6.15 horas de
la mañana.
“Lo que mal
comienza, mal acaba”.
Tal cosa fue
lo primero que vino a mi mente cuando escuché las noticias de radio sobre los
resultados del referéndum de permanencia o salida de la UE por parte del Reino
Unido. Después, durante las horas posteriores, los análisis y opiniones de lo
que está por venir como consecuencia de esta ruptur británica con el resto de
Europa han sido prácticamente el cien por cien de los contenidos de los
informativos de radio, tv y prensa.
Sin querer
ahondar en “pormenorizados” estudios sociales, políticos y económicos, que
prefiero dejar para más adelante como links de prensa, sí pretendo reflejar mi
punto de vista como liberal no europeísta. (Hago tal puntualización porque hay
liberales de diferentes tendencias que sí se definen como partidarios de la UE)
Mi primer
recuerdo “práctico” de vida cotidiana en el primer día de uso de nueva moneda
europea fue el comentario de un compañero de trabajo:
“Ya empezamos
con la estafa. El cortado que me costaba 80 Pesetas ahora vale 80 céntimos de
Euro.”
Apenas una
hora después, tuve que pagar mi primer tributo a la nueva moneda y a la nueva
“realidad europea”. Las 100 Pesetas de zona azul se habían convertido en 1
Euro. Es decir, en 166 pesetas y unos céntimos.
Y, en la
práctica, bien pronto se dio cuenta el ciudadano medio de que sí, que los
precios se habían convertido “redondeado” al alza, pero los sueldos no habían
subido un solo céntimo. Pero en aquéllos años, el impacto social de tal
realidad fue prácticamente anulado por una situación económica de abundancia
económica (no entremos ahora en “burbujas” ni espejismos) que propició algo
que, años después, muchos criticamos y calificamos de abuso no solo de los
gobiernos y banca; también de numerosos ciudadanos que pretendieron vivir como
nuevos ricos, creyendo que la gallina pondría huevos de oro eternamente.
Unos de los
aspectos que yo más critiqué sobre aquella nueva Unión Europea de moneda común,
banca central, gobierno supranacional, y parlamento/agencia de colocación para
políticos quemados por corrupción, fue la pérdida efectiva de soberanía de los
países miembros a favor del “bien común”. Por descontado, pérdida de soberanía
de unos países más que otros.
Durante las
dos décadas anteriores a la formación de la actual Unión, España ya había
vendido parte de esa soberanía y una porción de su dignidad a la antigua
Comunidad Económica Europea a cambio de subvenciones. Buena parte del campo
español, por centrarnos solamente en un ejemplo, comenzó a cultivar lo que ordenaban los amos
de más al norte, lo que supuso la renuncia nacional a continuar siendo verdadera
potencia en ciertos cultivos y, lo que en mi opinión es mucho peor, la caída en
el vicio de la subvención fácil que, lejos de incentivar el desarrollo y la
producción, provocaba entonces, y ahora, no pocos fraudes y pillajes por parte
de políticos, funcionarios, agricultores
y ganaderos favorecidos por las concesiones de dinero público a cambio de votos
y todo tipo de “oscuros arreglos” Resumiendo: Los honrados tenían que invertir
y trabajar en lo que Europa les permitía, mientras los corruptos se enriquecían
por medio de la picaresca descarada y rampante.
En mi opinión,
la actual UE me sigue pareciendo lo mismo que hace quince años. Un intento
fallido de crear, o imitar, un gran estado federal que no me ha transmitido
nunca sensación de grandeza, que rara vez me ha parecido eficaz para los
intereses españoles, y que, a la hora de la verdad, se ha mostrado débil y
vulnerable. Una especie de gran estado federal conformado por países con
demasiadas diferencias entre sí como para que este invento funcione con las
debidas garantías.
Está por ver
si realmente las inmediatas consecuencias del Brexit van a ser tan terribles para
el Reino Unido y la Unión Europea como, a priori, algunos quieren creer. En un
par de años, los británicos tendrán que ajustar parte de su vida, sobre todo
económica, a esta nueva situación. Pero no debemos olvidar que disponen de otro
mercado muy activo. El Common Wealth. Además, también hay un componente que, en
principio puede favorecerles. La histórica habilidad británica para sacar el
mejor partido de las peores situaciones. Para España, el primer cambio del que
ya nos avisan los medios es que seremos la tercera o cuarta economía de la
Unión; lo que se traducirá en un significativo incremento de la aportación
española a las arcas comunitarias.
Sigo teniendo
muy poca fe, por no decir ninguna. en la UE. Quizás mi punto de vista sea muy
duro al respecto. Creo sinceramente tal proyecto necesitaría, primeramente, una
operación a fondo para eliminar en lo posible, la corrupción institucional que
hace gotear, como siempre de arriba hacia abajo, toda la inmundicia que
provocan los intereses de unos pocos poderosos (Alemania principalmente) sobre
países que, en su momento no cumplían los mínimos exigidos para ingresar al
“club”, y que se convirtieron en enormes sumideros de dinero público que
pagamos todos.
Después, un
control absoluto del dinero público destinado a las subvenciones. Una
vigilancia férrea, desde los grandes préstamos hasta los incentivos y pequeñas
subvenciones a iniciativas absurdas y delirantes.
Además, un
cambio radical en la seguridad ciudadana que garantice, o al menos ponga más
obstáculos, a la libre circulación de criminales, sustancias ilegales y dinero
negro por el territorio europeo, amparados en la libertad de fronteras que ha
fomentado, en no pocos casos, corrupción policial y política.
Un control
real de la sanidad pública de cada país miembro para evitar no solo el turismo
hospitalario; también el dispendio de recursos públicos no controlados, pero
concedidos mediante favores e influencias.
Etc, etc, etc…
Un buen número de actuaciones necesarias que no se darán, lo que seguirá
provocando resultados fallidos de una “Unión” demasiado artificial, y que más
parece un mercado fabricado para satisfacer las necesidades de las marcas
alemanas y francesas por encima de las de otros territorios.
En cuanto a
los políticos españoles, los líderes de los principales partidos han ofrecido
opiniones que no pienso reproducir ni linkear, por absurdas y estúpidas.
La prensa
digital analiza, de muy diferentes formas, las consecuencias de la victoria del
Brexit.
El Mundo ElBrexit hunde más de un 12% al IBEX
Libertad Digital Así afectará el desplome de la Libra a la economía española
Expansión Las8 amenazas del Brexit para España
Anécdota del resultado final. Escocia
vota mayoritariamente por la permanencia. Los independentistas escoceses
quieren convocar otro referéndum para separarse del Reino Unido y pedir su ingreso en la UE.
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