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Hace unos días un podemita típico de estos
tiempos, bastante obtuso y muy aleccionado, incapaz incluso de desarrollar los
planteamientos chavistas con los que me contestaba cuando trataba de debatir
sobre economía básica, me bloqueó en un foro cuando escribí un mensaje en apoyo
de Jair Bolsonaro.
Un mensaje en el que yo simplemente exponía que
en la historia reciente hay naciones que han logrado salir de una miseria
estructural cuando han tenido la suerte de dar con un gobierno que ha
liberalizado su economía con acierto. Y que la oleada de pánico desatada en ciertos sectores sociales brasileños
cuando Bolsonaro ganó las elecciones tenía todo es aspecto de ser una maniobra
de pánico orquestada por los propios políticos perdedores como último recurso
para tratar de revertir el resultado de las urnas. Expuse que algo parecido, pero
sin ser tan intenso en las calles, había sucedido en Estados Unidos tras la
victoria de Trump. Y que algo así sucedería seguramente, sin en Venezuela se
diera ahora mismo un proceso electoral en el que venciera una alternativa de
economía liberal. En procesos así, el pánico se desata en las calles cuando el
poder autoritario pierde el control y maneja a las masas para tratar de generar
disturbios que ocasionen dificultades a un nuevo gobierno.
Como suele suceder en una España que,
informativamente hablando, está dominada casi al cien por cien por cien por una
mayoría de medios más o menos izquierdistas, y una minoría de medios
derechistas también apesebrados del poder que fingen ser oposición a los
primeros, encontrar noticias objetivas sobre la economía de Brasil desde los
inicios del gobierno Bolsonaro es tiempo perdido. Lo que aparece en titulares
de esa prensa del sistema va desde lo estúpido hasta lo apocalíptico, con unas
dosis de ignorancia bastante llamativas.
Lo que no nos dicen los medios españoles es
que, con todas las dificultades inherentes a un proceso económico que trata de
salir de una economía intervenida y parasitada para tratar de avanzar hacia una
libertad de mercado que favorezca la creación de empleo y una mayor
independencia de los ciudadanos respecto a la tutela empobrecedora del estado, los
indicadores económicos de Brasil bajo el nuevo gobierno apuntan hacia una
mejoría que se traduce en un crecimiento del empleo como no se había dado en
los últimos 5 años, con 173.000 puestos de trabajo creados hasta inicios de
marzo del presente año, ubicados en los sectores de servicios, industria y
construcción civil, colocando en esas fechas la tasa de desempleo en un doce
por ciento, acumulando seis bajadas consecutivas. (fuente Gobierno de Brasil, vía Bloomberg)
En estas condiciones, Jair Bolsonaro ha firmado un documento llamado “Declaración de Libertad Económica” con el que establece una línea de
actuación claramente liberal redactada por el director del Instituto Misses de
Brasil, Hélio Beltrào, en colaboración con algunos miembros del Ministerio de
Economía. Esta declaración se contempla, por el momento, como una Ley
Provisional Ejecutiva que impondrá límites a la intervención estatal sobre las
pequeñas empresas para impulsar una mayor libertad económica y de creación de
empresas.
La “Declaración de Libertad Económica” es un compendio de 17 principios para asegurar
la libertad económica en Brasil que, en resumen, proponen lo siguiente:
- Libertad contra la
burocracia: para eliminar las certificaciones innecesarias requeridas por los
agentes estatales.
- Libertad para trabajar
y producir: para evitar acciones de sindicatos o agencias que
restringen el funcionamiento de pequeñas empresas o que intervienen en sus
políticas.
- Libertad para
establecer precios: para evitar que las facturas se manipulen para que no
se creen monopolios.
- Libertad contra la
arbitrariedad: para evitar que los agentes estatales beneficien a
un empresario a expensas de otros.
- Libertad para ser
presumido de buena fe: para garantizar que se respeten los contratos y los
acuerdos privados cuando la interpretación de una ley o derecho no esté
clara.
- Libertad para
modernizar: las regulaciones obsoletas no pueden gobernar las empresas
modernas.
- Libertad para
innovar: no se requiere una licencia mientras la
compañía aún está probando, desarrollando o implementando un producto o
servicio que no sea de alto riesgo.
- Libertad de acuerdo:
si dos partes acuerdan el contrato, no se puede tomar ninguna acción
judicial para alterarlo.
- Libertad para no
quedar sin respuesta: cada licencia o solicitud deberá tener un tiempo
máximo que, cuando se cumpla, significará la aprobación en silencio.
- Libertad para volverse
digital: todos los papeles se digitalizarán para que las compañías no
tengan costos en el almacenamiento de documentos.
- Libertad para crecer:
para garantizar el acceso de las pequeñas empresas al mercado de
capitales.
- Libertad para
esforzarse: para proteger a los dueños de negocios y empresarios de ser
juzgados como villanos antes de una clara demostración de su culpabilidad;
- Libertad para redactar
contratos con estándares internacionales: para limitar los casos en que
las decisiones judiciales pueden alterar los contratos.
- Libertad contra el
abuso: para evitar que los agentes estatales emitan comentarios y
reglamentos abusivos;
- Libertad
contra la regulación económica: no se puede emitir ninguna regulación económica
sin un análisis consistente de su impacto;
- Libertad de regulación
corporativa: las asociaciones comerciales serán legalizadas;
- Libertad de riesgos
contractuales: el derecho de dos partes a acordar la asignación de riesgos
en los contratos será lícito y respetado.
Este conjunto de medidas económicas persigue
también tener un efecto pedagógico en la sociedad brasileña, aleccionada
durante décadas contra la libertad económica y el capitalismo y acostumbrada a
vivir bajo el yugo de la regulación y las subvenciones. Una propuesta económica
sostenida con el antecedente de creación de empleo que vive Brasil en este
último periodo y que algunos economistas comienzan a comparar con el “milagro chileno” que se dio durante la dictadura de
Pinochet, quien, paradójicamente, adoptó medidas de liberalización de la
economía en una dictadura militar donde lo económico era una de las pocas
libertades que tenía el pueblo chileno.
Con semejantes cimientos, bien puede decirse
que el futuro de Brasil comienza a ser esperanzador, en una nación que cuenta
con ingentes recursos naturales y que tan solo necesita plantar y cuidar la
semilla de la libertad para alcanzar un lugar preponderante en el mundo actual.
Un lugar del que España se alejó un 11 de marzo de 2004 y al que no parece que
vaya a volver pronto, sumido como está nuestro país en un intervencionismo
estatal que no deja de empobrecer nuestra economía en favor de unas pocas
castas privilegiadas y dominantes.
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