Creo que pocos
esperaban que el Partido Popular obtuviese semejantes resultados. A mí no me
extraña en absoluto lo ocurrido. Como dice un chiste que corre hoy por las
redes sociales, al PP le ha faltado un par más de casos de corrupción para
conseguir la mayoría absoluta.
Anoche, las
caras de los cuatro líderes políticos más votados estaban para enmarcarlas.
Rajoy, exultante. Sánchez, estupefacto. Iglesias, abatido. Rivera, descolocado.
Y los discursos de cada uno de ellos al finalizar el recuento de votos, acordes
con la expresión de sus rostros.
Como sucede a
menudo, las encuestas fallaron. Algunas estrepitosamente. El tan asegurado “sorpasso”
de Podemos al PSOE no ha existido, y los resultados obtenidos por la formación
morada no se han acercado demasiado a las expectativas que ellos mismos, la
gente de Podemos que ya se veía gobernando la izquierda española con holgura,
daban por hecho.
En la prensa
digital de hoy hay gran cantidad de análisis sobre lo sucedido en las urnas y
lo que puede suceder a partir de ahora. Así que yo prefiero incidir en otros
aspectos de esta realidad política de esperpento. Concretamente, cuatro puntos
en los que me centro en las tácticas de partido durante los pasados meses.
1.- Es posible
que el Brexit haya tenido que ver en el impulso final de votos para el PP
durante este pasado fin de semana. En un país acostumbrado durante generaciones
a vivir bajo el acogedor paraguas de papa estado, la brecha creada en la Unión
Europea por el referéndum británico parece haber hecho el mismo efecto en los
ciudadanos que Jack Nicholson abriendo la puerta a golpes de hacha para
perseguir a la histérica de su esposa. Por descontado, la histérica es la
ciudadanía española en general, y Nicholson… lo dejo a la elección del lector.
Así que el
voto del miedo, aunque sea un miedo de crecimiento lento, pero acelerado en el
último minuto por algún acontecimiento casi planetario, como habría dicho otra
inepta socialista de la galería patria de altos personajes, puede ser efectivo.
Sinceramente, creo que habrá sido tal cosa, el voto del miedo, lo que ha
supuesto el apoyo mayoritario a Rajoy, porque no cabe en mi cabeza que la
pretendida recuperación económica que tanto ha vendido el inane habitante de La
Moncloa acabe por convencer a ninguna persona de intelecto normalmente
constituido. El PP traicionó a sus votantes, a diario, durante los pasados
cuatro años y medio. Y sus aún numerosos votantes, exactamente igual que el otro
voto lanar del PSOE, han vuelto a conceder a Rajoy patente de corso para que pueda seguir engañándoles un tiempo más.
2.- En contra
de la opinión de muchos, Pedro Sánchez no me parece un idiota. Pero sí un
demagogo a la altura de Rajoy o Iglesias. Y un completo irresponsable. Con todo
ello, merecería ser coronado como Zapatero III. Y si se me permitiera un
apelativo, añadiría “el Cursi”. Me resultó verdaderamente deprimente escuchar
ayer noche su discurso de justificación de malos resultados y de inculpación de
su fracaso a Podemos, todo adornado con un abundante y estomagante “compañeros
y compañeras”, “ciudadanos y ciudadanas” españoles y españolas”. Sí. Zapatero
III el Cursi. Pero tan peligroso como Zapatero I. Quizás, y afortunadamente,
este tipo no llegue a gobernarnos nunca; lo que no es un consuelo, porque el
PSOE tiene cantera de sobra para colocar a cualquier otro mediocre en el
escenario. Los socialistas ha perdido votos pero se mantienen como uno de los
dos grandes partidos de siempre. Quienes tanto deseamos poder contemplar algún
día la debacle de estas dos grandes maquinarias de corrupción tendremos que
seguir esperando. Incluso es posible que tal hecho no se dé nunca, porque tanto
PP como PSOE mantienen aún millones de votos lanares, balantes y conformados,
que apoyan a sus colores sin importar lo que hagan sus políticos. Quizás la
cuestión más interesante para muchos socialistas ahora sea si Pedro Sánchez
seguirá siendo secretario general, o si alguien ya está cavando la tierra bajo
sus pies. Porque, sobre el mapa, la victoria Popular ha sido tan aplastante que
el color socialista ha desaparecido casi por completo.
3.- Errejón
tenía razón cuando desaconsejaba que Podemos acabara de fagocitar a Izquierda Unida.
No estaba tan claro que todos los votos de IU fueran a fortalecer a los
morados. Por ejemplo, en Almería, muchos militantes de IU se negaron a votar al
candidato impuesto por Pablo Iglesias contra el criterio incluso de buena parte
de los podemitas. Así que el ex JEMAD reconvertido a “progresista”, que fuera
incapaz de conseguir escaño el 20D, ha provocado, con su sola presencia, que Podemos
pierda su diputado por Almería. Como Sánchez y Rajoy, Pablo Iglesias también
tiene lo suyo de demagogo y cursi. Como diputado, tanto él como los suyos han
demostrado lo mismo que la alcaldesa Carmena en Madrid o el alcalde Santisteve
en Zaragoza: Solo han convencido a los suyos (y no a todos). Gobernar desde los
slogans de barricada y el resentimiento político-sectario no lleva adelante una
ciudad, y mucho menos un país entero. Y ni siquiera esa supuesta conversión de
Iglesias desde radicalismo izquierdista más delirante hacia un supuesto
sentimiento socialdemócrata la logrado vencer al voto del miedo propiciado por
el Partido Popular. En cualquier caso, admito sin reservas el mérito que
Podemos ha conseguido mediante la negación sistemática de un pasado que sigue presente
en las redes sociales, youtube y otros medios. Creo que ningún otro partido en
España había conseguido hasta ahora que millones de votantes le dieran su apoyo
pese al pasado lamentable que sus líderes más emblemáticos comparten durante la
última década. Y no creo que ningún otro partido se hubiera atrevido a
presentar a un candidato que hubiese declarado sin ambages echar de menos la
guillotina o apoyar sin un solo matiz en contra a dictaduras feroces. El gran
mérito de Podemos es presentarse ante la sociedad como reformadores, proponiendo
a la vez ideas que ya eran antiguas en los años 70 y que han demostrado ser
ruinosas desde sus principios. Aunque hasta ahora, y para alivio de muchos, ese
populismo que no se puede tildar como tal, como populismo con todas sus letras si
no se quiere correr el riesgo de ser tachado de “fascista”, parece haber
alcanzado techo. Por ahora.
Y 4.- Con Ciudadanos
no perderé apenas tiempo. Ha perdido un número significativo de votos, y puede
que esto haya sucedido por dos causas paralelas. La insistencia del Rajoy en
cuanto a la inutilidad de votar a Rivera, que no acaba de definirse como
centro-derecha, centro-izquierda o entresuelo, y la “habilidad” que han
demostrado los naranjas en imitar las peores costumbres de PP y PSOE en cuanto
a defender una cosa y la contraria dependiendo de la comunidad autónoma en la
que se encuentran. En Aragón ya sabemos de qué van éstos hipócritas. Porque lo que rechazan en Cataluña lo
defienden aquí. La misma doblez e idéntico juego sucio que los tres partidos
anteriores.
A partir de
hoy, tendremos que soportar un nuevo periodo de posibles pactos, de pactos
imposibles, declaraciones de amor, declaraciones de odio, reuniones,
contrareuniones, proposiciones, desengaños y muchos titulares. Una obra de
muchos actos y con epílogo aún incierto.
Toca esperar.