Ni Bob Lee Swagger tenía tantas armas en casa
Pedro Sánchez nos ha mentido en tantas ocasiones y
de maneras tan “creativas”, que buena parte de la prensa y de las redes
sociales dicen abiertamente que el asunto del francotirador que se preparaba
para matarle suena más a montaje propagandístico que a otra cosa. Yo, desde el
primer momento de la noticia, así lo he creído también.
El asunto no da para mucho, como demuestra el hecho
de que ni siquiera el PSOE parece tener ya el más mínimo interés en victimizar
al presidente pseudo-doctor Sánchez presentándolo como blanco de una
conspiración que ha tratado de acabar con su vida.
El Montaje fue burdo, como cualquier otra
ocurrencia de Sánchez y su banda. Pero fue inoportuno y falto de contenido para
“colar” la historia al gran púlico.
Ni el personaje, un hombre mayor con veleidades
político amorosas que siempre quedaba último en los concursos de tiro, ni la
historia, aparecida primero en un medio del
comunista-millonario-sociata-podemita Roures, ni la foto, en la que aparecen
una serie de rifles que, incluso en el mercado negro, son difíciles de
conseguir en España, han convencido a nadie de nada.
En esta mascarada ridícula y hasta infantil solo ha
faltado el detalle definitivo: que Ada Colau apareciese en cualquiera de esos
medios indepes que tanto le gustan declarando, pañuelo en nariz y ojos
llorosos, que también hubo un complot para matarla.
Si la máquina de propaganda socialista no da un
golpe de timón al asunto, éste no tendrá más recorrido que un par de días
añadidos de chistes y memes en las redes. Si las armas fotografiadas por los
mozos de escuadra no son réplicas y son armas reales, hay más métodos para
averiguar su origen si los números de serie han sido borrados. Igual sucede con
la mayoría de tipos de munición. En fin. Que si un cuerpo de policía no
politizado y serio se pusiera a trabajar, no tardarían en desmontar esta mala
historia de un supuesto “lobo solitario” (como se apresuró a llamar al
individuo algún medio de izquierdas siguiendo las instrucciones de su amo) que
pedía ayuda en un grupo de whatsapp para matar al presidente Sánchez si éste
llegaba a cumplir sus planes de desenterrar a Franco.
Por mi parte, me reitero. Esto me huele a cuento
barato, orquestado con el mismo chapucero y cutre-salchichero método que
emplearon las cloacas del estado para inculpar a Severo Moto por tráfico de
armas, por llevar en el maletero de su auto un montón de armas viejas que
servían para poco más que coleccionarlas como pisapapeles.
En cualquier caso, el presidente del gobierno,
Pedro pseudo-doctor Sánchez, ya tiene su fake Lee Harvey Oswald de bazar de
todo a un Euro. Pero nunca un supuesto tirador que planeaba matar a un
presidente ha sido tan poca noticia y en un tiempo tan breve.
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