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Pedro Sánchez -o Zapatero Tercero si lo prefieren- lo ha vuelto a hacer. Deja a la nación
española a los pies de los caballos. Quienes decidan seguir participando de
semejante circo con su voto, podrán acudir a las urnas el próximo mes de
noviembre. El sistema se lo agradecerá, y los políticos que viven de nuestros
impuestos y otros expolios a nuestros bolsillos, todavía más.
Las diversas
teorías que pudimos leer en distintos diarios al día siguiente de la jornada
electoral del 28 de abril han ido cayendo una tras otra como fichas de dominó.
Seguramente, lo más coherente entonces era pensar que Pedro Sánchez buscaría
algún pacto con Podemos e independentistas de todo pelo y color para alcanzar
un gobierno de coalición. Si tomábamos esa posibilidad como la más probable,
podríamos asistir a varias consecuencias derivadas, pero yo me quedo con dos
muy similares.
1.- Un pacto
prioritario con Podemos. Es fácil pensar que PSOE y Podemos podrían gobernar
juntos, buscando también apoyos en independentistas. Pero pensemos fríamente en
las más que seguras consecuencias de semejante pacto, bastante fáciles de
prever. La inestabilidad de un acuerdo como ése se haría patente desde el
primer día. Sánchez sabe que Podemos es, más que un partido ideológico, una
banda de antisistemas medio tarados decididos a romper todo lo que se les ponga
por delante; y un solo ministro de Podemos en el gobierno sería tal fuente de
despropósitos y problemas que la imagen de los socialistas podría verse
tremendamente perjudicada. Hasta es muy posible que, llegado el momento de
dirimir discusiones internas en ese pacto, Podemos se pondría del lado de los
independentistas, cuya variedad de méritos se extiende desde el terrorismo
hasta el robo a gran escala, antes que apoyar a un presidente de gobierno a
cuyo partido los de Pablo Iglesias han pretendido desalojar de la izquierda
desde el día en que aparecieron en la política nacional. A ningún doctor se le
ocurriría pactar con un cáncer para curar un aneurisma para salvar la vida de
un enfermo. Ante todo Pedro Sánchez ansía el poder… para no perderlo al primer
embate. Un pacto así nos avocaría a elecciones anticipadas.
2.- Teniendo en cuenta que un pacto abierto entre
PSOE y PP y Ciudadanos tampoco puede darse a priori, porque esto es España y,
excepto durante la transición, todavía está por demostrarse que los políticos
tengan la misma capacidad de dialogo que muestran para odiar y mentir (véase el
ejemplo de Ciudadanos con Vox) un pacto que diese prioridad a los grupos
independentistas y buscase apoyos puntuales de Podemos tampoco sería posible.
Sánchez no puede permitirse coleguear públicamente y repartir ministerios con
los indepes, porque se lo pondría muy fácil a Vox, PP y Ciudadanos en el
congreso. Le caerían palos, justificados, a diario en el Congreso; y muchos de
esos palos serían argumentados con toda razón. El desgaste mediático `podría
ser considerable entre los votantes socialistas que todavía votan por
ideología, aunque a los que votan por la subvención, el cargo público y el
enchufe continuado les daría exactamente igual que su líder llegase a un
acuerdo con el propio Hitler, si eso les asegurase cuatro años más de vivir de
lo público.
Lo que sí parece bastante claro es que Pedro
Sánchez lleva mucho tiempo mareando la perdiz para forzar nuevas elecciones
generales. Para buena parte de los españoles, el tener un presidente que ha
demostrado ser incapaz, frívolo, manipulador, demagogo y traidor, no es óbice
para volver a votarle. Quizás las últimas encuestas del CIS sean una patraña a
medida para presentar al socialista como el líder mejor valorado dentro de lo
malo que es el común de los demás líderes. Pero también puede ser cierto que le
valoren como el mejor en esta España que revalida un segundo mandato a Zapatero
y otro a Rajoy mientras está más pendiente de saber quién gana Gran Hermano o
como termina alguna serie “de culto”.
Lo sucedido hoy en el Congreso de los Diputados era
previsible: Pedro Sánchez anuncia que no habrá pactos de gobierno, que vamos a
nuevas elecciones, y que la culpa de todo ello es de los demás. No se podía
esperar otra cosa. Pero creo que todos recordamos que este personaje se hartó
de criticar al nefasto y protector de corruptos Mariano Rajoy por no llegar a
un acuerdo de gobierno con ningún otro partido. Una vez más, este impresentable
e impostado socialista cae en hacer justo lo que él ha criticado de otros. En
él es ya una costumbre.
Los medios coinciden hoy en que Ciudadanos es el
partido que saldría en peor posición para obtener buenos resultados en las
próximas elecciones. Ciertas encuestas advierten que algo más del 40% de sus
votantes no están dispuestos a volver a confiar en Rivera. La crisis interna
del partido está lejos de resolverse y la política veleta de Albert Rivera y su
equipo comienza a hacer aguas. ¿Le sucederá a Ciudadanos lo mismo que a Podemos
el 28-A y perderá la mitad de sus escaños?
Hasta noviembre pueden suceder, y a buen seguro
sucederán muchas cosas. Mientras tanto, los problemas más acuciantes seguirán
en Stand by. Para Pedro Sánchez todo puede esperar. Todo, menos la guerra por
el poder.