
Crisis del agua en Barcelona. Crisis de los pescadores prisioneros y ya liberados. Crisis del aceite de girasol, con alerta alimentaría ya anulada.
Aquí no aparecen los que deberían dejarse ver. El presidente del gobierno está ausente de la vida pública, al igual que el jefe de la oposición.
Que ZP no dé la cara y envíe a la arena a sus ministros no es extraño. Él no quiere desgastarse ni siquiera al principio de
Por el momento son los ministros quienes saltan a la arena para llevarse las cornadas. El jefe se reserva para el “59 Segundos” de ésta noche, en el que ya sabemos que la televisión estatal le protegerá enfrentándole a periodistas que no se distinguen precisamente por su línea crítica hacia el gobierno.
Rajoy parece no haber aprendido nada en estos pasados meses. A su falta de garra en los debates preelectorales televisados añade una total falta de reflejos por haber permitido que las desavenencias con Esperanza Aguirre hayan ocupado la actualidad de los medios, tal y como interesaba al partido socialista, para distraer la atención de los verdaderos problemas que pesan cada día más a los ciudadanos.
El jefe de la oposición está dejando pasar las oportunidades que deja a sus pies la penosa gestión de éste gobierno en materia de exteriores y sanidad.
No aprende Rajoy. No se entera. No hace oposición. Ni su equipo. Soraya Sáez de Santamaría transmite la sensación de que el puesto le viene grande. Es una persona que no comunica cuando habla. Parece que recita de memoria. Puede ser muy válida para otros cometidos, sin duda, pero le han colocado en algo que no es lo suyo ahora y que me hace dudar si será lo suyo alguna vez.
Pero nada de esto parece preocupar a Mariano Rajoy. Mientras tanto, un porcentaje cada vez mayor de las bases del partido piden renovación. Claman porque el momento sea ahora. Pero Mariano hace oídos sordos. Y toda la atención que él no concede si que la prestan los socialistas, que deben estar dando gracias por verse ante una oposición sin fuerza y sin rumbo. Una oposición que no devuelve ni un solo golpe, con un líder que debería haber asimilado que para enfrentarse a una máquina de poder como es el PSOE, no debe dar ni un día de tregua. Un líder que parece no haber aprendido nada del día posterior al 11-M, ni del Prestige, ni de la farsa montada alrededor de la “guerra de Irak”.
La relativa confianza que tuve en Mariano Rajoy ha ido desapareciendo durante éste último mes. Pero eso importa poco. Lo que sí es importante es que muchos militantes han perdido su confianza también.
¿Será un simple rumor el posible acercamiento a nacionalistas, tal y como parecen haber filtrado algunos miembros de la cúpula del PP? ¿Es la intención de dicho rumor comprobar la reacción de militantes y simpatizantes? Tampoco parece que esta táctica sea la apropiada en un momento como el presente, en el que crece entre las bases el deseo de regenerar un partido fuerte que defienda la unidad de la nación para la defensa de la igualdad de todos los ciudadanos.
Uno de los políticos que más respeto es Luis Herrero, a quien también tengo por el mejor presentador de telediarios que ha habido en la televisión de España, tal y como demostró en la despojada y defenestrada Antena 3 de antaño. Aquí les dejo con unas breves palabras de él que ilustran el sentimiento de muchos militantes y simpatizantes del Partido Popular. Militantes que piden renovación para presentar batalla en esta difícil legislatura en la que – paradójicamente – el partido socialista da facilidades desde el principio.