Crece y se multiplica una nueva generación de dictadores en América. Gobernantes que resultan ser maestros en el uso y la rentabilidad de la demagogia y el populismo más rancio. Sátrapas que hablan de futuro y solo demuestran estar anclados en el pasado más rancio y acomplejado.
Hugo Chávez no es más que un patético imitador de Fidel Castro. Usa los mismos modos, frases, actitudes y prácticas populistas. Fidel fue apoyado y alabado por la mayoría del pueblo cubano, ordenes religiosas incluidas, aunque la mayoría de ellos se arrepintiese pocas semanas después de que él entrara en La Habana para quedarse. Pero Chávez juega con un riesgo enorme y no calculado, tengo
No se trata ya de que él sea Venezuela. Es que él es, cada vez más, el espíritu de la revolución bolivariana. No está lejano el día en el que asegure ser la reencarnación de Simón Bolívar. Compra con barriles de petróleo a delincuentes como el comandante Ortega, violador de menores, asesino y ladrón, como a Evo Morales, especie de descerebrado indigenista que ya ha salido apedreado de algún pueblo de su Bolivia “explotada y expoliada por el imperialismo occidental”, o a auténticos tarados fundamentalistas como Ahmadineyad, asesino en nombre de su religión y su resentimiento contra los no musulmanes. En definitiva, ejemplos todos ellos de respeto a las libertades fundamentales de toda sociedad que se precie.
Ante semejante plantel de prendas y mendas, me solidarizo absolutamente con el cabreo más mediático de las realezas europeas. Si, si. Se puede ser republicano reconociendo meritos de
Hugo Chávez es un bruto con poder. Es un auténtico y genuino megalómano de libro y quienes le apoyan y le votan son y serán responsables también de lo que se avecina en el continente americano. Y yo diría sin pudor que todos ellos merecen lo que suceda, si no fuera por los inocentes que sufrirán más pobreza, persecución y vejaciones. Es la otra mitad de Venezuela. La que se avergüenza y se desespera.
En la historia contemporánea ninguna revolución ha solucionado nada. Solo han servido para empeorar mas aún las cosas. Ninguna nacionalización de empresas extranjeras ha servido para enriquecer al pueblo. Ninguna idea impuesta por las armas ha traído jamás bienestar ni libertad a