El buen trabajo – el acertado, el inspirado – se fortalece con el paso del tiempo. Gana en genialidad. Su sentido cobra mayor fuerza y quienes tienen el privilegio o la sensibilidad necesaria reconocen en ese buen trabajo la dedicación, el cariño y el esfuerzo de su hacedor.
En algunos ratos libres de estos dos últimos meses ha tenido la fortuna de disfrutar de pequeñas obras de arte audiovisuales. Unas en blanco y negro, otras ya en color, algo mas modernas. Relatos y guiones adaptados para televisión, que durante los años sesenta y los primeros ochenta, asomaban a aquella televisión española. Aquella televisión que nos ofrecía por igual magníficos programas u otros espantosos e intragables.
Recuerdo con mucho cariño aquellos sábados en los que, después de comer, me sentaba en la alfombra frente al televisor, esperando impaciente el fin del telediario. Tras una batería de anuncios, comenzaba Mazinger Z. Media hora después la película del oeste, de guerra o de gángsters. Películas de veinte, treinta o cuarenta años antes, pero que nos mantenían clavados frente a la pantalla.
También la noche de los viernes tenía su magia. Series como El Inmortal o Canon nos llenaban la imaginación de historias en las que el bueno de la serie disparaba mucho y bien. Era inteligente y casi siempre guapo, así que las mujeres le admiraban y perseguían. El domingo por la tarde, después del programa de variedades, veíamos Starsky & Hutch (los genuinos), McMillan, Columbo, Banaceck, McCloud (mi preferido, faltaría mas)...
Pero unos años antes, allá por los sesenta, en pleno furor de la serie “El Fugitivo” el joven Chicho Ibáñez Serrador presentaba otra serie semanal de relatos que, con el paso del tiempo, ha llegado a ser uno de los grandes iconos de la televisión en España y Europa. El éxito de sus “Historias para no dormir” trascendió también hasta América. Aquellas historias- las antiguas, filmadas en blanco y negro - son las que he visto en estos últimos meses.
He disfrutado del trabajo de actores magníficos que ahora, cuarenta años después, forman parte de la buena historia de la televisión en España. Jaime Blanch, Manuel Galiana, Luisa Sala, José Bódalo, Luís Varela y otros muchos. Hace años que algunos de ellos ya no están. Otros siguen adelante en el teatro o en series de televisión. Todos ellos actores consagrados. Actores de verdad. De los que usan su voz además del gesto y que vocalizan sin comerse los monosílabos.
A todos ellos los dirigía Chicho Ibáñez con maestría. Además, él mismo actuaba presentando cada capítulo con geniales monólogos, recreándose en el miedo y el terror, preparando a la audiencia para cada historia. Es muy curioso que mucha gente recuerda tanto las historias como las presentaciones de Chicho. Su capacidad de trabajo se veía también reflejada en los guiones propios y adaptaciones de otros relatos, que firmaba con el seudónimo de “Luís Peñafiel”
Posteriormente su trayectoria se afianzó en la televisión nacional y la internacional. Fue el creador y exportador de la formula magistral del Un, Dos, Tres; que no solo dirigió durante tantas temporadas, sino de la que también fue guionista, responsable de casting, e incluso voz de “Ruperta” en la canción de presentación del programa. Realmente esto último no le venía de nuevas. Con siete años de edad dobló a Tambor para la versión de Bambi en Argentina, donde vivió de niño con sus padres, actores también. (Los entrañables Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador)
En 1969 Dirigió la película “La Residencia” que llegó a ser un absoluto éxito del cine de misterio en España. Diez años antes ya se había estrenado como autor, guionista y director de teatro con “Aprobado en Inocencia”, de cuya adaptación televisiva se encargó también años después. Sus trabajos fueron publicados y sus obras estrenadas por todo el mundo.
Esta es tan solo es una modesta reseña acerca de mi admirado Chicho Ibáñez. No descubro nada nuevo acerca de él; pero éste es mi modo de constatar mi admiración hacia él y su trabajo como autor, guionista y director de cine, teatro y televisión. Es un trabajador admirable que ama lo que hace.
Si tienen oportunidad de ver aquellas “Historias para no dormir” podrán disfrutar del trabajo impecable de actores “de los de entonces”. Se sorprenderán de encontrar tan jóvenes a algunos de ellos que en la actualidad desarrollan personajes de éxito en teatro y televisión. Tanto el trabajo de ellos, como el de Chicho, como los decorados de Mingote para algunos de los capítulos, el especial ambiente de misterio que emanaba del blanco y negro de las pantallas en aquellos años, son los ingredientes maravillosos que han convertido a esta serie en un verdadero clásico de la televisión europea. Acompañen todo esto con un entorno de penumbra y silencio y les aseguro que no quedaran decepcionados. Nada que ver con el moderno terror gore saturado de efectos especiales. Algunos capítulos de la serie recibieron premios internacionales de prestigio.
Posdata: Yo fui uno de los muchos niños damnificados miserablemente cuando TVE sustituyó al glorioso Mazinger Z por la cursi Heidi y el atontado Marco. Los sábados nunca volvieron a ser lo mismo...
Si, pero el último Un Dos Tres fracasó. Chicho Ibañez está pasado de moda.
ResponderEliminar¿Tu crees? A mi me parece que lo que pasó de moda hace mucho tiempo son los programas con contenido y humor más inteligente.
ResponderEliminarEl público (diga lo que diga) prefiere Crónicas Marcianas, TNT, A tu Lado, Salsa Rosa... Todos los programas que ofrezcan lo mismo; ya me entiendes.
¡¡¡Que viva la Veneno!!!
Joder, es verdad! Recuerdo que me sento como un tiro que quitaran al mazinger para poner a la ñoña de heidi!!!!!!
ResponderEliminarA ti te va todo eso porque son los tiempos de franco
ResponderEliminarQue obsesión con Franco. ¿Pero, de verdad que no tienes otro argumento?
ResponderEliminarmazinger!!!!! maziingeeeeer!!!! es maziiingeeeeeeeeer!!!
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