel en el escenario, previamente anunciada por Federico, no pudo ser más descriptiva por parte del público asistente. Un silencio absoluto, sin ningún aplauso, mientras Federico, Luis y César saludaban al Vicepresidente de Aragón. Un silencio de esos que atruena. Un silencio elocuente y revelador. Ninguna palabra hubiera explicado mejor a nadie lo que es la indiferencia. O el reproche.
La entrevista, de unos veinte minutos de duración, fue correcta y animada. Y Biel ejerció como lo que es: un político que no se moja cuando debe hacerlo y que, quizás sea también por eso, se las arregla para obtener una minoría suficiente de votos para estar en los distintos gobiernos aragoneses desde hace dos décadas. La salida de Biel del escenario se produjo también en silencio. Silencio absoluto. La audiencia no batió palmas ni una sola vez. Tampoco hubo comentarios descalificadores que deslucieran el programa. Biel se fue como había venido: disfrazado de ausente, como un actor al que su papel secundario, por ser escaso e insignificante, le coloca de lleno en la indiferencia de un personaje prescindible en el guión de una obra de teatro.
Y tres: La siguiente invitada fue Luisa Fernanda Rudi; candidata a la presidencia de Aragón por el Partido Popular. Su presencia fue el contrapunto absoluto a la indiferencia del público hacia Biel. El trayecto de Rudi, desde la puerta de entrada al auditorio hasta su sitio en la mesa del programa, incluyendo el momento en el que los demás contertulios se pusieron en pie para saludarla, fue, literalmente, un estruendo de aplausos. Ignoro si Biel aún se encontraba en las inmediaciones para haber oído la bienvenida del público a Rudi, pero, de haber sido así, él haría bien en tomar buena nota de la diferencia.
Luisa Fernanda Rudi si se atrevió a apuntar un compromiso de recorte de gasto público, pero adelantando que su plan económico pasaba por respetar las políticas sociales y de creación de empleo. No perdió la oportunidad de recordar, como en anteriores intervenciones en otros medios, su intención de auditar las cuentas de la comunidad autónoma para saber exactamente con qué medios contaría su gobierno para comenzar a trabajar, y recordó que ella y sus colaboradores ya se vieron en una situación similar cuando llegaron al Ayuntamiento de Zaragoza.
También se refirió a los cotos políticos que PSOE y PAR han ido delimitando durante estos 12 años de gobierno en coalición. Concretamente, aludió a la Consejería de Medio Ambiente, cuya fiscalidad está en manos de empresas públicas encargadas de la contratación de personal y de la gestión de los presupuestos. Cesar Vidal preguntó entonces si, bajo esta circunstancia, las Cortes de Aragón pueden ejercer algún tipo de control presupuestario a las consejerías gestionadas mediante empresas públicas, a lo que Rudi contestó negativamente, aclarando que, precisamente, la existencia de estas empresas publicas tiene como cometido el control político y económico de esas consejerías para favorecer los intereses partidistas y personales de quienes gobiernan.
Luisa Fernanda Rudi se despidió del público entre interminables aplausos que la acompañaron hasta la salida del auditorio. De los muchos mensajes que se recibieron en el programa durante la entrevista a Rudi, bien por sms o por email, creo que el que mejor reflejó el sentimiento de los asistentes hacia la invitada fue uno que hacia referencia a ella, junto con Esperanza Aguirre y María San Gil, como mujeres valientes y necesarias en la política española.
Marché del auditorio a las 10, cuando aún faltaban dos horas para finalizar el programa. Eché un vistazo general al auditorio y me sorprendió la gran cantidad de jóvenes que había entre los asistentes. Quedé gratamente sorprendido de que tantos españoles, entre 20 y 30 años, muestren interés por la política y la actualidad. Quizás, y pese a los esfuerzos de quienes procuran embrutecer a los ciudadanos, no todo esté perdido.
Entrevista a José Ángel Biel.
Entrevista a Luisa Fernanda Rudi.
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