En la España de la
recuperación económica de los años sesenta, que se abrían al turismo extranjero, y de los setenta que encaraban, sin saberlo, un incierto camino hacia el fin de
la dictadura y el nacimiento de la democracia constitucional, una parte de los
iconos de aquella sociedad eran los automóviles que el español medio comenzaba
a tener al alcance de la mano.
Mi infancia y primera
adolescencia transcurrió en la década de los 70, cuando los autos, por lo
general, y aunque salidos de cadenas de montaje, parecían tener mucho más de
artesanal que los que llegarían a partir de la segunda mitad de los ochenta.
Los setenta fueron años
de muchos Seat 600 aún rodando por calles y carreteras, heredados de la década
anterior en la que algunos documentales del NO-DO mostraban miles de esos autos
abarrotados de gente y equipaje dirigiéndose desde el interior del país hacia
las costas, circulando por una España que solo conocía las autovías por las películas
americanas.
Pero los setenta también
fueron la época de eclosión del mercado nacional, en el que Seat, Renault y
Citröen pugnaban por ofrecer gamas de vehículos más variadas, mientras que
otras marcas de más prestigio, como Mercedes, seguían siendo cosa de unos pocos
particulares, de altos cargos de la administración, y de los taxistas más
prósperos que se distinguían del resto en un gremio que, en muchas ciudades,
estaba dominado por los entrañables Seat 1.500 con motor gasoil Barreiros.
Los que sean de mi
generación o más mayores, seguro que recuerdan cómo volvíamos la mirada al ver
pasar algún Mini-Cooper GT, el clásico verde con techo blanco, o la cara que
ponían los concursantes del Un Dos, Tres cuando lograban ganar (ya en los
últimos años 70 y primeros 80) un Supermirafiori que como extras más
distintivo, disponía de elevalunas eléctricos y espejo retrovisor exterior en
el lado derecho.
Hace tiempo que soy
seguidor de un canal de Youtube llamado “Documentos del Motor”, que ofrece unos
reportajes de elaboración propia verdaderamente magníficos, y dedicados en su
mayoría a los autos más emblemáticos de los años 60, 70 y 80, aunque también
muestran algún modelo más reciente.
Estos reportajes, comparables
a los que presentaba el mítico Paco Costas, son un minucioso y dedicado trabajo
de investigación sobre cada modelo de automóvil expuesto. En cada capítulo se
puede disfrutar, además de los propios vídeos demostrativos de cada vehículo,
de un exhaustivo repaso al diseño, la fabricación, la comercialización y las
publicaciones de la época del auto en cuestión; todo ello acompañado por los relatos
muy cuidados y amenos que ofrece el narrador
A quien le guste el
mundo de los autos retro le puedo asegurar que “Documentos del Motor” es, con mucha diferencia, el mejor canal de Youtube de habla hispana sobre esta
temática que he visto.
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