Siento rabia, desasosiego. Me siento mal. Me cuesta tragar que Pinochet haya muerto sin pagar realmente por una sola vida de las que quitó durante sus “años de gloria”. Sin pagar en esta vida. Allá, al otro lado, no me gustaría estar en su lugar.
No hace mucho tiempo declaro que no se arrepentía de nada de lo que había hecho. Parece que no le pesa en su conciencia ni una sola vida de las que aniquiló. Hay que tener un corazón de hielo como el suyo para sostener semejante barbaridad.
Estoy convencido de que, en política, en religión, en muchas cosas, un extremo provoca la existencia de su opuesto. Y en la mayoría de las ocasiones, las diferencias entre esos opuestos son mínimas.
Está sucediendo lo que cabía esperar, supongo. Enfrentamientos entre los detractores y los fans del dictador. Parece mentira. Siempre me parece mentira que cada salvapatrias tenga sus admiradores que lo tratan como a su dios, su referente vital, su faro, su guía... En frente, los muertos, los torturados, los exiliados, los que no pensaban según el orden establecido. El dictador se va, habiendo robado a manos llenas, habiendo asesinado y riéndose de la justicia de los hombres.
Desaparece otro de los desafortunados referentes del siglo XX. Fue mas inteligente que otros en su forma de abandonar el poder, cubriéndose las espaldas y los bolsillos. Cubriéndose la conciencia.
Desaparece una generación de malvados con piel de héroe barato. Cada uno de ellos ha mantenido a su país en un puño. No importa el color ni la ideología que impusieron. Los métodos fueron idénticos. Desde Pinochet a Castro, pasando por Franco, Videla, Somoza, Stroessner o cualquier otro, han raptado, asesinado, torturado, desinformado y arruinado a los ciudadanos.
Una nueva hornada de sátrapas llega al escenario mundial. Chávez será un alumno aventajado, si hacemos caso a sus últimas arengas. Tampoco olvidemos a Ortega, recién llegado a la presidencia de Nicaragua gracias al populismo político y a la corta memoria de los votantes. En Irán tienen un presidente para enmarcarlo con honores: victimista, antiamericano, antioccidental, antiisraelita y anti todo lo que no sea radicalismo islámico del rancio. De ese que lapida, corta y ahorca todo lo que se mueva de la foto. El de Marruecos es mas Light. No mata tanto, pero tiene al pueblo arruinado y las cárceles llenas de disidentes.
No echaré de menos a Pinochet y los suyos, pero hay miles de familias en Chile que siguen echando de menos a sus desaparecidos. Eso no tiene arreglo. Ni lo tiene el nieto del muerto. Su discurso de despedida a su abuelo transmitía el sentir de un buen número de chilenos nostalgicos de una dictadura que les favoreció.
Espero que chile no tenga que soportar durante décadas la sombra de su dictador, la nostalgia de los pinochetistas, la demagogia de los demócratas de nuevo cuño o el recuerdo interesado de la tragedia y los asesinatos.
No hace mucho tiempo declaro que no se arrepentía de nada de lo que había hecho. Parece que no le pesa en su conciencia ni una sola vida de las que aniquiló. Hay que tener un corazón de hielo como el suyo para sostener semejante barbaridad.
Estoy convencido de que, en política, en religión, en muchas cosas, un extremo provoca la existencia de su opuesto. Y en la mayoría de las ocasiones, las diferencias entre esos opuestos son mínimas.
Está sucediendo lo que cabía esperar, supongo. Enfrentamientos entre los detractores y los fans del dictador. Parece mentira. Siempre me parece mentira que cada salvapatrias tenga sus admiradores que lo tratan como a su dios, su referente vital, su faro, su guía... En frente, los muertos, los torturados, los exiliados, los que no pensaban según el orden establecido. El dictador se va, habiendo robado a manos llenas, habiendo asesinado y riéndose de la justicia de los hombres.
Desaparece otro de los desafortunados referentes del siglo XX. Fue mas inteligente que otros en su forma de abandonar el poder, cubriéndose las espaldas y los bolsillos. Cubriéndose la conciencia.
Desaparece una generación de malvados con piel de héroe barato. Cada uno de ellos ha mantenido a su país en un puño. No importa el color ni la ideología que impusieron. Los métodos fueron idénticos. Desde Pinochet a Castro, pasando por Franco, Videla, Somoza, Stroessner o cualquier otro, han raptado, asesinado, torturado, desinformado y arruinado a los ciudadanos.
Una nueva hornada de sátrapas llega al escenario mundial. Chávez será un alumno aventajado, si hacemos caso a sus últimas arengas. Tampoco olvidemos a Ortega, recién llegado a la presidencia de Nicaragua gracias al populismo político y a la corta memoria de los votantes. En Irán tienen un presidente para enmarcarlo con honores: victimista, antiamericano, antioccidental, antiisraelita y anti todo lo que no sea radicalismo islámico del rancio. De ese que lapida, corta y ahorca todo lo que se mueva de la foto. El de Marruecos es mas Light. No mata tanto, pero tiene al pueblo arruinado y las cárceles llenas de disidentes.
No echaré de menos a Pinochet y los suyos, pero hay miles de familias en Chile que siguen echando de menos a sus desaparecidos. Eso no tiene arreglo. Ni lo tiene el nieto del muerto. Su discurso de despedida a su abuelo transmitía el sentir de un buen número de chilenos nostalgicos de una dictadura que les favoreció.
Espero que chile no tenga que soportar durante décadas la sombra de su dictador, la nostalgia de los pinochetistas, la demagogia de los demócratas de nuevo cuño o el recuerdo interesado de la tragedia y los asesinatos.
En España ya sabemos de qué va esto. Y lo que nos queda.
Vaya foto tío!!! De dónde la has sacado?????
ResponderEliminarPues me la envió un amigo desde chile, bajada de internet.
ResponderEliminarVaya caras, eh? Y que me dices de los uniformes filo-nazis???
Para salir corriendo, vaya!
Excelente artículo, Mike. No sólo redactado con gran estilo, también me gusta la objetividad, la no-diferenciación entre asesinos por el color de sus banderas, y resalto que llames la atención en la legión de seguidores que les sigue a todas partes. Eso es lo que yo menos puedo comprender.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Javier. Es de esos escritos que salen del alma.
ResponderEliminar